"No voy a votar por Irací Hassler. Ha sido una muy, muy mala alcaldesa de Santiago"
"No voy a votar por Irací Hassler. Ha sido una muy, muy mala alcaldesa de Santiago" JORGE CORREA SUTIL, ABOGADO. J orge Correa Sutil este 2024 cumple 70 años.
Y ya casi por 50 milita en la DC, partido en el que se mantiene casi por inercia --o uno podría desprender eso al escucharlo--, pues lo ve carente de proyecto, le incomoda su pacto electoral con el PC, e incluso sus amigos han derivado a las otras nuevas ofertas de centro: Amarillos y Demócratas.
Se define como concertacionista, y no es extraño si se recuerda que su historial político incluye, por ejemplo, que integró la Comisión Rettig en el Gobierno de Aylwin; subsecretario del Interior con Ricardo Lagos y miembro del Tribunal Constitucional (TC) entre 2006 y 2009.
Conversamos con él aprovechando todos esos sombreros --a los cuales les saca provecho en sus columnas en «El Mercurio»--, instalados en su oficina de El Golf, donde aún lo acompaña un precioso escritorio en pino oregón, que ya tenía cuando era signo de estatus tener el estudio de abogados en el Santiago Centro. --Recientemente el TC ha tenido dos fallos polémicos y divididos por 6-4: el de prohibir el sexismo en las escuelas y el que rechazó que la mutualización fuera una indicación parlamentaria en la ley corta de isapres, por considerarlo iniciativa presidencial. ¿Es posible identificar rasgos del TC posconvención? --Los exministros no debiéramos entrar al área chica de lo que haga el TC. Pero me gustaría poner un poco de contexto. La regla de mayoría es esencial a las democracias, pero al mismo tiempo no puede ir más allá de los derechos fundamentales ni de las reglas que hacen posible la democracia.
El que vigila que esto ocurra es el TC y si éste se excede en interpretaciones extensivas o ideológicas de la Constitución, limita la democracia o impide la regla de mayoría sin título de legitimidad suficiente, porque no tiene origen democrático directo. Si en cambio se queda corto, renuncia al imperio de la Constitución y a los derechos fundamentales.
Es un equilibrio muy difícil, que se logra sí y sólo sí el TC entiende que la Constitución es un texto y lo interpreta conforme al sentido natural del lenguaje de un texto. --Los dos procesos constitucionales tuvieron en la mira al TC por su actuar.
Por eso mismo usted ha recomendado prudencia. --Yo lamenté el primer fallo (de isapres), porque me parecía que el proceso legislativo no estaba afinado: había una decisión del Senado que probablemente sería modificada en la Cámara. Y el TC, siguiendo precedentes de prudencia, podría haber dicho que intervendría si eso se ratificaba como acuerdo del Congreso.
Pero intervino a mi juicio, tempranamente --lo que impide el proceso político-y con voto dividido, prestándose a que vuelva a ser acusado --esta vez desde el otro lado, de la derecha-de ser una tercera cámara. --Pero si un sector tiene la mayoría y la aplica, y luego el otro y lo mismo... ¿No es solo realpolitik? --El Congreso o la Presidencia es realpolitik, no el TC. Cuando tú puedes pronosticar los fallos según el origen de sus miembros, deja de ser tribunal y pasa a ser tercera cámara.
Lo que nunca debe pasar es que alguien mire la Constitución con lentes de adherente a un determinado Presidente o bloque político. --En el fallo sobre sexismo le llamó la atención que no se definiera un concepto. --Sí, yo ahí hice una crítica no al TC, sino que a la legislación. Ahora, la única crítica que yo haría a ese fallo del TC es que escribió demasiado: decir que es un deber del Estado "deconstruir" no está en la Constitución. Por lo tanto, ¡deconstruir nada! Si los jueces reemplazan el texto por el "espíritu del texto", terminan imponiendo su ideología por sobre el texto. "No es un Gobierno realizador.
Ya no lo fue" --La otra preocupación que ha expresado es por la política. ¿Qué es lo que le está haciendo más ruido? --Hoy tenemos un Ejecutivo que ha ido ganando en capacidad de gestión, tras partir con nula capacidad de gestión. Y carece ya de proyectos y está administrando problemas fundamentalmente a través del grupo Socialismo Democrático, que tiene los cargos más importantes. Pero ellos no gobiernan su proyecto propio, porque el Gobierno es del Presidente Boric. En definitiva, no es un Gobierno realizador. No se ve por dónde: ya no lo fue. Está también el problema de un legislativo completamente paralizado, lo que en parte explica la falta de realizaciones del Gobierno. Y esa parálisis del Congreso tiene que ver con el sistema electoral y las reglas de cómo se llega al Congreso.
