Autor: EUGENIO SALAS OLAVE ARTISTA VISUAL - INVESTIGADOR
WIÑOL TXIPANTU, deI 21 al 24 de junio
WIÑOL TXIPANTU, deI 21 al 24 de junio Una Una fecha en que la mayoría de nosotros, la recordamos asociada a la fiesta de San Juan.
En nuestra infancia, cerca del fogón o la cocina a leña escuchando hablar de las pruebas con la tinta china; los relatos de los abuelos, sobre ver florecer la higuera, retar al árbol que no daba frutos y escuché también hablar de pactos llevando un gato negro y cocinarlo a los pies de la montaña, en una olla de fierro, a las 12 de la noche, hasta que se apareciera el innombrable.
De qué hablan estas tradiciones, estos saberes propios del campo, de los pueblos, antes que las ciudades acallaran las tradiciones, primero con la tv en los años 80 y 90 y luego con la internet y las redes en tiempos actuales. Todas estas tradiciones hablan de una forma de ver, comprender y estar en el mundo, buscaban desentrañar misterios, una relación con el cosmos... es la noche más larga nos decían.
Lo cierto es que entre el 21 y 24 de junio de cada año, los distintos pueblos, de América del sur, con sus centros astronómicos y sus calendarios, desde antes de la llegada de los europeos tenían certeza que se produce el día más corto y la noche más larga.
Desde niño me gusta observar el cielo, mirar el firmamento, conocer el nombre de las estrellas, el Cinturón de Orión (las Tres Marías decían nuestros padres), el Lucero matutino; el wuñelfe o wuñelve dicen los peñi y lamngen en las comunidades y hablan de Küyen (La Luna); AntÜ (Sol), mientras observan las estrellas del Wenu Mapu (La Tierra de Arriba)... Los ancianos observaban la noche estrellada y comentan, este año será muy helado, porque las estrellas están rodeadas de nubecitas blancas, y si es muy helado, la parición y crianza de animales será más baja, hay que cuidarse de los resfríos... para la sociedad agrícola observar las estrellas era ver el futuro con la naturaleza; pero, sobre todo, observar el cielo era para relacionarse con él cosmos; y este saber siempre será actual y necesario.
A los 14 años inicié mis primeros viajes de mochilero, desde la costa de la provincia de Arauco, a la costa de Cautín; dibujaba algunos motivos, paisajes y personajes relacionados con el viaje y al mismo tiempo hacía amistad con los peñi, participaba en sus torneos de futbol, allí pude observar las primeras ceremonias... las ramadas, kuni o llamazas, estaban orientadas en relación a la salida del sol (considerando la salida del sol en el mes de junio, la fecha del Wiñol Txipantu); la puerta de la ruka también estaba orientada en la misma dirección. ¿De dónde viene este conocimiento, estos saberes, esta astronomía? Esta fecha ha sido trasmitida por generaciones, ha resistido a la fiesta de San Juan que intentó relegarla; ha sido mantenida con la ceremonia y con el relato; porque subyace en ella el contenido sagrado de conectar a cada persona con su familia, con su comunidad, como un integrante más de este planeta, sin olvidar que cada individuo es parte del cosmos, con sus astros y estrellas. Esta fecha es un recordatorio, una oportunidad para vivenciar la dimensión profunda del ser y su pertenencia. Desde Temuco, capital de La Araucanía ¡ Kume Wiñol Txipantu! EUGENIO SALAS OLAVE ARTISTA VISUAL INVESTIGADOR Pareja de Chemamuil. entrada al Parque Nacional Nahuelbuta, Wetripantu, 2016..