Elisa Bindhoff...
Elisa Bindhoff... su mujer, Ruth. Participó en encuentros y en uno de ellos, en diciembre de 1943, conoció a André Breton en un café. Se cuenta que a él le habría seducido su belleza y mirada, y a ella tal vez esa cabeza grande con el pelo desordenado, y especialmente la personalidad del fundador del surrealismo. Nunca más se separaron. Se conoce poco sobre Elisa Bindhoff o Elisa Breton en nuestro país. Su historia se fue desdibujando aquí, pero en Francia no ha sucedido lo mismo.
Hace poco más de dos meses, el Centro Pompidou de París dio a conocer una reveladora investigación que la sitúa como "La otra arquitecta del famoso `Muro' de Breton" y la reconoce como "una figura que participó activamente en el surrealismo". Elisa, Breton y el "Muro" Elisa Bindhoff era una mujer culta. Provenía de una familia viñamarina de origen alemán como muchos de los que llegaron a Valparaíso. Su padre fue uno de los fundadores de la Bolsa de Comercio. Y ella tuvo la oportunidad de viajar mucho, antes de conocer a André Breton. Había sido una gran pianista en su juventud. Poco tiempo después de conocer al surrealista, en 1944, el poeta escribió el significativo y complejo manuscrito "Arcane 17". Se lo dedicó a Elisa. Se convirtió en su musa y en la compañera en los últimos 30 años de vida del líder de ese movimiento vanguardista.
En 1945 se casaron, y luego se fueron a vivir a París, en 1946, al mítico departamento de la Rue Fontaine número 42, que era del poeta desde 1921 y que estuvo desocupado durante la guerra. Era el lugar de trabajo de Breton: ahí se inició el movimiento surrealista y ahí se juntaban sus adherentes.
El premio Nobel Octavio Paz fue muy cercano a la pareja, los conoció en 1947, y le escribió una carta a la escritora y periodista Marcela Godoy sobre Elisa titulada "La niebla y el relámpago", en la que dice: "Al hablar de Elisa menciono la palabra dulzura. Tal vez sea más exacto decir transparencia. Claridad, (tenía) un temperamento diáfano... Tenía también sentido del humor. Creo que amaba profundamente a Breton. Al hombre tanto más que al escritor.
André la salvó de una grave crisis moral por la pérdida de su hija". Y revela: "La influencia de Elisa sobre Breton, aunque secreta, fue muy honda: era un hombre que atravesaba por períodos de melancolía y abulia interrumpidos por estallidos, a veces de entusiasmo y otros de cólera.
Elisa calmó ese temperamento impetuoso". Octavio Paz estuvo muchas veces en el departamento de la pareja en medio de la colección de Breton que invadía los muros de su casa. "Tenía un montaje espectacular sostenido por una compleja estructura de madera", relata el estudio del Pompidou.
Pero la mayor y más novedosa contribución de esa investigación científica es la conclusión de que "Elisa Breton es la otra arquitecta del famoso `Muro', que tiene una colección excepcional de obras de arte y de objetos recolectados.
Ella está representada en el corazón del `Muro' y su retrato aparece discretamente arriba de una versión del famoso volumen de Giacometti, `La boîte-en-valise', y no lejos de una piedra reencontrada por el poeta que es el recuerdo del paraíso terrestre que le dedica a ella", puntualizan.
El impactante "Muro" --que ingresó al Pompidou en 2002, gracias a una donación-evoca la segunda pieza del departamento parisino con las 255 obras y objetos que fueron coleccion a d o s y p r o t e g i d o s p o r Breton. "Él no dejó de enriquecerlo guiado por un deseo de apropiarse de los poderes de aquellos objetos que le causaban sorpresa y cuestionamiento", señala la investigación.
En el "Muro" hay obras de Picasso, Picabia, Miró, Giacometti, Duchamp, que "eran cuidadosamente coleccionadas y que hacen eco de su poesía del ojo en estado salvaje". Y hay allí, de igual importancia para Breton, máscaras, objetos oceánicos, piezas precolombinas, objetos populares, jaulas de mariposas, piedras... Las contribuciones de Elisa al surrealismo, desde su llegada de París, "se encuentran en numerosísimas revistas de las décadas del 50 y 60. Y ella como artista junta y hace cajas surrealistas y con numerosas fotografías que juegan un rol importante en el enriquecimiento de la colección. El estudio de la correspondencia entre ambos confirma el importante lugar que el poeta le asigna", subraya el estudio. Las primeras cartas están fechadas en enero de 1944, año en que Elisa viajó también a Chile y expresa todo el poder del sentimiento que los une. Él escribe también sobre sus sentimientos y lo lleva a las páginas de "Arcano 17". Escribe el poema "El menor rescate, al país de Elisa", sin conocer Chile. Parten al sur de Estados Unidos y se fascinan con las ceremonias rituales y objetos de pueblos originarios de Norteamérica. "Elisa viajará mucho más que André. Y lo hace también después por Europa acompañada de amigas.
Durante una estada en Alemania, en 1954, Breton le pide conseguir documentación y piezas del Museo de Oceanografía de Hamburgo que alimentarán las difíciles reflexiones que lleva sobre el arte mágico", se destaca en la investigación realizada en Europa.
