Autor: Por Liberty Valance
ESTÁN LLAMANDO A LOS ECONOMISTAS
ESTÁN LLAMANDO A LOS ECONOMISTAS A Nicolás Eyzaguirre no lo llamaron, pero como si lo hubieran hecho, y si lo llamaron, en ese caso, como si no lo hubieran hecho. Claridad, compañero. A Andrés Velasco lo llamaron, pero estaba en clases y no quiso abandonar el curso, pese a la insistencia de los alumnos. A Joseph Ramos lo llamaron para CNN Íntimo, respondió que ya había ido, le dijeron que no importaba y que volviera nomás. A Ignacio Briones lo llamaron, para que se pusiera a las órdenes de don Jorge Quiroz en el futuro.
A Carlos Ominami lo llamaron para que responda lo que a nadie le interesa: ¿ los neocomplacientes del siglo XXI son los autoflagelantes del siglo pasado, o los autocomplacientes del pasado son los neoflagelantes de ahora? A Bettina Horst la llamaron, querían saber si Bettina es con una “t” o con dos. A Eduardo Engel lo llamaron, pero dijo que se iba a tomar un año sabático o dos. A José Luis Daza, que está en Argentina, lo están pensando en llamar, pero tienen que pensarlo mucho. A Hermann González lo llamaron, pero fue por alcance de nombre: buscaban un gásfiter. A Joseph Stiglitz lo llamaron y dijo que vendría a Chile cada vez que lo llamaran. Se debería poder hacer algo. A Rolf Luders lo llamaron, porque necesitan consejos con una receta del apfelstrudel. A Gonzalo Martner no lo llamaron, pero él llamó y todavía sigue llamando, no quieren contestarle. A Manuel Marfán no lo han llamado porque no tienen su número y tampoco lo están buscando. A Manuel Riesco lo prefieren llamar con señales de humo. A Eduardo Bitrán, si realmente no quedara otra, lo llaman. A los 40 economistas de Matthei los llamaron, pero el teléfono está fuera de servicio. A Ricardo Caballero lo llamaron al MIT, y los del MIT estarían felices. A Alfredo Arenas lo llamaron, pero justo cuando respondía se arrepintieron y le cortaron los mal educados. A Felipe Larraín lo llamaron para confirmar que Clapes no es un bicho. A Klaus Schmidt-Hebbel lo llamaron para saber por qué no se integró a los 40 de Matthei. A Rodrigo Valdés lo llamaron al FMI para pedirle que siguiera allá nomás.
A los editores del libro “El Puente: Uniendo visiones para retomar la ruta del crecimiento en Chile” los llamaron para decirles que títulos tan largos se leen poco, y si su autor es economista, en este caso son 17, menos. A Andrea Reppeto la han llamado no se cuántas veces, pero como que se anda escondiendo. A Klaus Schmidt-Hebbel lo llamaron para saber por qué no está entre los 17 economistas que escribieron “El Puente”, y si su ausencia fue porque no quiso o porque don Rolf no lo invitó. A Eduardo Aninat lo llamaron, pero dijo que estaba en otra. El alivio fue mutuo. A David Bravo lo llamaron y pensó que era una broma de alguno de los 40 economistas de Matthei, estaba equivocado: era de los 40. A José de Gregorio lo llamaron y no quiso que lo llamaran. El alivio fue total. A Bettina Horst van Thadden la llamaron, querían saber si van Thadden es con una “d” o con dos. A Sebastián Edwards lo van a llamar, pero necesitan amarrar a alguien y que esa persona lo llame y rompa la profecía de sus excompañeros de curso: “No lo llamen ni amarrado”.. PERDONE LO POCO