MUSEO DE CHAÑARAL: Un sueño más grande que ellos mismos
MUSEO DE CHAÑARAL: Un sueño más grande que ellos mismos POR ANTONIO ALFARO ESCRITOR uando uno entra al Museo de Historia Natural y Prehistoria Rodulfo Amando Philipp, no ingresa a una sala de exhibicio. nes cualquiera, En realidad, cruza el umbral de un sueño colectivo. Uno que nació sin presupuesto, sin grandes instituciones, sin manuales. Nació de doce personas comunes que se propusieron lo extraordinario: fun. dar un museo. No fue un impulso momentáneo ni un pasatiempo de domingo. Fue una convic ción que maduró a fuego lento, como los mejores minerales que hoy se exhiben tras los cristales del musco.
Doce personas de distintas edades y oficios, unidas por la intuición de que su historia la de su puerto tal merecía ser resguardada, se reunie ron en 1976 para formar el "Centro Cultural Hijos de Chañaral", Fueron ellos, Nelson Olave Farías, Juan Blanco Astudillo (fallecido en 1997) Alexis Romo Stretter (fallecido en 2016), Constantino Sicala Cortez, Rubén Olguín Cabezas, Euscbio Timbles López, Pedro Arévalos Fritis, Icán Valle Piñones, Carlos Acdo Fritis, Iván Hidalgo Rangel, Jaime Valle Piñones y Omar Olave Farías No sabían mucho de muscología ni tenían fondos ni vitrinas. Pero sí tenían algo esencial: la voluntad. La voluntad de recuperar insectos, mapas antiguos, huesos, herramientas, objetos sin valor comercial, pero con un valor simbó. lico y cultural incalculable. Porque esos objetos hablaban. Hablaban de un pasado que no querían que se perdiera. Hablaban de mineros, de geólogos, de niños curiosos, de mujeres que teieron su historia al margen de los libros oficiales. Había objetos en los roperos, en los altillos, en los cajones de las abuelas. Bastaba con mirar bien, con hacer las preguntas correctas, con atreverse a tocar la memoria. Y fue así como, siete años más tarde, el 22 de julio de 1982, se materializó cl milagro: el museo abrió sus puertas. Sin cortinas rojas ni discursos de gala. Con estanterías prestadas, una casa prefabricada y mucho corazón. "No fue un camino liso", recuer da Nelson Olave, su fundador, su director, su centinela. Y no lo fue.
Porque fundar un museo sin ser parte de una universidad ni deunaparato estatales, en palabras simples, vna proeza, Hubo trabas, incomprensiones, carencias, Hubo trabas, incomprensiones, carencias, Hubo trabas, incomprensiones, carencias, Hubo trabas, incomprensiones, carencias, Hubo trabas, incomprensiones, carencias, Hubo trabas, incomprensiones, carencias, Pero también hubo fe. Fe en que los objetos donados por vecinos cobrarían un nuevo significado si eran compartidos. Fe en que un museo no era solo para científicos o tu ristas, sino para todos. Fe en que la historia o está en el pasado, sino en las manos de quienes deciden conservarla Juan Blanco Astudillo, uno de los pilares iniciales, autodidacta apasionado de las ciencias maturales, contagió esa fe. Su partida prematura no fue en vano: su legado está impreso en las vitrinas, en ls etiqueta es. critas a mano, en el eco de cada visita escoJar. Como él, muchos otros aportaron desde el anonimato. Algunos siguen. Otros se fuezon. Pero todos forman parte de est relato. El museo nació primero en una casa pre fabricada gestionada con la Intendencia Reional. Luego debió moverse por neces des urbanas. Desde 1993, funciona en una casa antigua de la calle Buin $18, que alguna vez fue biblioteca y consultorio. Hoy esa es tructura está ftigada, agritada, pero sigue en pie. Como el sueño, Y sigue en pie porque la historia de este museo no se mide en metros cuadrados, sino en el amor quello sostiene. En esas cua. tro habitaciones se despliega una colección viva: meteoritos, piezas arqueológicas, mi erales, taxidermia, instrumentos militares, objetos que cruzaron siglos para encontrar se aquí. Cada unidad de exhibición es una se aquí. Cada unidad de exhibición es una se aquí. Cada unidad de exhibición es una se aquí. Cada unidad de exhibición es una se aquí. Cada unidad de exhibición es una se aquí. Cada unidad de exhibición es una ventana al pasado, pero también un espejo del presente. ¡No es un museo decorativo ni ceremonial. Es un centro vivo. Este mes = al cierre de esta crónica lo han visitado ya 186 personas, muchas de ellas especialistas: ecólogos, ar queólogos, profesores, curiosos con hambre de saber, Otros eran niños con los ojos bien abiertos. Para todos ellos, el museo tiene algo que decir, Porque está reconocido por el Miúnisterio de las Culturas, sí. Pero sobre todo porque está reconocido por su comunidad. porque está reconocido por su comunidad.