Elisa jugó un papel muy activo en la colección: "Lo incita y motiva en cada desplazamiento atentos a las maravillas locales... (Elisa hasta se traslada por Buenos Aires recolectando con amigos del movimiento el objeto "del nuevo amor de Breton: las ágatas", contaba con humor). En Francia protagonizó las negociaciones para la adquisición de obras del simbolista Charles Filiger que se encuentran en el centro del `Muro', sobre la foto de ella y al lado de una naturaleza muerta. Por último, parte de la rica correspondencia que da cuenta de su vida apareció en el refugio de veraneo que tenía la pareja junto al mar en la villa Saint-Cirq-Lapopie. Exposición rinde homenaje La exposición inaugurada ayer en una sala del Palacio Vergara de Viña del Mar, "Elisa, 100 años de Surrealismo", rinde homenaje a la persona y a la artista. Con la curaduría de Ernesto Muñoz, incluye valiosos documentos de los inicios del surrealismo y obras de más de 20 artistas de la escena nacional.
Una de las surrealistas chilenas de hoy que participan es la artista Magdalena Benavente (editora de la revista que promueve el surrealismo llamada Honidi). Exhibe la pintura "Conjetura de una sirena", "en la que intento rescatar los objetos mutables de la actividad onírica expresados en este arquetipo". Carlos Delgado expone un díptico orgánico en un espacio de color. El surrealista Aldo Alcota está con "Monstruos casi marítimos", 2023, "proveniente del error y del buceo en las aguas de la imaginación", señala. Hay obra de Francisca Valenzuela, "quien trabaja con el desaliento y el despojo a partir de lo sueños. Y están las dos figuras aéreas de Filipa Eyzaguirre", entre otras, señala el curador. Pero entre las artistas visuales que cultivan estilos distintos y que trabajaron originales obras para este homenaje a Elisa, están María Soledad Chadwick y Verónica Aspillaga.
La artista y profesora de arte Verónica Aspillaga cita las cajas que hacía Elisa y que destaca el Museo Pompidou. "Es una instalación con cajas sobre madera llamada "Ce n'est pas une voleé d'oiseaux". Cito a Elisa y algunos elementos trabajados por ella como plumas, siluetas de pájaros, mariposas, recortes de papel". Aspillaga cita además a Dalí y a Magritte: "Porque estos no son pájaros en un árbol, sino que son unos no-pájaros posados en un no-árbol fragmentado.
Son siluetas recortadas sobre impresiones diversas de cielos, follajes, trigales... Y las espirales sumergen en el mundo onírico de sueños y pesadillas... ". La artista realizó además un dibujo del rostro estilizado de Elisa, en alambre.
En tanto, una instalación integrada por cuadros que parten de una historia familiar, "Alicia-Elisa, juegos y sueños", expone Soledad Chadwick, Premio de la Crítica 2023. "El trabajo se inspira en mi abuela Alicia Marchant Lyon y en Elisa Bindhoff Enet. Las dos eran mujeres muy lindas.
Se casaron con dos primos hermanos y vivieron en Europa, siempre relacionadas con el arte y la cultura". Chadwick hizo una instalación que recurre a marcos de distintos formatos y materialidades que aparecen como ventanas y que instaló sobre un género rojo que los realza. "Trabajé la obra utilizando una asociación libre de objetos que surge del subconsciente con una intención lúdica... ". Un coleccionista del surrealismo Un capítulo de especial interés de la exposición lo constituyen los préstamos que hizo el escritor y gran coleccionista que vive en Talca, Guillermo García, editor de Pequeño Dios Editores y de D21, junto a Pedro Montes. "Mi interés por el surrealismo partió al comprar una parte de la biblioteca de Enrique Gómez Correa. Para la exposición presté algunos fotocollages que fueron enviados por Jorge Cáceres (surrealista chileno) a André Breton y Elisa. Los adquirí en el remate que se hizo en París de la colección Breton", cuenta. También facilitó uno de los cuadros de Braulio Arenas que estaban en el departamento de Breton y Elisa. "Tengo tres cuadros del maestro Arenas que los muestra en una faceta bastante desconocida. Esos cuadros los llevó Cáceres a París en 1947". Guillermo García prestó además el primer número de la revista Mandrágora, obra fundacional para el movimiento surrealista en Chile.
El coleccionista cuenta, desde un viaje en París (donde siempre va a saludar el "Muro Breton", y aprovechó para comprar entradas para ver a Brâncusi), que tiene "numerosas fotografías originales de André Breton, libros y primeras ediciones de sus manifiestos; por ejemplo, el que fue publicado en 1924 y que marca los 100 años del movimiento". Nada menos.
Los documentos se exhiben en vitrinas y paredes del Palacio Vergara junto a ejemplares de la revista Derrame, de surrealistas chilenos, y piezas de esos años fundacionales del movimiento, que estuvieron en el mítico departamento de Elisa y del padre del surrealismo, André Breton, en la Rue Fontaine en París. El "Muro Breton" se expone en el Pompidou. Fue una gran inspiración para el surrealista. Integrado por 255 piezas, entre ellas de Picasso, Picabia, Miró, Duchamp, numerosos objetos ancestrales, populares y hasta piedras. La foto de Elisa está en un lugar central discreto arriba de la "esfera" de Giacometti. MUSEO POMPIDOU Soledad Chadwick trabajó con el subconsciente en su instalación "Alicia-Elisa", detalle de obra.
SOLEDAD CHADWICK Magdalena Benavente (editora de revista Honidi): "Intento rescatar aquí los objetos mutables de la actividad onírica expresados en el arquetipo de la sirena". MAGDALENA BENAVENTE Verónica Aspillaga rinde homenaje a las cajas que hizo Elisa y cita a Dalí y Magritte. "Estos son unos no-pájaros posados en un no-árbol fragmentado". Detalle de uno de los 12 cajones. VERÓNICA ASPILLAGA Elisa contuvo a Breton en sus períodos de melancolía y abulia, y en los de cólera. La viñamarina jugó un papel activo en el "Muro" y en el surrealismo. André Breton y Elisa en su lugar de veraneo en Lapopie. ARCHIVO BRETON Elisa Bindhoff... VIENE DE E 1.