COLUMNAS DE OPINIÓN: El precio de legitimar la violencia política
COLUMNAS DE OPINIÓN: El precio de legitimar la violencia política El atentado contra Miguel Uribe Turbay en Colombia Colombia no solo es un hecho gravísimo que afecta afecta la seguridad de una persona y su entorno, sino también una expresión cruda y profunda del deterioro deterioro democrático cuando la violencia irrumpe en el espacio político. No se trata de un caso aislado, aislado, sino de un síntoma preocupante: el intento de imponer ideas, reivindicaciones o visiones de mundo mediante la fuerza bruta. La violencia, bajo cualquier forma o motivación, motivación, es incompatible con la democracia. El pacto democrático se funda precisamente en la renuncia a la imposición violenta para resolver nuestras diferencias. diferencias.
Cuando se pretende usar la fuerza para alcanzar reivindicaciones por legítimas que sean se abre una puerta peligrosa a la ley del más fuerte, esa lógica perversa en la que quien intimida intimida o destruye más consigue consigue imponer su voluntad. voluntad. Es el camino opuesto al derecho, al diálogo y al respeto por las reglas comunes. comunes. El atentado contra Uribe Turbay no solo representa un atentado a la vida de un líder político; es también un retroceso civilizatorio. Reinstalar la violencia como herramienta para acimagen El precio de legitimar la violencia política Jorge Astudillo Académico de la Facultad de Derecho, U.
Andrés Bello, sede Viña del Mar ZNP Yamil Najie Alee EmwesaPerledíslica fifletaldoLliL DIRECTOR ILDMGUVUIIRASRALRSII REPRESENTANTE LEGAL YAUILNAJLE ALEE Of ICINAS: UNARES: YUMBEL 658 CORREO ELECTRONCO Dbñ.h. tId.. Ent.. 11aILcOm arIoeIherRIdocI PubRcidaeIhRraIdo@gmaiI, coR1 ceder o disputar el poder es volver a los tiempos más oscuros de nuestra historia. Y es precisainente precisainente ahí donde debe trazarse una línea ética y política política infranqueable. Hechos como el ocurrido en Colombia merecen merecen el repudio más enérgico de todas las fuerzas democráticas, sin matices ni ambigüedades. Rechazar Rechazar con claridad toda forma de violencia política política es un deber mínimo de quienes creen en la democracia. Es urgente reafirmar un compromiso colectivo: nunca más justificar, legitimar ni tolerar tolerar el uso del pillaje, la destrucción o la fuerza como vía de transformación política. La democracia se defiende con ideas, con argumentos, argumentos, con votos y con respeto. Lo demás es barbarie..