COLUMNAS DE OPINIÓN: El deber de Jeannette Jara
COLUMNAS DE OPINIÓN: El deber de Jeannette Jara OPINIÓN No hay incidente más desafiante para Jeannette Jara que las palabras vertidas por Lautaro Carmona en sus críticas al manejo económico del Gobierno. Y su deber es explicar a la ciudadanía qué piensa de ellas; qué piensa, es decir, si le parecen correctas o incorrectas, y por qué. Recordar brevemente el incidente ayuda a apreciar la relevancia del asunto.
A propósito de la renuncia de Mario Marcel, formuló una crítica: el problema de Mario Marcel, dijo, es que solo hablaba de recursos, y lo hacía con tal exceso y énfasis que casi los convertía en Dios, y ello, como si las necesidades de la gente no existieran.
Las palabras de Carmona recuerdan algunas de las cosas que se dijeron (y no precisamente por adolescentes, no por gente iletrada) en los días de octubre del año 2019, cuando con argumentos enrevesados se derivaban derechos incondicionales a partir de las necesidades. Bastaba entonces que se constatara que la gente necesitaba esto o aquello para que entonces brotara un derecho y se volviera incondicional la demanda por satisfacerlo. Es difícil comprender que un marxista diga con total tranquilidad tamaña tontería, de manera que es necesario buscar a esa frase una explicación racional. Veamos.
Para un marxista las condiciones materiales de la existencia (la capacidad productiva, el desarrollo de las fuerzas productivas) determina todo lo demás, de manera que no son las necesidades las que ante todo guían el quehacer social, sino la capacidad de satisfacerlas.
Salvo, claro está, que existiendo las condiciones materiales suficientes para abolir la escasez o minimizarla, se las mantenga artificialmente mezquinas, detenidas, frenadas, con el fin de mantener, por múltiples motivos que van desde el ideológico a los intereses de clase, la dominación social existente (esta fue, dicho sea de paso, una de las tesis que hizo famoso a Marcuse el 68: que el capitalismo avanzado permitía superar la escasez, solo que la dominación política lo impedía). Si se quiere convertir la frase de Lautaro Carmona en algo racional y no en una tontería (como le reprochó Ricardo Lagos Weber), habría que interpretarla en esa línea. Como si él hubiera dicho que el actual estado de las condiciones materiales permitiría satisfacer más necesidades que las que hoy se admiten, solo que no habría suficiente voluntad. Y el problema de Marcel habría sido entonces que se atenía a mayores restricciones que las necesarias, más allá de las que objetivamente demanda el actual estado de las fuerzas productivas. Si la anterior interpretación es correcta (y es de esperar que lo sea, porque de otra manera L.
Carmona diría estupideces), de ahí se sigue que el PC no ha abandonado en modo alguno el punto de vista que formulaba en el programa (o bosquejo de programa) que Jeannette Jara presentó en las primarias, cuando lo que se hacía era justamente listar necesidades y prometer satisfacerlas (no otra cosa significa aumentar la demanda interna, y el ingreso vital), de manera que lo único que resta por saber es si ella coincide con Carmona en ese diagnóstico de evidente ortodoxia, o si se aparta de él, de manera que la ciudadanía sepa de qué va exactamente su candidatura.
Y no vale, desde luego, que ella arguya que no es comentarista de los dirigentes o mamá de ellos, como acaba de señalar, porque el asunto es peor: es militante del partido cuyo presidente hace esos diagnósticos.
Y la ciudadanía tiene derecho a saber --y su deber como política es responder a aquellos cuya confianza demanda-qué piensa ella en temas tan relevantes y cuál es el nivel de fidelidad que está dispuesta a guardar a la ortodoxia y a sus dirigentes.
Porque ese es el problema que dibuja un horizonte sombrío a su candidatura: que cada vez su discurso arriesga transformarse en un amasijo de explicaciones ligeras, simples excusas para eludir lo que la ciudadanía quiere saber: ¿ qué piensa Jeannette Jara y qué disposición tiene a ser indócil de una vez a su partido? n CARLOS PEÑA COLUMNA ESCRITA PARA EL MERCURIO DE VALPARAÍSO El deber de Jeannette Jara Lo único que resta por saber es si ella coincide con Carmona en ese diagnóstico de evidente ortodoxia, o si se aparta de él, de manera que la ciudadanía sepa de qué va exactamente su candidatura..