Autor: ELENA IRARRÁZABAL SÁNCHEZ
“NADAR CONTRA CORRIENTE
“NADAR CONTRA CORRIENTE no es algo a lo que uno pueda invitar a otros” No han sido días sencillos para Alfredo Jocelyn-Holt (70). Recién termina el tratamiento por un sorpresivo cáncer y se recupera en su acogedora casa en Providencia, entre toneladas de libros y retratos de figuras de la historia. Entre medio corretea su menuda y graciosa nieta Elena, de dos años y medio.
“Vivo rodeado de mujeres y ahora es mi nieta la que me lleva la contra”, comenta con una sonrisa el incisivo profesor de la Universidad de Chile, cuyas opiniones le han acarreado múltiples contradictores (por no decir enemigos). Sin barba, todavía con sus defensas débiles sufrió una neumonía semanas atrás y aun así haciendo clases (tiene tres cursos), comenta que “el cáncer ha sido una situación inesperada, pero que me ha servido para pensar y valorar esta extra-vida que se me ha brindado. Es impresionante cuán resistente es nuestro cuerpo y mente en casos límite.
La sobrevivencia es un afán diario que permite seguir gozando de la vida como viene, no como se quiere”. Comenta que “sin el apoyo, gestos y rezos que he recibido soy creyente, pero no religioso me habría sido más difícil este camino.
El escepticismo puede ser útil para efectos metodológicos y para desenmascarar la autocomplacencia, pero en esta vuelta del destino he debido dejarlo de lado, igual que las rabias”. En este camino pedregoso, el autor de obras como “La independencia”, “El peso de la noche”, “El Chile perplejo” e “Historia general” (que aún le falta completar) vivió un momento alegre durante el concurrido lanzamiento de su nuevo libro: “La historia en disputa”. “Los presentadores eran excelentes Braulio Fernández y Julio Pinto y el libro ha tenido buenos comentarios. Pero ese día llovía muchísimo; la ciudad y el metro estaban parcialmente paralizados. De todas formas se llenó la Sala Ercilla de la Biblioteca Nacional, fue algo inesperado y muy cálido”, relata.
Ha sido un provocador en el campo intelectual. ¿Se arrepiente de haber sido duro con sus contradictores? “Sí, pienso que podría haber sido menos hiriente en algunos casos, y lamento que generara escándalo, no era mi intención. Lo que no tolero, eso sí, es el abuso de poder y la impermeabilidad a la crítica, que en Chile es frecuente.
Yo he sido muy privilegiado y siento que debo responder a dicha ventaja, cuestionando, mientras pueda”. Estar solo “Este es un libro que reivindica la libertad intelectual, la imaginación y la apertura deliberativa que entraña el ensayo histórico interpretativo, un género de admirable tradición en Chile”, comentó Héctor Soto sobre el nuevo libro del historiador. Y agregó: “JocelynHolt sabe picar donde duele y tiene algo de tábano. También algo de lobo estepario, porque, quiéralo o no, se ha ido quedando solo”. ¿Se siente solo? “Cuando leí ese comentario de Héctor Soto, a quien aprecio mucho, me detuve un momento a pensar. Y sí, creo que nadar contra corriente no es algo a lo que uno pueda invitar a otros. Debe asumirse personalmente, conforme cuán fuerte sea la convicción que se tiene”. Usted fue muy crítico en el período de la transición, también ahora con la generación que nos gobierna. Ha disparado para todos lados. “Durante la transición objeté el consensualismo contemporizador acrítico. Consideraba que era el momento para discutir temas importantes, pero nadie quería ponerlos sobre la mesa. El Informe Rettig, por ejemplo, no incluyó la tortura. Ese silencio, creo, tuvo mucho que ver con el estallido posterior. “Yo no estoy en desacuerdo con el diagnóstico que plantearon estos jóvenes, pero ellos no lo pensaron, lo formularon personas como Tomás Moulian, Gabriel Salazar, Manuel Antonio Garretón. Era un llamado a la conciencia, pero esta generación lo armó con una praxis, una acción. Son maestros en eso, lo vi en la universidad.
