"Si en pocas semanas Matthei no remonta, el horizonte se le va a volver muy oscuro"
"Si en pocas semanas Matthei no remonta, el horizonte se le va a volver muy oscuro" El filósofo y académico Manfred Svensson.
E n una entrevista a este diario en 2017 --que es lo mismo que decir en otra vida-Manfred Svensson (Jönköping, Suecia, 1978) se refería al clima triunfalista que existía en la derecha a meses de la elección donde, finalmente, Sebastián Piñera derrotaría a Alejandro Guillier: "Realmente hay un escenario en que se conjugan la banalidad (... ) y el cortoplacismo.
Probablemente va a volver Piñera, pero ¿ para qué? ¿ Para repetir algo muy similar a lo que hizo?". En otro escenario, hoy este conservador heterodoxo --según la descripción del columnista Joaquín GarcíaHuidobro-apunta a algo parecido. Ok.
La derecha tiene las de ganar en la elección presidencial de fin de año, pero ¿ aprendió la lección de todos estos años de borrasca? ¿ Kast y republicanos pueden dejar de lado sus miradas reduccionistas sobre el conflicto mapuche o los derechos de la mujer? ¿ Puede Matthei clarificar su mensaje y liderazgo? En fin, ¿ambas derechas pueden articularse para generar algo parecido a la gobernabilidad? "Las dos derechas tienen virtudes y vicios distintos, y más allá de cómo se lidie con los vicios es deseable que sus virtudes se combinen", dice este doctor en Filosofía, académico en la Universidad de los Andes e investigador asociado del IES, quien en este diálogo expone algunas certezas plagadas de matices. "No estamos ante una primaria de la derecha" --¿ Cómo has visto la campaña de Matthei? Se han ventilado demasiadas críticas en el último tiempo: vocerías poco claras, cambios de opinión, un comando que pesa poco, etc. --Todo ese elenco de problemas ha estado presente, y la gran pregunta es cuál es la raíz común de estas dificultades.
Da la impresión de que al margen de cambiar tal o cual nombre de su círculo más cercano, hay dos preguntas fundamentales no resueltas: el mensaje que quiere transmitir, pero también el tipo de liderazgo que busca encarnar.
Los votantes creían tener una imagen clara de quién es Evelyn Matthei, pero ahora ha sido algo impredecible. --¿ Cuál sería una hoja de ruta clara para Matthei en esta nueva etapa de campaña? --Lo primero sería recordar que no estamos ante una primaria de la derecha. Lo que viene es una elección presidencial en que aspira a ser alternativa al actual Gobierno. Eso creo que supone también actuar como cabeza de la oposición, o al menos como una de su cabezas. No cabeza solitaria que opaca al resto, pero sí alguien que gobierna a un equipo. En Chile Vamos hay un conjunto de técnicos verdaderamente excelente, y sin embargo no han sido capaces de mostrarlo. Creo que ahí hay una clave más o menos elemental. Es cierto que la carrera es larga, que los programas y equipos todavía no están en primer plano. Pero si en pocas semanas no remonta, el horizonte se le va a volver muy oscuro.
Tal vez la presencia de Jara ayude ahora a traer claridad sobre estas cosas. --Si no remonta en los próximos días: ¿ qué hacer? ¿ Habría que buscar otro candidato? ¿ Plegarse a Kast? --No creo que sea adecuado pensar en nada semejante. Se nos olvida que hay una elección parlamentaria asociada a la presidencial, y los parlamentarios de Chile Vamos necesitan un candidato propio junto al cual hacer su campaña.
Si hay dos derechas cuya existencia en el parlamento interesa preservar, tienen que ir de la mano de cartas presidenciales firmes hasta el final. --Se habló mucho sobre lo que le convenía a Matthei a partir del resultado de la primaria. ¿Que la rival sea Jeannette Jara cambia en algo el rumbo de la campaña? ¿ Matthei debe buscar un voto moderado? --Yo creo que la moderación es una virtud importante dondequiera que uno esté en el espectro político. Pero esa moderación significa evitar la grandilocuencia, apostar por cambios graduales, y así. No significa que haya que lanzarse a buscar un centro que hoy se ha reducido a una expresión mínima, ignorando el lugar al que se pertenece. Una década atrás, cuando la centroizquierda renegaba de su pasado concertacionista, tenía sentido para la derecha intentar levantarse como heredera de ese legado.
