Autor: Por Juan Paulo Iglesias
Elevando la discusión:
Elevando la discusión: Niall Ferguson, el historiador británico convertido en uno de los más renombrados intelectuales públicos de los últimos años, escribió hace algún tiempo La torre y la plaza, un libro que, si bien no es uno de los más populares de su prolifica producción, resuena en los tiempos actuales. Según él, en la historia de la humanidad -o al menos de Occidenteel poder de la jerarquía y de las redes sociales se ha movido en un permanente reflujo. pasando de uno a otro. Y si el siglo XX vio campear a la primera, lo que va del XXI ha mostrado el predominio de las segundas. Y no es sólo por Zuckerberg y su Facebook, sino, dice, porque es la kigica del mundo. La clave es tenerlo daro, de la torre a la plaza. Hoy las jerarquías no mandan. Es el fin del poder del que hablaba Moisés Naim.
Pero a veces, como apunta Josefina Araos, eso se olvida y surge en las élites cierto "paternalismo (sino desprecio) cada vez que enfrentan fenómenos que escapan a sus categorías", Para ellas, sugiere, "los cambios repentinos en el comportamiento politico de "la gente' que es siempre la gente común(_) no se deben a otra cosa que al hecho de haber sido manipulada". Prueba de ello, según Araos, son los dichos de Bachelet sobre el avance de la ultraderecha en Chiley en el mundo" que, según la expresidenta, se explica porque "la gente se compra lo que dicen". El problema, apunta Araos, es que en ese proceso "se fracasa sistemáticamente en explicar y entender las razones por las cuales 'la gente' piensa y actúa de una manera u otra". Y si de no entender (o escuchar) a la gente se trata, la oposición también tiene lo suyo, según Max Colodro, porque mientras "la gente que desaprueba al gobierno y no quiere su proyección suplica unidad a sus candidatos a través de cartas en los diarios", las "fuerzas políticas de oposición ni siquiera han logrado acuerdos mínimos", Y volviendo a Ferguson y La torre y la plaza, "hay momentos en la historia", dice Colodro, "donde los papeles se invierten, circunstancias donde la calidad de los liderazgos brilla por su ausencia". Son momentos, apunta, "donde los que se supone que debieran ser liderados descubren que están solos y que son ellos los destinados a imponer un mínimo de sensatez a sus propios representantes". La duda es si lo lograrán. "El destino de nuestra época se caracteriza por el desencanto del mundo", decía Max Weber a comienzos del siglo pasado. Y más de algo parece resonar en los tiempos actuales.
Una época donde, como apunta Ernesto Ottone, parece primar la ausencia de sensatez. "La vida política del siglo XXI", dice, "es vertiginosa y sorpresiva, pero no alentadora", "El Chile de hoy", agrega, "sigue su serena decadencia" y las expectativas no son prometedores. "Además de las dificultades internas", apunta, el pais "enfrentará una situación mundial que le exigirá altos niveles de unklad". "No podremos retomar nuestros éxitos pasados si no se tiene un contrato básico sobre el crecimiento y un mayor bienestar", dice. y para eso se necesita "mucha sensatez". 2 Tiempos divididos Y si de sensatez se trata, atravesamos tiempos donde, parafraseando a Jane Austen, abundan los sentimientos, pero parece escasear la sensatez. Es la politica de la emocionalidad. El tiempo de las redes sociales.
Unas que, además, como apunta Cristóbal Osorio en referencia a las acusaciones de Evelyn Matthel contra la campaña de José Antonio Kast, "permiten la difusión masiva de mensajes maliciosos, que van a dar a 'cámaras de eco', compuestas por públicos hipersegmentados y cerrados". Y ahi, "esos mensajes circulan sin mayores controles de veracidad y bajo el radar del conjunto de la sociedad y las autoridades", Es la plaza de Ferguson que en "la era digital ha multiplicado exponencialmente su poder y eficiencia". "Sólo los tontos aprenden de sus propios errores, los sabios aprenden de los errores de otros", dicen que decía Otto von Bismark. Sea asi o no, en estos tiempos parece que no sucede ni lo uno ni lo otro.