Y ahora vemos en el gobierno este progresismo joven, con su radical discriminación y arrogancia, acompañada de no poca ineptitud”. Se repetía durante el 18-O que “Chile cambió”. Usted dice que nuestra sociedad, algo anacrónica, cambia menos de lo que uno cree. “Si uno pone debida atención en los anacronismos que abundan en Chile, verá cuán frustrada resulta la modernidad, casi siempre. Y no porque sigamos siendo coloniales o retrasados, sino porque las ínfulas dirigistas y deconstructivistas/constructivistas de la modernidad se chantan por soberbias. Las sociedades siempre cambian, nunca son del todo inmóviles, si se las deja funcionar y cambiar gradual y moderadamente. Pero nuestros países hispanoamericanos han terminado en los últimos sesenta años como campo de acción de revolucionarios socialistas o revolucionarios neoliberales.
Y en Chile hemos tenido que sufrir más azotadamente estos dos procesos”. Memoria versus historia Una enjundiosa selección de ensayos y artículos varios de ellos inéditos, escritos por Alfredo Jocelyn-Holt en los úlLa sobrevivencia es un afán viene, no como se quiere”. gozando de la vida como diario que permite seguir A ello atribuyo nuestra hasta hoy, veo un Desde fines de los años 1960 confusión actual”. hiriente en algunos casos”. empobrecimiento de las élites.
Podría haber sido menos gradualmente”. funcionar y cambiar inmóviles, si se las deja Las sociedades siempre cambian, nunca son del todo En la Universidad de Chile revolución”. torno a cinco ejes. experimenté lo que es una timos 30 años, reúne su flamante obra “La historia en disputa”. Y lo que podría haber sido una compilación de material disperso, tiene un desarrollo claro y atractivo, cruzado por las reflexiones dominantes del historiador, ordenadas en Entre ellos está la reflexión sobre la historia como disciplina, en tiempos de cancelaciones y menosprecios al saber histórico. “No porque en el pasado se hayan producido injusticias debemos tirar todo al basural de la historia, para así ser más modernos y multiculturales”, opina.
Otro eje es “Memoria versus historia”. Allí arguye que la memoria suele ser “fácil (hasta involuntaria), tosca y primaria”, y debe ser “preservada, analizada y corregida de simplificaciones maniqueas y tendenciosas por historiadores competentes”. ¿No es arrogante decir que la historia tiene la prerrogativa de poner en cues“Dicen que no voy a archivos y que soy un ensayista, por tanto niegan mi calidad de historiador. Son críticas mal fundamentadas.
Trabajo con la historia intelectual, armo y dispongo de archivos propios y la calificación de ensayista para no decir historiador es una ignorancia”. tión a la memoria? “No me lo parece, porque significa rescatar un valor disciplinario con que cuenta la historia desde hace más de dos mil años, muy anterior a que se haya puesto en boga este nuevo afán por rescatar la memoria. De hecho, pienso que lo arrogante es lo contrario: creer que la memoria puede sustituir a la historia. El otro defecto de la memoria es que es irracional. En cambio, la historia, en la medida que es escriturada, debe someterse a una lógica disciplinaria mínima a todo lenguaje compartido universalmente, que es la secuencia sujeto-verbo-predicado.
La experiencia con la memoria, en especial con la historia oral en que se usa mucho, se estima poco menos que sacrosanta, a la vez que exclusiva y convenientemente olvidadiza”. Es enfático en defender la historia como fuente de conocimiento. ¿Por eso califica este libro como “revisionista”? “En parte. Sucede también que, desde hace un tiempo, vengo siendo influido por la escuela historiográfica conservadora chilena del siglo XX, que se planteó como revisionista y crítica de su predecesora liberal decimonónica.
Admiro su sentido provocador y vitalidad intelectual, el formular tesis novedosas que no siempre comparto, pero que sirven para pensar la historia”. ¿Por ejemplo? “Por ejemplo, lo que sostiene Alberto Edwards sobre Diego Portales, que Mario Góngora, otro revisionista conservador, estimara la principal tesis de la historia de Chile.