Hoy sigue teniendo sentido hacer una valoración crítica de la Concertación, pero hay un enorme riesgo de quedar desfasado murmurando que no se es de derecha ni de izquierda. --A propósito de esto: en una entrevista en «El Mercurio» decías que no había que mirar a Trump o Milei, pero tampoco ser una "derecha aguada"; ¿ pero cómo no ser medio aguado cuando tienes a Kast al frente? --Es natural que Chile Vamos intente encarnar un tipo de derecha algo distinta de Manfred Svensson: "Si en pocas semanas Matthei no remonta, el horizonte se le va a volver muy oscuro" El doctor en Filosofía dice que la candidata de Chile Vamos tiene que responder "dos preguntas fundamentales no resueltas: el mensaje que quiere transmitir, pero también el tipo de liderazgo que busca encarnar". F O T OGR AFÍA : MA C ARENA PÉREZ Martín Romero E.. "Si en pocas semanas Matthei no remonta, el horizonte se le va a volver muy oscuro" republicanos, de eso no hay duda. Pero eso debiera notarse en que se propone políticas distintas, no buscando contrastes en la sustancia misma del proyecto. Y si uno enfoca las cosas así, resulta muy natural que luego haya apoyo cruzado en la segunda vuelta. Por ahora, en cambio, nadie duda de cómo actuaría Kast en ese escenario, mientras Matthei no ha sido clara respecto de cómo actuaría ella. Ahora bien, aquí hay un problema que obviamente excede a Matthei, y es el de la relación entre las dos derechas.
Su electorado está pidiendo a gritos que sean capaces de proyectar un espíritu de colaboración, y no es solo problema de Chile Vamos que ese espíritu no predomine. --¿ Cuál crees que es la principal fortaleza de Kast? Uno en principio diría que sabe leer bien los momentos: de repente es muy confrontacional cuando cree que los hechos lo ameritan; hoy parece haber bajado un poco el tono. Se podría decir que es muy flexible. --Se suele enfatizar mucho la ventaja que le ha dado el ser consistente, y es cierto que la consistencia paga. Además, no ha sido consistencia en torno a cualquier cosa, sino en torno a las preocupaciones capitales de la ciudadanía: seguridad, inmigración, crecimiento. Pero más allá de esa consistencia hay que subrayar que su mundo tiene una presencia territorial que da cuenta de un trabajo sostenido. Y ese trabajo descansa además en cierta épica. Tienen una idea de lo que significaría reconstruir Chile y logran encantar adeptos con esa posibilidad. No es raro que en su estado actual a la centroderecha le cueste competir con aquello.
Y a eso se suma un hecho muy manifiesto: en la elección pasada había un tabú en torno al voto republicano, y durante este Gobierno ese tabú se ha esfumado. --En los últimos días, y fue cosa de ponerle algo de atención a la campaña de la primaria, el amplio arco de la izquierda agitó el fantasma de la "ultraderecha". Desde un punto de vista ideológico: ¿ Kast es de ultraderecha o es un mote con el que tendrá que convivir? --Esas etiquetas suponen que el eje izquierda-derecha sigue siendo el fundamental, y es una buena pregunta en qué medida lo sigue siendo. Pero concedamos que al menos algunas cosas se distribuyen en ese espectro, y allí digamos que republicanos no suele estar al centro. Así que no es un título puramente gratuito. Pensando en la historia de Chile de décadas pasadas, uno puede entender que haya votantes para los que este sea un mundo con el que simplemente no puedan comulgar. Pero insisto, hay que preguntarse qué tan decisivos siguen siendo algunos ejes que con el tiempo van pasando a segundo plano. Svensson agrega: "Pero ante todo, el mote de ultraderecha más bien parece una etiqueta creada para mantener en pie ese tabú que ya no existe. Y ese tipo de etiquetas, más allá de cuán verdaderas o falsas sean, también se desgastan. Esta ya la usaron en la elección pasada y es muy dudoso que siga sirviendo de algo. Es como si la derecha saliera a meter miedo con Chilezuela.
Además, ¿qué pasa con ese mote si se le aplica a posiciones perfectamente normales? Porque en materias como inmigración y otras, republicanos ha defendido posiciones que se enmarcan sin problema dentro de la política democrática occidental.
Si se las tacha de ultra, lo que queda al descubierto muchas veces es la desvinculación de la realidad por parte de quien los etiqueta". "El electorado también puede ser muy infantil" --¿ Cómo ves al Partido Republicano en medio de esto?, ¿asegura gobernabilidad? Hace unas semanas, y a propósito del informe de la Comisión para la Paz y el Entendimiento, hacías una crítica a ese mundo citando a Jaime Guzmán: una política que busca halagar en lugar guiar. --Partamos por esto de la Comisión de Paz. Yo no digo que no se pueda tomar distancia de algunas de sus propuestas.
