Autor: Por Gonzalo Restini Emprendedor y panelista de Información Privilegiada de radio Duna.
COLUMNAS DE OPINIÓN: Héroes
COLUMNAS DE OPINIÓN: Héroes Por Gonzalo Restini Emprendedor y panelista de Información Privilegiada de radio Duna. Héroes 66 We can be heroes, just for one day". David Bowie Hace pocos días hemos tenido un accidente terrible. Una tragedia que nos reconecta con nuestro ADN minero y nos recuerda, entre lágrimas, que somos un país minero. Volvemos a admirar a los miles de compatriotas que trabajan en minería y a dimensionar los riesgos que aún corren. Como parte de las compañías mineras. Como contratistas o proveedores. Emociona cómo nuestra comunidad se vuelve a unir. Pero también resulta muy duro que sea necesaria una tragedia como esta para que eso ocurra. La minería ha estado bajo asedio. Hasta hace poco tiempo la parte más "woke" de nuestra izquierda la despreciaba. "La economía extractivista" decían, como refiriéndose a una etapa de desarrollo inferior. Con una mirada abiertamente despectiva, pensaban la minería como algo que superar, una cosa como del siglo pasado. Sucia. Antimedioambiente. Sepia. Con olor a tierra. Rústica y rocosa. Nada que ver con los bits and bytes de nuestros días. Lejos de Escandinavia, que tanto les mata: rubia, rica, gélida e igualitarista. A miles de kilómetros de nuestros desiertos y sus vientos. De nuestros mineros y mineras de rostros curtidos al sol. Lejos de los miles de kilómetros de túneles, devenidos en trágicas tumbas, de El Teniente. "Deberíamos hacer baterías de litio" decían a coro.
Ese era el gran plan, el resumen de todas las ideas brillantes. "Avanzar en la cadena productiva", "invertir en + D", "agregar tecnología", le daban como bombo en fiesta a una idea sin ningún sustento de racionalidad económica. Pero daba lo mismo. Los eslóganes del desarrollismo de los años 60 sonaban bien aunque fueran una cabeza de pescado. Yo soy parte del sector minero: trabajo y emprendo en él. Y siempre me molestó ese discursillo. Por rancio. Por ignorante. Por displicente. Tras él hay un desprecio, una falta de gratitud y respeto, ni siquiera encubiertas, por quienes trabajan en minería. Muestra que no tienen idea cómo la minería es sofisticada, ni cuánto invierte en tecnología. Que no conocen el sistema emprendedor de proveedores que se ha desarrollado a su alrededor. Que no dimensionan que representa el 15% del PIB.
Y no reparan que, si se considera su impacto en el comercio, la construcción y los servicios, llega a un 20%. Que olvidan cómo ha permitido a las casi 300.000 personas que trabajan directamente en ella progresar y acceder a niveles de vida radicalmente mejores. Que no saben que, si se consideran los empleos indirectos, casi 1 millón de personas dependen de ella.
Pues, por esas casualidades locas que a veces se dan en la vida, a gran parte de esos críticos, que despotricaban contra el extractivismo en Twitter, en Instagram y en Tik Tok, que predicaban a los cuatro vientos cosas tan descabelladas como la Teoría del Decrecimiento, les tocó hacerse cargo del país. Después de "habitar el cargo", como les gustaba decir, les costó, pero al final, les cayó la teja. Cacharon, cuando asumieron el 2022, que un 20% de la recaudación tributaria era derivada de la minería. Y que les llegaron US$ 5.000 milloncitos el 2023 de recaudación por SQM. Corrieron para armar el deal Codelco-SQM. Y lo mostraron como uno de sus principales éxitos, a pesar de que hoy esté en cuestionamiento. Se dieron cuenta de que Chile roncaba en el mundo por su cobre. Y por su litio. La minería es una de las pocas actividades humanas que será potenciada por la lA en lugar de ser amenazada. Los data centers que la procesan necesitan cobre a chorros. Un Al hyperscale data center para alojar tecnologías intensivas como GPUs de alto rendimiento, requiere 200 toneladas de cobre para la construcción de su infraestructura eléctrica y de refrigeración. Un data center normal usa 20 toneladas. Habrá una explosión de consumo en los próximos años. Los autos eléctricos, por otro lado, usan hasta ocho veces más cobre que uno normal. Y se mueven con las dichosas baterías de litio, que tanto aman los decrecedores. Esos son los fundamentos del mundo que viene. Increíblemente, hay un país que tiene las piezas maestras del puzzle. Chile está parado sobre una mina, no de oro, sino de los elementos clave que harán posible la superinteligencia y la electromovilidad: cobre y litio. Y tenemos miles de compatriotas que nos ayudan a explotarlos. Ojalá no necesitáramos una tragedia para recordarlo. Para volver a sentirnos orgullosos de nuestra condición de país genéticamente minero. Para agradecer todos los días a nuestros héroes -los vivos y los que ya se fueron por ayudarnos a construir el futuro: un país más próspero y un mundo mejor..