Si no solucionamos esto, no habrá ningún gobierno realizador. --El Gobierno dice que no han renunciado al programa, pero que enfrentan las nuevas realidades del país. ¿Aprecia más dosis de gradualismo? --No hay gradualismo, hay administración de problemas. Lo que pasa, primero, es que no había propiamente un programa: había una música muy atractiva, sin una letra muy precisa. Tenían un discurso contra ciertas cosas --"neoliberal"--, palabras que imantaban --"otro modelo de desarrollo", "otro Chile es posible"--, pero no había un programa coherente, plausible. Segundo, se le vino encima el mundo con el rechazo al texto de la Convención. Y tercero, se le vinieron encima problemas que no eran sus banJorge Correa Sutil, abogado DC "No voy a votar por Irací Hassler.
Ha sido una muy, muy mala alcaldesa de Santiago" El declarado concertacionista se pone varios sombreros en esta entrevista: alerta ciertos desvíos del TC; ve con buenos ojos una carrera presidencial de Tohá y pide reformar el sistema electoral para permitir gobiernos realizadores que no sean consumidos por la atomización del Congreso. F O T OGR AFIA : CL A UDIO COR TE S Por Alejandro Fainé. deras: orden público, seguridad ciudadana, crecimiento. Es como poner a los gobiernos de derecha a lidiar con igualdad, justicia social... ¡ No les calza! No es que ahora sean gradualistas, sino que son pescados que los sacaron de su agua.
Además, dejaron de ser “buenos”: ¡ Chile estaba muy cabreado con los viejos políticos, a quienes se acusaba de corrupción! Y bueno, venían las almas puras... ¡ y resultaron ser igual de grises que todos! —¿La parálisis del Legislativo no será un problema de cultura política, fruto de la polarización? —No sé si está polarizado, o atomizado. Tampoco veo grandes proyectos políticos distintos, sí mucho ruido, provocado fuertemente por el premio al discolaje. El sistema electoral —se sale electo con muy pocos votos— lleva a que el parlamentario busque responder a un grupo pequeño, que depende de granjerías, de cositas, más que de un proyecto país.
La elección en la Cámara de Diputados lo demuestra: había 12 o 15 votos que no se sabía cómo votarían, y que no lo harían por razones ideológicas, sino que en la medida en que alguien les prometiera que no tendrán competencia para la próxima elección, o que tendrán un determinado fondo o proyecto para sus bases, o qué sé yo.
Cada uno hace su negocio y se depende del pirquineo de estos poquitos votos, transformándose en una negociación de favores. —+¿ Arreglar esto pasa entonces por reducir el número de partidos políticos? —Si no funciona el sistema de partidos no va a funcionar nada, Se debe apuntar a reducir el número de partidos en el Congreso.
Podrán existir miles de partidos que traten de ganar adherentes, que expresen su opinión en los medios, pero que en el Congreso no sean más de seis o siete. —¿ Cómo hacerlo? —Primero, con distritos que no pasen de cinco o seis electos, porque de otro modo se eligen personas con muy poca votación. Segundo, fin de los pactos.
Una opción a esto —aunque yo prefiero el fin de los pactos —sería aplicar la regla del 5% (sólo los partidos con votación sobre ese porcentaje a nivel nacional pueden tener representantes en el Congreso), que tiene el problema de que una persona que saque 15% a 20%, pero cuyo partido no alcanza el 5%, no es electa, lo que deja muy frustrado a ese elector. Tercero, parlamentario que renuncia a su partido, parla'mentario que pierde el cargo, lo que terminaría con los díscolos.
La DC “es un partido viejo... La última esperanza fue Carolina Goic” —Respecto a su partido, la DC, Undurraga lo ha definido como de oposición constructiva, pero acaba de firmar un acuerdo electoral hasta con el PC. ¿Ya es un partido de izquierda? —A mí me produce ilusión esto del subpacto Socialismo Democrático-DC, pero de nada sirven los pactos sin proyecto político. Y eso hay que empezar a construirlo. Y yo creo que no hay un proyecto político tampoco en la DC. O yo, que soy militante, no lo conozco... Respecto al pacto, a mí me complica: tampoco supongo que ni la DC se siente demasiado cómoda conmigo ni yo con la DC. Ya he votado en ocasiones anteriores —el plebiscito de la Convención fue una de ellas— en contra de la opinión de mi partido. Ahora, si usted quiere que siga voceando, voto en Santiago y yo no voy a votar por Irací Hassler. Primero, porque me cuesta mucho votar por un comunista — votaría por tres o cuatro de ellos, pero no por cualquiera—, pues me siento muy poco interpretado por un partido que sigue apoyando dictaduras. Y en específico ella me parece que ha sido una muy, muy mala alcaldesa de Santiago.
A lo mejor me expulsan del partido por decirlo, no tengo idea, pero yo también tengo una cierta incomodidad con el pacto. ¿Y Amarillos no es opción? — Trabajé con Amarillos en contra del proyecto de la Convención. Pero cuando se transformó en partido político, no me sentí cómodo. Ni me sentiría cómodo hoy día en una alianza con la derecha. —¿ Por qué? ¿ Por historia pasada? —No solo por historia pasada. Porque a la derecha, teniendo cosas tremendamente positivas, la mueve en exceso el mundo de los empresarios. Y olvidan con mucha facilidad el valor de la democracia y de la justicia social.