No sólo porque en el mundo volvemos a hablar de armas nucleares a 80 años de Hiroshima, sino porque por estos lares, como apunta Ascanio Cavallo, seguimos atrapados en esa "Idea de que uno vota como si el hemisferio cerebral hubiese sido configurado para siempre de esa manera". Y eso "viene partiendo al país en dos". El problema, dice, es que "Chile está a punto de entrar en un esquema politico de dos coaliciones con muy pocos puentes y muchos interesados en cortarlos o sustituirlos". La historia volviendo a la manida frase de Mark Twainno se repite, pero rima. La política está regresando a épocas pasadas, donde se jugaba el todo o nada. Nada de consensos. El centro ya no existe, pese a que Benjamin Salas en estos días haya hecho una reivindicación del centro.
Un espacio, dice, "que no exagera ni promete revoluciones o soluciones mágicas", que "ofrece un lugar para pensar, negociar, acordar y avanzar". "La política del compromiso", dice, "noes renuncia ni cobardia". Es "tener vocación de mayorías, porque los camblos, para ser deseados y sentirse propios, deben incluir la mirada de muchos". Habrá que ver si es posible. En tiempos en que se mezcla el poder y la pureza, como escribe Enrique Krauze, ese objetivo se hace dificil. Ya lo decía Kierkegaard, "lo que parece política y se considera política, algún día se mostrará como un movimiento religioso". Mucho de eso se observa hoy. Nada de transar.
Son tiempos de redentores, según Krauze -que sobre eso escribió un libro-, y el problema es NEWSLETTER DE OPINIÓN Suscnbase al newsletter de Opinión, Elevando la discusión, los debates que marcaron la semana, para conocer los temos que fijaron agenda y las columnos de la semana. latercera. com que en la historia de la humanidad "ese delirio personal ha suscitado innumerables delirios colectivos, con resultados devastadores". "Con diálogo y tolerancia, con instituciones y leyes, con libertad y responsabilidad, la vida se humaniza", escribe.
El problema es que atravesamos el tiempo de los monstruos del que hablaba Gramsci. 3 MIN Sobre principios y desencanto Quizá la paradoja de estos tiempos es que en una época de redentores, abundan también los seguidores de Marx, pero no de Karl, sino de Groucho. "Estos son mis principios, pero si no les gustan tengo otros", parecer ser la máxima. Pasa, por ejemplo, en la candidatura oficialista, a la luz de los dichos del representante de su equipo económico Luis Eduardo Escobar.
Según él, nada de terminar con las AFP. ni impulsar un sueldo minimo de $ 750 mil, "lo que manda es el crecimiento". O de la propla candidata: eso de la nacionalización fue un "error" Y como escribió Cristóbal Fuentes en La Tercera, el tema ha generado "tensiones con el PC". Y más allá de que ello revele más bien "hipocresía" en la candidatura oficialista, según Álvaro Ortúzar, el marxismo grouchiano también complica por estos días a la DC algunos hablaron de "traición"-, luego de su decisión de respaldar la candidatura de Jeannette Jara.
Eso al menos sugiere Maria José Naudon al plantear que detrás de la decisión "hay un vacío ideológico difícil de disimular", porque "en nombre del realismo", la Democracia Cristiana ha abandonado "su razón de ser". "En nombre de la apertura", dice, "se encierra en la irrelevancia, y en nombre del pragmatismo, se queda sin nada". ¿ Será que los DC "siempre han sido asi", como escribe Alfredo Jocelyn-Holt? Sea así o no, el hecho es que, según Naudon, el partido no sólo se subió "al carro ideológico equivocado", sino a uno "averiado". al del "estancamiento económico" y "de las cifras de empleo más bajas en años". Pero si de empleo se trata, Óscar Contardo apunta a otro punto relevante en estos tiempos de debates sobre el FES y gratuldad universitaria, el de "la frustración ilustrada", como titula su columna.
Y lo hace citando un dramático estudio del Observatorio del Contexto Económico de la UDP que constata que "la tasa de desempleo ilustrado entre marzo y mayo de este año ha sido de 8,1 por ciento, 'la más alta desde que existen registros". "Es una realidad", dice, "demográficamente significativa de la que no se está hablando lo suficiente" y que debilita "el valor que se le da al esfuerzo como factor de movilidad social". Y el problema, como dice Peter Turchin, es que eso acaba alimentando la frustración y la inestabilidad social. Los nuevos (des) equilibrios. Los debates que marcaron la semana