CARTAS: CUANDO SE IGNORA EL RITUAL DEL COMER
CARTAS: CUANDO SE IGNORA EL RITUAL DEL COMER Señor Director: Las políticas alimentarias contemporáneas insisten en que la ciencia, la tecnología y la innovación innovación representan la ruta inevitable hacia la salud pública y la eficiencia. Sin embargo, al reducir la alimentación a un problema técnico, técnico, se invisibilizan dimensiones simbólicas y afectivas profundamente arraigadas en las prácticas cotidianas. El progreso no necesariamente necesariamente elimina brechas: a veces las reconfigura bajo nuevos discursos, más sofisticados pero igualmente excluyentes. Las tensiones entre normativas biomédicas y significación sociocultural revelan una contradicción contradicción de fondo: el alimento no solo nutre cuerpos, sino que construye vínculos, roles y memorias. En este sentido, preparar, compartir compartir y elegir qué comer son acciones atravesadas por género, clase y ritualidad. Ignorar estos códigos códigos lleva a que las soluciones tecnológicas -microondas, precocinados, alimentos funcionalesfuncionalesse vivan como imposiciones y no como respuestas. La racionalidad científica no ha logrado erradicar tabúes ni resistencias simbólicas. En Chile, el consumo de legumbres durante la pandemia mostró cómo las prácticas alimentarias alimentarias responden a afectos, hábitos culturales y contextos históricos más que a recomendaciones recomendaciones nutricionales. Mientras se promueve el consumo de frutas y verduras, se omite cómo la inseguridad alimentaria o el alza de precios moldean elecciones dietéticas reales. La tecnología alimentaria reconfigura roles domésticos sin necesariamente empoderar. La externalización de las tareas tradicionalmente femeninas y la promoción de la alimentación individualizada reestructuran tiempos, jerarquías jerarquías y sentidos de cuidado. Lo moderno no siempre libera: puede desarticular espacios de comensalidad y perpetuar inequidades bajo la promesa de eficiencia. Urge repensar la innovación desde una perspectiva culturalmente situada, que entienda entienda la alimentación como signo social y no solo como variable biológica. Más allá de recetas científicas, necesitamos políticas sensibles sensibles a las prácticas, afectos e identidades que configuran el comer cotidiano. Solo así la tecnología tecnología alimentaria podrá cerrar brechas sin borrar historias. Dr. Nicolás Gómez Núñez, Sociólogo y académico U. Central.