EDITORIAL: PASEO BULNES, entre la incertidumbre y la oportunidad
EDITORIAL: PASEO BULNES, entre la incertidumbre y la oportunidad Temuco Temuco enfrenta una decisión clave sobre el destino del Paseo Bulnes, un espacio que podría convertirse en el corazón de una ciudad más humana y cohesionada, o quedar como otro intento inconcluso de recuperación urbana.
Desde su inauguración en febrero de 2023 como proyecto piloto, el Paseo Bulnes se pensó como un eje peatonal que conectara dos pulmones verdes de Temuco el cerro Ñielol y el Parque Isla Cautín dentro del marco del plan “Revive Temuco”. A más de un año de ese hito, el proyecto aún genera visiones divididas: mientras algunos valoran su potencial como espacio público, otros cuestionan su ejecución estética y funcional, lo que ha llevado al municipio a abrir un proceso de consulta ciudadana que culminará a fin de año con una decisión definitiva. El alcalde Roberto Neira ha reconocido que, si bien los primeros sondeos muestran aprecio por la existencia del paseo, también existe conciencia sobre la necesidad de introducir mejoras. Y es que no basta con cerrar una calle al tránsito vehicular para generar vitalidad urbana: se requiere planificación, participación y estándares de calidad que hoy aún se perciben como insuficientes. En este escenario, la voz de la Corporación “Defendamos Temuco” irrumpe con claridad. Su llamado a consolidar Bulnes como un verdadero boulevard urbano con iluminación, mobiliario, áreas verdes, limpieza constante, accesibilidad universal y vida cultural no solo es pertinente, sino estratégico.
Porque el debate sobre Bulnes no es solo estético ni funcional: es un símbolo de cómo concebimos la ciudad del futuro. ¿Una ciudad de pasos rápidos y centros comerciales cerrados? ¿ O una ciudad caminable, abierta, donde el espacio público convoque, inspire y dinamice la economía local? La preocupación por la escasa circulación de personas después de las 18 horas refleja un síntoma de fondo: la pérdida de vida en el centro. Y ese vacío no se resuelve con vigilancia o estacionamientos, sino con presencia humana, con oferta cultural, con espacios seguros y agradables donde convivir y permanecer. Bulnes puede ser ese lugar si se consolida como un paseo bien diseñado, mantenido y activado desde lo público y lo privado. La experiencia fallida de tantos proyectos urbanos que no lograron permear en la vida cotidiana de las personas debiera servir como advertencia. Pero también hay ejemplos como el Paseo Bandera en Santiago o el renacer de zonas peatonales en Valdivia que muestran que sí es posible cambiarle el rostro a una ciudad desde su espacio público. Para ello se requiere visión, liderazgo y, sobre todo, convicción política. La propuesta elaborada años atrás por la Escuela de Arquitectura de la Universidad Mayor para un centro peatonal integral podría ser el punto de partida para esa transformación. Retornarla, actualizarla y validarla con participación ciudadana sería no solo un gesto de sensatez, sino una apuesta por el largo plazo. El municipio tiene ahora la responsabilidad de decidir, pero la ciudadanía debe exigir altura de miras: no estamos ante un mero “arreglo de calle”, sino ante la posibilidad de redefinir el corazón urbano de Temuco. Que Bulnes no quede atrapado entre la improvisación y el olvido, sino que se convierta en lo que puede ser: un símbolo de revitalización urbana, de convivencia y de orgullo local. PASEO BULNES, entre la incertidumbre y la oportunidad La ciudadanía debe exigir altura de miras: no estamos ante un mero “arreglo de calle”, sino ante la posibilidad de redefinir el corazón urbano de Temuco. Que Buines no quede atrapado entre la improvisación y el olvido, sino que se convierta en lo que puede ser: un símbolo de revitalización urbana, de convivencia y de orgullo local..