LA VOCACIÓN QUE SOSTIENE LO IMPOSIBLE Pero hay algo más profundo que late aquí, algo que no se mide con cifras ni con medallas, Lo que mantiene vivo este musco noes solo su colección, sino la vocación in quebrantable de quienes lo sostienen. Una vocación quese vuelve casi invisible parael ojo externo, pero que es la médula de este proyecto. Nelson Olavelo ha dichosin vanidad pero con la certeza de quien ha resistido tormentas: esto ha sido una cruzada.
Una lucha contra la fragilidad del tiempo y la erosión del olvido, Levantar un museo en una ciu dad pequeña reconocimiento, es casi un acto de fe, Y sin embargo, aquí están, más de cuatro décadas después. después. «on recursos escasos y escaso Para Nelson, esta tarea munca fue un sim ple trabajo.
Fue un compromiso vital, una forma de honrar la historia y devolverle ig. sidad a lo que otros consideran desechable, sa vocación de servicio público no nació de un cargo ni de una beca, Nació del contacto directo con la comunidad, con los niños que preguntan, con los adultos que recuerdan, con los investigadores que agradecen, Hay en este tipo de oficios una entrega que muchas veces es incomprendida, ¿Por qué dedicar la vida a conservar un fósil, una carta amarillenta, una herramienta anti gua? Porque ahí, en esos vestigios, vive una parte del alma de un pueblo. Porque lo que o se cuenta, desaparece, Porque lo que no. se conserva, muere. Y porque si no somos nosotros, ¿quién lo hará? Nelson lo explica con palabras sencillas, pero de fondo hondo: "Esto es una manera de entender el mundo. Nos reconocemos entre quienes compartimos esta mirada, esta ur gencia, esta responsabilidad.
No por elits mo, sino porque es un llamado de nuestros. ancestros y la historia, Y cuando uno recibe. vn llamado así, no puede hacer oídos sordos". Ese Nlamado también lo escuchó en 2006 Gustavo Tapia, compañero de ruta y amigo. entrañable del museo. "Esto ya es parte de uno", dice con la naturalidad de quien ya no stingue entre el museo y su propia histo ría personal. La línea que separa al indivi duo del proyecto desaparece. Porque cuando uno dedica su vida a proteger la memoria de otros, también está narrando la propia. de otros, también está narrando la propia. de otros, también está narrando la propia. ELSUEÑO FUTURO: UN MUSEO ALA ALTURADESUHISTORIA El museo que hoy resist sobre vigas can sadas sueña con ser mucho más que un espacio digno: sueña con ser un legado. No se trata de crecer por crecer, ni de moder nizarse solo por exigencias técnicas.
