MARCELA CORREA, ESCULTORA
MARCELA CORREA, ESCULTORA II r A i IiIL es u ile r a ____ 1 çj1 1 1 MARC CORR A. MARCELA CORREA, ESCULTORA SUS PIEDRAS HABLAN DE UNA CONSTANTE PORFÍA CONTRA LA GRAVEDAD Y FUE ELEGIDA POR LA CASA MCQUEEN, EN LONDRES, PARA ENTRELAZAR SUS PERSONAJES CON MODA Y FICCIÓN. SU SUEÑO ES ARTICULAR UN CENTRO DE APOYO PARA NIÑOS AUTISTAS CON ÉNFASIS EN EL ARTE. LO HACE EN NOMBRE DE SU HIJA OLIVIA Y DE MUCHAS MADRES QUE, COMO ELLA, HAN ENCONTRADO FELICIDAD A TRAVÉS DE LA CREACIÓN. Por Alfredo López J. Fotos Bárbara San Martín CRECIÓ ENTRE PROVIDENCIA Y LA CASA FAMILIAR EN TALCA, DONDE SU PADRE ERA JUEZ Y, ADEMÁS, el creador del Museo Villa Cultural Huilquilemu, hoy perteneciente a la Universidad Católica del Maule. Un lugar que posee un valioso acervo de arte religioso y de objetos que dan cuenta de las costumbres del valle central del país. Para Marcela Correa Maturana (61 años), escultora, casada con el arquitecto Smiljan Radic y madre de Tristán y Olivia, ese mundo pudo ser un detonante de su futuro como escultora. Pero no. “De cómo llegué exactamente a ser artista, no tengo idea.
Supongo que tenía un par de facilidades y como vivía en Pedro de Valdivia Norte, sencillamente entré a arte en el Campus Lo Contador, de la Universidad Católica”, dice desde su enorme taller en avenida Independencia. Necesita la amplitud, al igual que su otro espacio en Vilches, en la comuna de San Clemente, a unos 300 kilómetros al sur de Santiago.
En ambos lugares elabora sus estrategias, donde por ejemplo hace dialogar materialidad con situaciones de precariedad o incomodidad en el paisaje (“Corral”, Galería Patricia Ready 2016), o sus “Monos” realizados en papel encolado y resma epóxica que aparecen como personajes entre la ficción y la realidad. “No son más envoltorios de cuerpos vivos, confitados e hinchados de sí mismos”, explica.
Esos “Monos” fueron los que llamaron la atención, hace un par de años, de Sarah Burton, la misma del vestido nupcial de la princesa de Gales, en los tiempos en que estaba a cargo de la casa Alexander McQueen. La invitó a que creara un personaje en torno a un vestido amarillo de sus colecciones y que después se expuso en la tienda principal de Londres.
La interdisplina es importante para usted, ¿cómo comenzó este trabajo junto a Sarah Burton? Ella primero trabajó con Smiljan y luego vio un trabajo mío en una publicación sobre nuestra casa en Vilches y dijo: Esto es lo que yo quiero. Era una obra de madera enorme que se expuso en la Sala Gasco y luego en Londres.
