Columnas de Opinión: Cicloparque y Faja del Tren
Columnas de Opinión: Cicloparque y Faja del Tren Rodolfo Ugarte Arquitecto Por qué no construir sinergias entre lo que hacemos? Mientras en Antofagasta se discute si es oportuno construir ci( dovias, el pasado 3 de junio el mundo entero celebró el Día de la Bicicleta, agradeciendo su invención como el medio de transporte más eficiente, económico, silencioso, limpio y saludable, clave para enfrentar la urgencia del cambio climático y la inequidad urbana.
En las principales ciudades del mundo se esfuerzan por crear lugares para vivir, donde los protagonistas son las personas, el espacio público y la naturaleza, en cambio, nuestra ciudad todavía seguimos discutiendo sobre los conflictos de convivencia vial y sobre quien tiene más derecho sobre la calle, si vehículos privados, bicicletas, transporte público o autos estacionados, Lamentablemente, Antofagasta sigue perdiendo su brújula.
No vemos la urgencia e importancia de revertir el modelo urbano que se ha construido, una ciudad de 30 km de largo, con menos de 500 mil habitantes, cuyo crecimiento en expansión basado en el automóvil ha generado un territorio expulsivo: una ciudad en la que ya no se desea vivir ni envejecer, con altos costos de mantención y tiempos de viaje; baja calidad del espacio público, insegura, productora de contaminación y segregación social. ¿Por qué no podemos conversar sobre los temas estructurales de ciudad? Por ejemplo, la faja del ferrocarril: un vacio urbano de entre 20 y 40 metros de ancho, con pendientes casi nulas, con 70 hectáreas de superficie aproximadamente y una longitud que cruza toda la ciudad en su punto medio.
Hoy es un lugar de deterioro, segregación e inseguridad. ¿No debería ser la faja de ferrocarril el lugar que concentre nuestros esfuerzos y acciones para transformar la ciudad? ¿ Por qué algo que parece tan obvio, no lo podemos ver? Tal vez no queremos generar un conflicto con la empresa de Ferrocarril FCAB, o no hay certeza si esta faja es de uso público o privado, o simplemente, no alcanzamos a percibir la oportunidad. ¿Por qué no pensar como Bogotá, Colombia, con el ex alcalde Enrique Peñalosa en los años 2000, en donde se impulsaron los Cicloparques, áreas verdes longitudinales con ciclovías, que unian centro y periferia? o los 42 km de ciclovias construidos en Santiago en el lecho del rio Mapocho que cruzan toda la ciudad. ¿ Por qué no pensar como en Barcelona, donde se planifica el suelo, subsuelo y aire al mismo tiempo, combinando ciclovias en superficie con tuberías y servidumbres subterráneas? ¿ Qué pasaría si, en lugar de verter al mar mas del 90% del agua tratada en Antofagasta, se construyera un gran Cicloparque por la faja del tren, que albergue una red de distribución de agua reciclada para riego de áreas verdes, transformando la faja del tren de una barrera árida y segregadora, a un espacio de naturaleza, conectividad e integración? Lo sorprendente es que estas ideas no son nuevas: ya estaban en el Plan Maestro 2015-2030 de Creo Antofagasta y fueron recogidas por el Plan de Movilidad Urbana Sostenible PMUS, elaborado por el Gobierno Regional.
Hoy debemos actuar sobre lo estructural, tanto con el sector público como con el privado, la empresa FCAB debe traducir su responsabilidad en acción, y los Ministerios de Transporte y Vivienda, juntos al Municipio, deben trabajar en sinergia, esta es, la única manera de transformar Antofagasta en un mejor lugar para vivir. C Columna.