El sueño es profundo: tener una infracstrue tura construida desde cero, pensada y dise ada para albergar la memoria con el respeto que merece Nelson Olave lo ha dicho claro: "El museo debe proyectarse, no solo resistir. Y esa pro yección implica imaginar un edificio sól do, funcional y hermoso. Un espacio donde cada unidad de exhibición tenga su sala de depósito, donde cada depósito cuente con un investigador y su asistente, Porque un museo no esoo lo quese muestra: es lo que se resguarda. Hoy, la casa donde opera el museo presen: ta riesgos. El concreto armado de 1946 no soporta más. Las termitas, la humedad, la soporta más. Las termitas, la humedad, la soporta más. Las termitas, la humedad, la soporta más. Las termitas, la humedad, la use 0. MUSEO DE CHAÑARAL: Un sueño más grande que ellos mismos fragilidad estructural amenazan la colec ción. Y sin embargo, día tras día, el equipo sigue adelante, colocando trampas para roedores, ventilando vitrinas, do limpias las saas. Pero ya no basta. El nuevo museo debería contar con es. pacios educativos, una biblioteca especializada, un archivo digital, una sala interactiva para los niños. Y sobre todo, debería convertirse en un polo cultural que revitalice el alma de Chañaral, como una antorcha que inspire a otros pueblos a contar su historia, con orgullo y memoria. Como dice Gustavo: "Un museo no es un edificio con cosas antiguas. Es una he rramienta para el futuro". Y por eso, sue fan con que ese futuro llegue, Porque: historia no puede esperar eternamente en estructuras frágiles.
Porque lo que resiste merece florecer merece florecer merece florecer ¡ ntenien¡ ntenien¡ ntenien¡ ntenien¡ ntenien¡ ntenien¡ ntenienEn un mundo que avanza a toda y locidad, donde la novedad reemplaza la reflexión y los algoritmos dictan qué es relevante, defender la memoria se ha convertido en un acto de resistencia, Y o es, precisamente, lo que este museo ha hecho por más de cuatro décadas: re sistir el olvido, Cada fotografía, cada fósil, cada ar facto minero que reposa en las salas, ha sido testigo de una historia que pudo desaparecer. Pero no lo hizo. Porque hubo quienes decidieron recogerla, clasificarla, compartirla, Porque hubo --y hayun: conciencia clara: sin memoria, no hay identidad. Y sin identidad, no hay futuro.
Hoy; cuando mi Hoy; cuando mi Hoy; cuando mi Hoy; cuando mi Hoy; cuando mi Hoy; cuando mi has voces claman por justicia ambiental, por verdad histórica, por dignidad patrimonial, el museo se vuelve aún más relevante. Es una trinchera invisible, silenciosa, pero poderosa.
Porque lo que aquí se resguarda no es solo materia: es sentido, Es historia viva, solo materia: es sentido, Es historia viva, solo materia: es sentido, Es historia viva, Cuando uno se detiene en la penumbra tibia del musco, frente a una roca mile aria o una fotografía sepia, no plemente observando, Está viajando escuchando el eco de una comunidad que decidió no olvidar.
Está presenciando el acto más humano de todos: la voluntad acto más humano de todos: la voluntad acto más humano de todos: la voluntad acto más humano de todos: la voluntad de recordar, Este 22 de julio, Este 22 de julio, ando el museo cum pla 43 años, no habrá alfombra roja ni fuegos artificiales.
Pero habrá algo más poderoso: una comunidad que vuelve a mirar sus raíces, un visitan mirar sus raíces, un visitan mirar sus raíces, un visitan mirar sus raíces, un visitan mirar sus raíces, un visitan ma sencilla, íntima, es el mayor homenaje es el mayor homenaje que un museo puede recibir: Porque en tiempos de inmediatez, el museo es pausa, En tiempos de ruido, es susurro, En tiempos de bandono, es abri susurro, En tiempos de bandono, es abri Ta novedad, Chas la historia, la la historia, la al custodia lo esencial: -moria, la dignidad.
Y si bien los fundadores pasarán, como pasamos todos, quedará lo más valioso: la semilla que plantaron, Porque como dicela frase que alguna vez. se leyó en una de las paredes del musco: "La eternidad cabe en una vitrina, sl alguien se detiene a mirar con el corazón abierto: Ese alguien puede ser cualquiera de nosotras, nosotras,.