Pero me parece que hay un gran riesgo de simplemente subirse al sentimiento de que tras la Convención nos aburrimos del tema indígena y que podemos descartar todo lo que hace dos años nos habría parecido digno de discutir. Es cierto que una gran mayoría se aburrió, pero precisamente por eso creo que es importante advertir a republicanos que no busquen halagar ese sentimiento. Porque los temas inevitablemente vuelven, y este no es un tema inventado. La gobernabilidad, en parte, pasa por reconocer ese tipo de problemas, y no reducirlos de modo exclusivo a su dimensión de seguridad. Pero en una medida importante, la gobernabilidad parece también depender de la decencia de la oposición de turno. Obviamente hay un temor a que cualquier Gobierno de derecha vuelva a enfrentar la oposición que enfrentó Piñera. Esto vale para Matthei tanto como para Kast. ¿Pero qué conclusiones se saca de ahí? No se puede estar aceptando el chantaje de que bajo un Gobierno de derecha se volverá a paralizar el país.
No hay democracia muy genuina si se piensa el futuro con esa lógica. --¿ Ves a republicanos recomponiendo relaciones con Chile Vamos? El trato del partido, por ejemplo en el debate de la reforma de pensiones, fue bien áspero hacia la UDI, RN y Evópoli.
Te pregunto esto porque no parece viable un Gobierno de partido único si gana Kast; necesariamente se tendrá que establecer algún tipo de coalición con el aliado natural. --Este es un problema muy real, y además ya hay una experiencia reciente: trataron muy mal a Chile Vamos en años anteriores, pero luego los necesitaron en el segundo proceso constituyente. Republicanos puede estar haciendo bien muchas cosas, pero cabe preguntarse si esta es una lección que aprendieron de modo suficiente. Nadie puede armar un Gobierno solo y por eso importa cómo han sido las relaciones desde mucho antes.
Pero además de eso es bien claro que tampoco sería bueno para el país que alguno de sus polos monopolice a la derecha. --Desde el punto de vista de un proyecto político de mediano plazo, ¿no te ha parecido pobre la performance de la derecha? Ahora Chile Vamos y republicanos se enfrascaron en una discusión por las contribuciones que, por más importante que sea, dice poco de los problemas estructurales del país. --Efectivamente. Con el grado de problemas del país y la desorientación reinante en la izquierda, una derecha bien articulada podría proyectarse como una coalición que gobierne por más de un periodo.
Eso obviamente parece improbable, aunque no solo por esa performance, sino también por la tendencia a la alternancia que está instalada hace ya dos décadas. --Cristóbal Bellolio decía en una entrevista a «The Clinic» que le gente que votará por Kast igualará la misma actitud política que le criticaron al Frente Amplio: la política adversarial e impugnadora. ¿Estás de acuerdo? --Es cierto que si uno queda muy determinado por su adversario naturalmente tenderá también a reflejar algo de este. Pero veo al menos dos matices bastante importantes. El primero es que la política del Frente Amplio no fue solo adversarial, sino que se caracterizó por muchos otros problemas: discurso identitario, desprecio por la gestión, etc.
El segundo es que incluso en el plano de la impugnación hay una diferencia: una cosa es tener una relación adversarial con tus rivales políticos, con un Gobierno, otra es tener una relación de impugnación respecto de la historia y cultura de tu país, o incluso respecto de toda la institucionalidad. --Una de las explicaciones de la victoria de Boric en 2021 fue el voto femenino crítico de las posturas de Kast que, en su momento, aunque luego reculó, propuso la eliminación del Ministerio de la Mujer. ¿Crees que temas como el aborto o los derechos de las mujeres, tendrán peso en las próximos meses? Ahí Kast claramente juega a la defensiva. --Es cierto que ahí hay un problema, pero es importante identificar bien cuál es. Porque hay un porcentaje enorme de mujeres que sí entronca con distintos aspectos del programa y visión de mundo de Kast. Omitir eso sería ignorar de modo absurdo la variedad de visiones políticas de las mujeres, muchas de las cuales están perfectamente en casa en partidos como el republicano. La cuestión es que a pesar de eso les ha costado mucho elaborar un discurso que contenga el rechazo generado en tantas otras mujeres. No tiene sentido ignorar ese hecho. Y no es ningún misterio que esa carencia sea fácil de explotar desde el progresismo.
Ahora bien, el lunes incluso Matthei se subía a ese carro, y eso me parece que nos conduce de regreso a los problemas que ya comentábamos al iniciar esta conversación. --En una columna en «La Segunda», Marcelo Somarriva apuntaba que, en lo que va de campaña, "las y los candidatos juegan a ser niños o tratan a sus electores como si lo fueran". ¿Te parece que por ambos lados el tono ha sido menor? --Estoy de acuerdo. Para ser honestos, el electorado también puede ser muy infantil. Pero quienes entran a la vida política no pueden rendirse ante ese hecho.
Los votantes creían tener una imagen clara de quién es Evelyn Matthei, pero ahora ha sido algo impredecible". El mote de «ultraderecha» parece una etiqueta para mantener en pie un tabú que ya no existe (... ) Es como si la derecha saliera a meter miedo con «Chilezuela»"..