Tamaño del Estado
SLa reciente entrevista a Johannes Kaiser en Tolerancia Cero ha provocado incomodidad en algunos sectores, pero también ha puestosobre la mesa un debate imprescindible: el tamaño del Estado, la migración irregular y la urgencia de restablecer la confianza en nuestras instituciones. Cientos de miles el número de empleados públicos no es una ocurrencia arbitraria cruzada ideológica. Es una reacción legítima ante una administración hipertrofiada, poco fiscalizada y, en muchos casos, capturada porredes de favores. La denuncia de la Contraloría sobre licencias fraudulentas (más de 25.000 casos en elaparato estatal) noes una anécdota: esun síntoma de una enfermedad profunda. Pretender quesesolucione con talleres de ética administrativa o con campañas comunicacionales es simplemente cínico. En materia migratoria, la idea de cerrarel grifo antes de secar el piso nosolo es sensata: es indispensable. El ingreso masivo e irregular de personas sin identidad verificada, muchas de ellas con prontuario, ha desbordado los servicios públicos, tensionado la convivencia barrial y facilitado la expansión del crimen organizado. Expulsara ilegalmente (de manera gradual, legal y con cooperación internacional) noes xenofobia, es proteger la soberanía, el orden público y la dignidad de los migrantes regulares que sí cumplen las reglas. Quienesse alarman con estas propuestas suelen serlos mismos que celebraron el crecimiento sin control del Estado, el clientelismo y la laxitud migratoria comosi fueran virtudes progresistas. Hoy, los costos de esa irresponsabilidad los pagan los ciudadanos comunes: con inseguridad, con listas de espera y con una creciente sensación de que el esfuerzo individual es despreciado. Rodrigo Salinas Rojas