Autor: POR FERNANDO VEGA
¿Y DÓNDE IRÁN A PARAR TODOS NUESTROS DATOS?
LA MESA DE DATOS 2022 Las dudas sobre el uso de datos y la capacidad del Estado para procesarlos y protegerlos es algo que ha estado presente desde el inicio de las restricciones por la pandemia. En marzo de 2020, el gobierno armó la Mesa Social COVID-19. “Nuestro balance de este trabajo es muy positivo.
Hoy contamos con un sistema de información y divulgación de datos relacionados al Coronavirus que sirve para el análisis y pronóstico de la situación sanitaria, y ha permitido el desarrollo por parte de terceros de múltiples visualizaciones, aplicaciones y soluciones a diversos desafios que planteó la pandemia”, dice el ministro Couve.
El secretario de Estado añade que este sistema es hoy una herramienta para la formación de talento en ciencia de datos y un “ejemplo de colaboración entre organizaciones del Estado, y entre el Estado y privados”, que califica de innovador y hasta “revolucionario”. Sobre el funcionamiento de la mesa durante el nuevo gobierno de Gabriel Boric que parte en marzo, Couve espera que se mantenga, porque a su juicio se trata de “una nueva capacidad técnica que se ha incorporado al Estado y que no podemos perder”. Añade trabajo de la Submesa de Datos fue una inspiración por su relevancia, y dio paso ala Comisión Asesora de Datos de Interés Público del Ministerio de Ciencia, una instancia compuesta por 12 destacados especialistas en áreas como matemáticas, salud, ingeniería y políticas públicas que entregarán a comienzos de 2022 una propuesta de gobernanza de datos que permita utilizar estos activos para la gestión del Estado y para la investigación y la toma de decisiones basadas en evidencia. En el mundo científico y académico existe preocupación por el destino de los innumerables datos que a diario genera cada persona desde que comenzó la pandemia. En medio de los temores por la privacidad, mucha información se pierde. En el ámbito público, más de 250 instituciones -sin incluir los municipioscontienen registros personales. iecinueve millones de personas y miles de millones de datos. Desde que partió la pandemia en 2020 y la vida comenzó a transcurrir en internet, los chilenos estamos generando cada día mayor información sobre nosotros mismos. Una parte la recoge el Estado, otra es analizada por el sector privado y hay un alto porcentaje que se pierde. El Estado no tiene la capacidad, ni el permiso legal para unificar o procesar tanta información. Y eso que en Chile, a diferencia de varios países, el número de la cédula de identidad se usa como identificador para todo.
Aquí el RUT es necesario hasta para sacar número en la fila. "El Estado tiene muchísimos datos que no están en los formatos adecuados, que no son interoperables, o que no cuentan con una gobernanza para trabajar con ellos o para compartirlos eficazmente”, dice a DF MAS el ministro de Ciencias, Andrés Couve. En el ámbito público, más de 250 instituciones -sin incluir los municipiosmanejan archivos con información personal. Solo el Registro Civil estima en cerca de tres mil las bases de datos de la ciudadanía para diferentes usos, y con variados niveles y capacidad de protegerlos. La propia pandemia ha incrementado exponencialmente la cantidad de datos personales en manos de entes públicos.
Salud ahora obtiene información desde fuentes como laboratorios, centros familiares y de vacunación, mientras que las plataformas de movilidad ya suman más de 600 millones de operaciones en las que figuran los domicilios y hábitos de desplazamientos de los usuarios. En Educación, los establecimientos piden ahora a sus alumnos información sobre sus familias, y para postular a cualquier ayuda estatal hay que interactuar con plataformas como el SII y el Ministerio de Desarrollo Social. Solo en el Ministerio de Ciencias, la Base de Datos COVID-19 ya registra más de 2,3 millones de visitas y entre 200 y 300 descargas diarias. Los datos ha sido empleados para la creación de más de 40 aplicaciones por parte de terceros y han contribuido a la creación de conocimiento sobre la pandemia.
La privacidad *Muchos de estos datos no eran recopilados antes del COVID y no existe claridad de su uso y protección, hasta la Contraloría através de un dictamen ha cuestionado al Ministerio de Salud por la debilidad en la gestión de esos datos. Y en elámbito privado ese número se desconoce, pero me atrevería a afirmar que son órdenes de magnitud mayor.
Toda clase de empresas, desde firmas de telecomunicaciones, pasando por retail y farmacias por mencionar algunas a nivel local, a las cuales debemos agregar las empresas tecnológicas internacionales como Amazon, Google, Facebook, Microsoft y muchas otras”, sostiene Alejandro Barros, ex secretario ejecutivo de Estrategia Digital y hoy en Sistemas Públicos de Ingeniería Civil Industrial de la Universidad de Chile. Todas esas son aplicaciones que no cuentan con ningún tipo de regulación en Chile, y los datos que manejan de cada usuario son una incógnita.
Además de “múltiples”. Según el último reporte sobre la situación digital de Chile (2020-2021) de We Are Social y Hootsuite, en el país hay 25,31 millones de dispositivos móviles, 15,8 millones de personas conectadas a internet y 16 millones de perfiles activos. Los sitios más populares son Youtube y Google, pero en redes sociales lideran Facebook, Instagram, y Twitter, con 2,25 millones. El reporte evidencia además un aumento del 42,5 % en el gasto anual de consumo de comida y servicios de cuidado personal. En todo eso, hay cientos de datos liberados por cada usuario. Presió En todo caso, quienes trabajan con big data sostienen que la acumulación de datos por parte de los entes públicos en Chile todavía es general, básica e incluso artesanal. En algunos casos no pasa de ser una colección de planillas Excel, cuando lo que realmente se necesita para sacarle provecho a esa información es unirla contextualmente. Aeso se suman los problemas de seguridad, como ya ocurrió en la primera semana de octubre del año pasado con el hackeo de las bases de datos de Gobierno Digital y Clave Única. La Moneda tuvo que pedir a los usuarios actualizar su Clave Única, esencial para más de 900 trámites.
Antonio Diaz-Araujo, socio y gerente general de la firma de big data Unholster, advierte que es muy poco probable creer que los datos puedan ser de alta calidad. *La pandemia estresó todo y eso incluye a las tuberías de datos que deberían necesitar, por así decirlo, de un gasfiter certificado para ir reparando goteras que implica esa mayor presión. Estos datos se pueden aprovechar, claro que si, sobre todo para la gestión post pandemia, casos crónicos y dimensionar tamaño de servicios para esas situaciones. Desconozco si los usan. El problema es que en malas manos pueden servir para discriminar en productos y servicios. Por ende, almacenar historia es una tremenda responsabilidad", puntualiza. A medida que se sabe donde van los datos garantizar su uso descentralizado y anónimo es más importante. +