Al tiempo, me invitó a un segundo proyecto donde sumaba a mujeres artistas del mundo y les entregaba un look para que interactuaran con cada obra. iFue genial! Yo le mostré los Monos que estaba haciendo y elegí el famoso vestido amarillo. Fue muy atractivo construir eso. Para llegar a ese momento, Marcela hizo un largo recorrido por ideas y materialidades. Todavía recuerda que, desde el primer día en la universidad, apareció la escultura como un lenguaje definitivo. “El tema manual, volumétrico y tridimensional, me llamó de inmediato la atención. En esta cosa de trabajar sobre el plano y con el lápiz, no me iba tan bien. Tal vez no me gustaba mucho. Salvo el grabado, que fue algo que también investigué”, relata. Entonces, ¿cuándo sintió que comenzó a tener un lenguaje lenguaje más personal? Llegó pronto, en la escuela. Comencé con una serie de trabajos trabajos más livianos, como ángeles. Al tiempo, me metí con materiales más tradicionales y a aprender técnicas que no había conocido en la universidad, como piedra y madera. Me empecé a llenar de herramientas herramientas y, sobre todo, a recolectar materiales. Eso me encantó. En ese camino, ¿a quién reconoce como maestros? Tuve profesores muy importantes, como el escultor Francisco Gazitúa, quien era amigo de mi papá. Con el tiempo, me hice muy amiga de Munchi, su hija menor. Además, ella es la madrina de Olivia, mi hija. VILCHES Y EL ALTAR DE GRANITO Para lograr sus proyectos trabaja en equipo. Llama la atención en su taller el tamaño de las piedras que ella transporta, mide y luego incluso replica mediante nuevas materialidades. “Yo sé todo lo que eso significa. El camión, la grúa, ir a la cantera, elegirla, cargarla, después bajarla, moverla”, explica. Y prosigue: “Para. MARCELA CORREA, ESCULTORA mover piedras más grandes, siempre llamamos a Caroca, la misma misma persona que trabaja con la mayoría de los escultores de Chile. Es un tipo maravilloso, de una gran calma. La verdad es que llevo años en esto de las cuñas y las poleas”, desliza. Para su repertorio, ¿de qué se nutre fundamentalmente? ¿ De la naturaleza? A pesar de que nunca la uso como una cita directa en mi obra, creo que todo comienza por ahí. Para mí ha sido muy importante seguir conectada desde niña a la cordillera de Vilches. Ahora con Smiljan hemos logrado tener ahí un espacio demasiado lindo. Es un microclima con bosque valdiviano, con las aguas cristalinas del río Lircay, muchos robles, aire de montaña y, relativamente, muy cerca de Santiago. Muchos de mis proyectos los he trabajado ahí, algo que ahora pienso retomar. También estoy feliz en este espacio espacio en Independencia, donde comparto con otros artistas como Sebastián Preece y Josefina Guilisasti. En todo este camino, ¿cómo define su trabajo?, ¿cómo lo presenta? La verdad es que no me gusta definirlo yo, pero al menos debería debería saberlo. De todas maneras es un amor al volumen y hacia la forma, porque soy obsesiva. Puede haber cinco piedras y ninguna gustarme. Me tiene que decir algo a nivel físico. Tal como le pasa a los fotógrafos que no se acomodan a todos los tipos de luz. Yo soy de las que necesita comunicarse con las formas que me brinda el material, donde no solo están las piedras, sino el bronce, la madera, la tela, el papel, el cartón. O sea, todo lo que tenga tridimensionalidad es susceptible susceptible de transformarse en una estructura... De repente veo una caja de un pedido y la guardo. Por eso soy tan cachurera, pero al mismo tiempo voy usando todo. Sin embargo, uno siente que usted tiene una especial mística por las piedras. Es cierto, pero con la madera también. Tiene otro ruido al trabajarla. Con piedra he hecho muchas cosas que han marcado mi obra. Como el altar mayor de la Catedral de Santiago, que es una gran pieza de granito. Nos demoramos toda una noche para cruzar la bóveda completa con la ayuda de tecles para no estropear los pisos. A propósito, ¿cómo observa que los chilenos nos relacionamos relacionamos con la protección de las esculturas públicas? Yo he tenido experiencias muy malas. Precisamente la obra “Copy Paste”, que después se expuso una parte de ella en la Galería Galería Patricia Ready, alcanzó a estar un mes en el espacio público en medio de la carretera. Poco a poco se empezaron a robar el bronce, que después lo venden a kilo. Incluso guardaban las herramientas adentro mientras sacaban sus partes. Finalmente, quedaron algunos pedazos que ahora están en mi jardín. Esto del robo de bronce pasa en muchas partes, no solo en Chile. Es una pena, porque es uno de los pocos materiales que resiste la intemperie. intemperie. Aun así, creo que la gran mayoría de la gente aprecia ver una escultura en el horizonte. Pienso que se trata de algo puntual, que no tiene que ver con algo político o social. En Chile, desde hace varios años, el MOP organiza concursos de arte para escuelas, escuelas, aeropuertos, complejos fronterizos, hospitales y carreteras. Siempre les digo a los artistas jóvenes que participen, es un buen aprendizaje.