Por eso, y por su capacidad narradora, es que aplaudo a Franc i s c o A n t o n i o E n c i n a y n o a u n positivista enciclopédico como Barros Arana. A un Jaime Eyzaguirre que defendía sus intuiciones con una formidable capacidad persuasiva, también Edwards. El problema con la historiografía Sofía Correa, compañera de ruta En la vida y en su labor como historiador, Alfredo Jocelyn-Holt ha contado con Sofía Correa Sutil como compañera de ruta. “Nos leemos todo. La Sofía es mi primer lector y editor. Compartimos una pasión por la historia política y nos complementamos. Ella maneja los siglos XIX y XX chilenos como nadie; he aprendido lo indecible por lo mismo y envidio como escribe. No estamos siempre de acuerdo, ella es más sobria y atinada. Pero eso me permite ser más audaz, pues sé que en esos otros planos nunca la voy a igualar”. Otro historiador, pero más joven, realizó la edición y el prólogo de su nuevo libro. “Santiago Aránguiz Pinto es un probado historiador, compilador y comentarista de figuras literarias de primer orden, de modo que su aporte multidisciplinario es fundamental. No siempre concordamos y ese intercambio ha enriquecido el resultado final”. liberal es que, al llegar al siglo XX, se vuelve fofa; un buen ejemplo es Guillermo Feliú Cruz, y sus discípulos. “Abogo por una historia desideologizada”, dice. ¿No es una ingenua quimera? “Espero que no, aunque puede parecerlo. Desde la Revolución Francesa y el liberalismo, las ideas no sirven únicamente para entender y reflejar la realidad. Se pretende que, mediante la acción o praxis, ellas cambien y moldeen la realidad, conforme diseños teóricos utópicos y fantasiosos. Así entiendo las ideologías. Creo que nadie en el mundo moderno está libre de salpicarse ideológicamente, pero se puede hacer un esfuerzo. Por ejemplo, esquivando las lógicas dialécticas que únicamente reaccionan. O tratando de complejizar los análisis, sirviéndose de todo el acervo de la historia, puesto que esta es difícilmente encasillable en posturas positivas o negativas.
En el fondo, sin caer en la tentación fáustica que significa creer que ideas políticamente correctas van a aportar una cuota de poder”. Las discutidas élites En sus reflexiones históricas, JocelynHolt ha defendido el aporte, en el siglo XIX y principios del XX, “de una élite chilena más bien pragmática, adversa al autoritarismo presidencial, abierta a la negociación y en general sensata, porque operó con destreza mientras se mantuvo unida”. Hoy visualiza, en cambio, “una plutocracia riquísima, aunque poco arraigada, antipolítica, capaz de llevarse sus ganancias fuera del país. Dejará muy poco en definitiva, quizá su fugacidad constitutiva”. El estudio del rol de las élites ha sido un tema clave en la labor de JocelynHolt, a contracorriente de otras tendencias vigentes. “No es que pretenda una restauración de la aristocracia del Antiguo Régimen, pero la aristocracia sirve de checks and balances, en el fondo. Es lo que impide que existan tiranías, es un contrapeso. Y recibir una mejor educación significa una mayor responsabilidad, así lo entiendo yo”. El académico concuerda en que es importante que la historiografía aborde universos menos estudiados, como el mundo obrero. “Pero hacer hablar a los sin voz para acallar a los que han sido, hasta ahora, elocuentes, es simplemente totalitarismo”. ¿Quiénes son esos elocuentes? “Suelen ser las élites las más elocuentes, aunque no nos confundamos. Miembros de la élite pueden ser rousseaunianos o marxistas, además que ellos son muy convincentes en presentarse como los expositores más fieles de la voluntad general del pueblo. De ahí que Robespierre, Fidel Castro o Hugo Chávez sostuvieran en su momento que tendrían a todo un pueblo detrás suyo. Esta pretensión sirve de mero paso hacia el totalitarismo.
La historia lo ha comprobado una y otra vez después de la Revolución Francesa; ese es el hito clave de la modernidad que niega la tradición, ensalza el puro presente, y el nuevo orden que ha de sustituir la historia”. ¿Y la élite que nos gobierna hoy? “Justamente, veo desde fines de los años 1960 a nuestros días un empobrecimiento de las élites, y a ello atribuyo nuestra confusión actual. Coincide con la arremetida en contra de universidades y establecimientos públicos secundarios. De ahí el declive del Instituto Nacional y otros liceos, como también de la Universidad de Chile. Y eso que la educación pública en todas partes siempre ha sido elitista en un buen sentido selectivo y pluralista, no en términos puramente sociales o económicos estrictos”. ZERÉPANERAC ACNEUCZERÉPSÉRDNA Erudito, controversial, agudo.
El intelectual presenta su libro “La historia en disputa” y comenta que “no han sido agradables las cancelaciones y rechazos, pero se sobrellevan con el apoyo de la familia y de amigos fieles”. Hoy se recupera de un difícil episodio de salud, que le ha generado múltiples reflexiones. LA HISTORIA EN DISPUTA. REFLEXIONES Y DEBATES (1991-2024) Alfredo Jocelyn-Holt Edición: Santiago Aránguiz Fondo de Cultura Económica 2025,453 pp. $19.200. UNA CONVERSACIÓN Las definiciones del historiador Alfredo Jocelyn-Holt: A M