Educación: la batalla ideológica que nos condena
Educación: la batalla ideológica que nos condena Opinión Marcelo Trivelli Educación: la batalla deológica que nos condena Chile se ubicó en el último lugar en comprensión lectora 31 naciones evaluadas según el informe PIAAC 2023 CDE. Casi la mitad de los adultos chilenos no alcanza ompetencias mínimas para leer un texto simple, er operaciones matemáticas básicas o enfrentar un ma cotidiano. Esta carencia es aprovechada por ticos inescrupulosos conscientes que la ciudadanía es y vulnerable frente a la desinformación, la manipulación rismo. Dnvivencia y la democracia están en peligro y rán estándolo porque la respuesta del sistema s de lo mismo: reforzar matemáticas y lectura acumular horas de clase bastará. Lo ocurrido en s semanas en diversas escuelas chilenas revela la crisis es más profunda.
Los profesores violentando studiantes por pensar diferente y expresarlo en la sala c: no son hechos aislados, sino síntomas de un o educativo que privilegia la obediencia por sobre samiento crítico, la disciplina rígida por sobre el, la imposición de contenidos por sobre la formación, Jadanos libres.
Cuando el aula se convierte en pacio donde disentir se castiga con violencia, la fracasa en su misión esencial: formar personas Je vivir en comunidad democrática. as tanto, en otras latitudes se discute en clave Dinamarca, por ejemplo, promueve y fomenta la y entiende que leer no es una obligación escolar, o un placer cultural que debe estar al alcance de todos. L;,,.. ,, tiempo, decidió prohibir el uso de teléfonos n colegios y clubes extraescolares, no para r, sino para recuperar la atención, la conversación a y el sentido de comunidad. Allí la educación se como un derecho universal, gratuito y de calidad, aprendizaje por proyectos, la participación y el bienestar socioemocional tienen tanto peso aritmética o la gramática.
Chile, en cambio, llevamos casi 15 años sin rr el currículum escolar, mientras que en los países la OCDE con mejores resultados los procesos de ualización se realizan periódicamente, a partir de los o años y nunca superando los diez años. La diferencia : mientras allá se actualiza pensando en los sociales, tecnológicos y culturales, aquí seguimos entrampados en disputas ideológicas. Lo más grave es que en nuestro país el curriculum y la educación han sido históricamente una batalla política en la que niñas, niños y jóvenes rara vez han estado en el centro.
Cada reforma se mira como una oportunidad para imponer visiones, no como un esfuerzo por dar mejores herramientas de vida a “ más lo necesitan. ciente rechazo del Consejo Nacional de Educación puesta de nuevo currículum presentada por el b vuelve a mostrar esa fractura.
Lo cierto es uimos discutiendo cuál es la intención ideológica de qué materias entran o salen, cuántas se imparten y con qué énfasis, pero ignoramos rdaderamente esencial: el clima en las aulas, la de diálogo, el respeto por la diversidad de. s y el bienestar de las comunidades educativas.. . pregunta es incómoda: ¿ queremos un sistema que prepare a los estudiantes para repetir información, callar y obedecer en la sala de clases y después en la vida laboral o uno que los impulse a pensar, disentir y construir en común? Atrevámonos a proponer qué hay que sacarle al currfculum y no cuanto agregarle, a darle libertad curricular irectivos y docentes en vez de agobiarlo con exigencias agógicas y administrativas.
En definitiva, erradiquemos la batalla ideológica de la cación y atrevámonos a creer en las escuelas, sus rectivos, docentes y profesionales de la educación a avés de un proceso de desregulación para terminar con entralismo del Ministerio de Educación de tal manera florezcan iniciativas en las aulas beneficiando a niñas, os y jóvenes..