Creo que la escultura, sobre todo en lugares donde se pasea con niños o se descansa un rato, debería ser cercana, amable, parte del paisaje cotidiano. 4Echa de menos la presencia del general Baquedano en la Plaza Italia? Es muy raro el vacío que dejó su ausencia. Pero más extraña aún es la idea de traerlo de vuelta, de vuelta a un lugar donde ya no es posible reunirse a celebrar ni a protestar. UNA DUPLA JUNTO A SMILJAN, Qué otras obras suyas del espacio público la enorgullecen? Hay varias. “Campana” en Viña Vik y que está hecha de chatarra. chatarra. Obviamente, “Niño escondido en un pez”, que originalmente fue presentada en la Bienal de Venecia de 2010. Ese trabajo fue junto a Smiljan, mi marido. ,Con Smiljan cómo se conocieron? Lo conocí en la universidad, él estudiaba arquitectura y yo arte. Somos del mismo campus. Primero trabajábamos juntos, porque él era presidente del Centro de Alumnos y yo representaba a la Escuela de Arte. Cuando jóvenes era un hombre muy apasionado por lo que hacía, se fue a Italia, a Grecia y en uno de sus viajes a Chile pinchamos. Luego me fui a encontrar con él y ahí partimos. Nos casamos recién en 1996. ,Y cómo es esto de tener un marido que es también su dupla creativa? Nos hemos acompañado mucho en este camino. La gente gente seguramente reconoce más su trabajo, con obras como el Teatro Biobío o el restaurante Mestizo. Juntos somos rápidos y ya tenemos un lenguaje. En la casa hablamos de la Pyme (dice entre risas). Son padres de dos hijos.
El mayor, Tristán, está. en Chicago cursando un doctorado en matemáticas, “con quien hablo todos los días por teléfono”. La segunda es Olivia, de 22 años, “una niña preciosa, adorable y autista, dueña de una personalidad genial. Ella va al colegio Credere, en Las Condes. Yo he llevado a muchas mamás allá y es increíble. Ahora queremos desarrollar un proyecto para el futuro de nuestros hijos”. ,De qué se trata? Queremos y debemos armar algo. Un centro al que puedan ir nuestros hijos cuando ya sean adultos. Y, sobre todo, para cuando nosotros, los padres, ya no estemos. Hay familias que no tienen más hijos, o sencillamente los otros hermanos no quieren o no pueden hacerse cargo.
En lo personal, ¿cómo se transformó su maternidad después de Olivia? ¿ Qué quedó en usted? Quedó la sensación de que ser mamá siempre es difícil, aún más si eres la madre de un niño especial. Tienes que desplegar mucho amor e iluminarte de todos los ángeles del cielo para tener fortaleza. Por eso yo amo a todas esas mujeres que enfrentan circunstancias como la mía. ,De dónde sacó fuerza? Me nutrió tener un buen compañero, un súper partner, un súper súper papá. De igual modo, mi mamá que vivía al lado y mis cuatro hermanas. En mi familia hay varios niños especiales. Entonces, entre todas logramos apoyarnos.
De ahora en adelante, mi gran misión es poder unir voluntades y articular algo importante, hacer algún centro que vaya en ayuda de estos niños y sus padres, donde donde puedan avanzar a través de terapias artísticas. A mi hija.
MARCELA CORREA, ESCULTORA - 1s muy raro el vacio que dejó la ausencia dl cnral Baquedano en la Plaza Itilia. iPro m extraña aún es la idea de trerlo de vuclt4 a un ludar donde ya no es posible reinirse ILcc1ehI r ¿ [i1I IL1JI IJ. IIiI. ELI F II LiI I1][l 1 1 IMARCELA CORREA PARA ALEXANDER MCQU 27. MARCELA CORREA, ESCULTORA is(o del robo de bronce pasa en muchas partes, no solo en Chile. Es una peni. -\un así, creo que hi giun maoría de lacntc aprecia ver una escultura en el horizonte”. Olivia lo que más le gusta es pintar, por ejemplo. En eso estamos estamos con otras mamás, como Ale Wood y Claudia Álamo. Y en lo más personal, ¿cuál ha sido el aprendizaje? El arte me ayudó a salir adelante. No solo para mí, sino también para Olivia. Ella me ha visto feliz creando y comparte comparte ese gusto. Ahora queremos irnos los tres, a Londres y Barcelona, en busca de nuevas experiencias creativas para su desarrollo. Uno puedo amar mucho a un hijo o una hija, pero más importante es ser feliz junto a ella.. L 1. “_ _. 4.