Malestar social y títulos académicos
Malestar social y títulos académicos Magdalena Vergara A casi cinco años del estallido social, Sueños de cartón, de Pablo Ortúzar, Ortúzar, aporta una reflexión novedosa sobre el malestar de los chilenos, lo que resulta absolutamente necesario necesario para comprender estos hechos que aún nos mantienen perplejos.
Siguiendo el pensamiento de Peter Tuchin, propone una tesis atrevida y argumenta que, en gran medida, el malestar social se explica por la inflación de los títulos académicos y el aprovechamiento del Frente Amplio Amplio (FA) de aquello como ((modelo de negocios». Ortúzar plantea que en los años 2000 se buscó hacer frente o, más bien, posponer el problema de una nueva clase media que exigía mayores seguridades de vida.
La solución propuesta fue dar acceso a carreras universitarias mediante el Crédito con Aval del Estado (CAE), con la promesa de que el título académico les otorgaría estatus y seguridad socialpara desarrollar sus proyectos de vida. El problema es que dicha política pública produjo una inflación de títulos universitarios que terminó por devaluarlos e hizo surgir una generación de profesionales profesionales frustrados y enojados por expectativas truncadas. Se juntaron dos componentes que, para Tuchin, explican las grandes crisis sociales de los países: el sentimiento de angustiay angustiay frustración (enmiseración) y la sobreproducción de élites.
Citando Citando a este autor ruso-americano, escribe: la ((sobreproducción de jóvenes con títulos avanzados ha sido históricamente el factor más significativo en la conducción de los estallidos sociales». A esta crisis, hay que agregar según Ortúzar tr 8ueós) jcartoni e.
PnjPoQittriaj ! 1iIu «Sueños de cartón» Pablo Ortúzar Ariel, Santiago, 2024,140 páginas. el aprovechamiento de este como modelo de negocios que ha hecho el Frente Amplio, con el fin de mantener mantener las condiciones que permitieron su existencia. Así, plantea que, para seguir escalando la política universitaria universitaria a nivel nacional, les interesa mantener estudiantes frustrados, pues tal es la base de su electorado.
La tesis del autor genera desesperanza. ¿No era acaso la mayor cobertura en educación superior un reflejo del desarrollo alcanzado? ¿ No es bueno que exista una mayor cantidad cantidad de profesionales con mayores competencias laborales? En efecto, se echa de menos en el análisis una mirada a los casos de éxito: no todos los deudores del CAE están en la misma situación de frustración; para muchos, fue la oportunidad de obtener mejores trabajos y con ello movilidad social, social, así como también permitió la expansión de la educación técnico profesional que hoy representa más de la mitad de la matrícula terciaria.
De hecho, las situaciones de mayor agobio, en las cuales se concentra el autor y que han sido el pasto seco para las pretensiones del FA, tiene que ver con el mal diseño y manejo de las políticas. Por ejemplo, la acreditación de instituciones de mala calidad para no negar el financiamiento de los estudiantes y permitirles el acceso, lo que en muchos sentidos se asemeja bastante bastante a un fraude.
Los promotores de la gratuidad, gratuidad, que poco han aprendido de estas experiencias, siguen otorgando otorgando el beneficio a estudiantes de universidades universidades estatales sin acreditación que más se asemejan a reductos de adoctrinamiento ideológicos que a universidades. En este sentido, Ortúzar acierta al señalar que, para muchos, no supone un problema que los títulos no tengan valor alguno.
Más que una mera crítica al sistema de educación superior, pues es obvio que el objetivo del autor no es dejar al pueblo en la ignorancia ni restringir sus posibilidades de desarrollo, este libro invita a una reflexión profunda respecto del sentido de nuestro sistema educativo educativo en general.
Al respecto, más que suponer que la masificación de la educación superior es un problema en sí, debemos debemos preguntarnos para qué queremos queremos garantizar un mayor acceso. ¿Por qué tener catorce años de escolaridad y otros cuantos de educación superior si una parte importante de los chilenos chilenos son analfabetos funcionales? ¿ De qué sirven más títulos, si estos nada dicen respecto de los conocimientos y competencias de una persona? Lamentablemente las grandes reformas reformas de los últimos años Ley de Inclusión, desmunicipalización, gratuidady reforma dela educación superior, que fueron fuertemente valoradas y promovidas por el Frente Amplio, no han tenido como foco el fortalecimiento de la calidad y, con más sesgos ideológicos que evidencia, evidencia, se siguen llevado adelante a toda costa..