Ahora me siento muy complacido, no voya decir cercano, me producen mucha empatía algunos líderes de la derecha como Javier Macaya, Hernán Larraín Matte, Francisco Undurraga, Diego Schalper. — El 93 la DC alcanzó su peak con 1,8 millón de votantes para diputados (27% del total), y 2021 sólo 264 mil (4%). ¿Dónde se fueron esos votantes? — La DC tenía un atractivo porque tenía proyecto, liderazgos, y eso se fue desdibujando. Ahora, le pasa a todos los partidos... ¡Todos tienen un nicho! Pero el nicho de la DC hoy es mucho menor: el viejo freísmo, sus hijos, y personas como yo. Es un partido viejo... La última esperanza fue Carolina Goic, que hizo el discurso en el funeral de Aylwin, y yo tuve una enorme esperanza. Y sacó nada de votos. Fue muy duro, nos pegó muy fuerte: no había adhesión para ese tipo de liderazgos, relacionado con lo socialcristiano, la Iglesia, monseñor Goic... —Quizás el trasvasije a Piñera ya había empezado antes. —Exacto. El piñerismo atrajo a ese mundo. Vamos a ver quién lo vuelve a rescatar. A Evelyn Matthei se le va a hacer más difícil que a Piñera. No por pertenecer a la UDI, sino que por su pasado... —Usted dice que el subpacto le daba un poco de esperanza.
Enrique Correa y Sergio Bitar proponen desde ahí a Tohá como presidenciable. —No veo otro nombre posible ahora. ¿Orrego? —No, yo creo que Orrego —teniendo la popularidad que tiene y la empatía que provoca—, no ha querido presentarse todavía como candidato presidencial. Creo que él sí be que este no es su momento. Ahora, si él tomara vuelo y lo decidiera, yo me sentiría muy cómodo haciendo campaña con él. Me Apostaría doble a sencillo que no van a terminar condenado el general (Yáñez)”. 66 En el Gobierno no hay gradualismo, hay administración de problemas”. Sentiría cómodo con cualquiera de ellos.
“Tener un General Director debilitado, con fecha de vencimiento, es lo peor” —Pero a Tohá le ha tocado todo el tema de la seguridad. —Y más o menos ha salido jugando... Es muy difícil ser candidato a la Presidencia de la República siendo ministro del Interior. Tendría que dejar el cargo con suficiente antelación y estar menos en el peor de los temas.
Si el problema de la seguridad está muy complicado y no es responsabilidad de ella ni de Boric: se debe a un conjunto de otros fenómenos. —¿Se está abordando bien? —Se necesitan leyes, sí —tenemos que mejorar la inteligencia y tener un equipo de dirección sobre las policías mayor—, pero sobre todo es un problema de gestión. Necesitamos personas que infiltren el crimen organizado —y la Ley de Drogas lo permite—, y por ende esa gestión hay que hacerla.
Hace mucho tiempo que dejé de estar en estos detalles, pero por ejemplo Carabineros no tenía, y yo creo que sigue sin tener, una estrategia de cómo patrullar en poblaciones tomadas por el narcotráfico. ¿ Y quién reclaman esa falta de estrategia? ¿ Quién la exige?, ¿quién les pide el plan? —+¿ Para eso se requiere el Ministerio de Seguridad? —Sí, pero depende también de cómo se constituya. Sin un equipo profesional que dirija, sólo será más burocracia. Entonces necesitamos un equipo profesional en Interior o en el Ministerio de Seguridad que pregunten, pregunten, pregunten. Y si no hay buenas respuestas se cambiará al General Director de Carabineros o al Director de Investigaciones.
Pero cambiará porque estoy midiendo resultados, no por una grabación que aparece por ahí. —Con la experiencia pasada que tiene usted, ¿polémicas como las del General Director de Carabineros afectan el día a día? —Es muy importante la cabeza de Carabineros. El Gobierno lo ha hecho muy mal en este tema: tener un General Director debilitado, con fecha de vencimiento, es lo peor. O lo saca o lo apoya.
Pero esto de que “va a ser muy relevante la formalización”, ni siquiera dice “lo voy a sacar el día de la formalización”. Por favor, si este mundo es jerárquico: usted manda al General Director. —¿ Qué lo tendrá apernado? —El Gobierno no se animó a sacarlo porque si lo saca y sube la delincuencia, la derecha le va a decir que es su culpa. —Recuerdo que Bruno Villalobos tenía muy especial con Bachelet.
Le inventaba informes de inteligencia para darle a conocer campañas —que fueron falsas— contra su hija, por ejemplo. —Pero entonces apóyelo pues, y diga que la formalización no es relevante para los efectos de su mantención en el cargo. Salvo que se devele algo... pero sabemos lo que le van a imputar. —¿ Jurídicamente es un buen debate? —Es complejísimo. Yo apostaría doble a sencillo que no van a terminar condenado el general.