Autor: NICOLÁS LUCO
Columnas de Opinión: Dos conversaciones destellantes
Columnas de Opinión: Dos conversaciones destellantes OPINIÓN El miércoles, me encontré con dos grupos ávidos por conocer y encontrarse. En la mañana, con unas 100 alumnas y alumnos de la Universidad Abierta de las Personas Mayores, del Municipio de El Bosque: conversamos sobre IA, inteligencia artificial.
En la tarde, con otro centenar nos encontramos en la Casa Club de Lectores de “El Mercurio” con siete de diez mujeres premios nacionales, entrevistadas por grandes periodistas en el libro “Maestras”. En El Bosque, expusimos la Dra. Gabriela Arriagada, filósofa del Centro Nacional de Inteligencia Artificial; el Sr. Carlos Román, que dirige el Laboratorio Senior UC, y yo. Nos coordinó la directora Eliette Angel, de la Vicerrectoría de Comunicaciones, PUC. “Mi nieto me instaló la IA en mi teléfono, no la entiendo: ¿ sigo usando Google?”, preguntó la Sra. Ruth Reyes. “¡La IA no puede cocinar, ni lavar ollas, ni hacer el amor! ”, protestó dos veces la Sra. María Navarro. Sacó aplausos. La Dra. Arriagada celebró el sentido crítico de la concurrencia, para operar con cautela ante la IA. En la tarde, el Dr. Carlos Peña, rector de la U. Diego Portales, presentó el libro “Maestras”, editado por Pilar Segovia, de la revista Ya. Siete de las diez premiadas nacionales ocupaban la primera fila, como un destello. En el público también destellaban autoridades, científicos y científicas, las periodistas entrevistadoras, sus colegas. Y parejas, hijos e hijas, y amistades de las diez. Carlos Peña habló de las diez, entrevistadas en “Maestras”. Reiteró el término “inteligencia”. Celebró el esfuerzo de ellas, su vocación, las experiencias que abren. Las clasificó. (Me encantó cuando abordó el aporte de la Dra. Cecilia Hidalgo, la relevancia de la circulación del calcio en las células). En la reunión de la mañana, en El Bosque, una abuela atendía a su nieto en un cochecito. Él hoy sin habla, en su futuro manejará la inteligencia artificial. Yo miraba la inteligencia viva ante mí: mutua, amorosa.
En la tarde, Pilar Segovia agradeció a las premiadas nacionales por su generosidad para dejarse entrevistar “sin reservas ni condiciones, no solo sobre sus obras, sino que también de otras dimensiones de su mundo privado, como el amor o el desafío luminoso, pero a la vez complejo, que trajo la maternidad”. Las diez y sus fotos me calan desde el libro “Maestras”. Qué buen atisbo. Mujeres tan admirables, abriendo su camino en el conocimiento, las artes. El director de “El Mercurio”, Carlos Schaerer, destacó que ellas descubrieran sus aprensiones, sus pasiones, sus causas, sus errores. ¡Ah! Las periodistas que consiguieron esas confidencias. En la mañana, en El Bosque, desde el público, después de abordar el bien y el mal de la IA, el Sr. Carlos Contreras sentenció que la mayoría de las personas son buenas, unos pocos malos perjudican, como una naranja podrida corrompe la malla toda. Se luce el ser; como las premios nacionales, como esos públicos: interesados, ávidos por conocer y conocerse. En ambos lugares, hubo bebidas y comestibles, un gozo conversado..