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Aumentar la actividad física es un desafío urgente
Aumentar la actividad física es un desafío urgente La alerta por la crisis de inactividad física se debe a que genera variedad de riesgos incluso letales, como deterioro orgánico desarrollo de afecciones crónicas como acumulación nociva de grasa, obesidad, diabetes e hipertensión, y enfermedades cardiovasculares y varios tipos de cánceres, las dos primeras causas de muerte. Mientras “la actividad física ofrece múltiples beneficios que abarcan no sólo aspectos físicos, sino también mentales, emocionales y sociales”, afirma el doctor Carlos Matus. Se debe a la influencia en procesos fisiológicos, como gasto energético y secreción de hormonas, que permiten promover la salud integral, y prevenir o controlar las afecciones.
Entre efectos físicos menciona controlar peso corporal y prevención de sobrepeso y obesidad; reducir riesgo de enfermedades crónicas, cardiovasculares y ciertos cánceres; y fortalecer el sistema musculoesquelético y mejorar funciones como equilibrio y movilidad que puede prevenir caídas y lesiones (crucial en personas mayores). Además, afirma que beneficia la salud cerebral y mental. Se relaciona con mejora en la función cognitiva, estado de ánimo, autoestima y bienestar general, y reducción de síntomas de ansiedad, estrés y depresión. Matus expone que para mantener la salud la OMS establece que adultos deben alcanzar semanalmente al menos 150 minutos de actividad física aeróbica modeFRASE rada, 75 minutos si es vigorosa o combinación de ambas.
“En niños, niñas y adolescentes, la OMS recomienda al menos 60 minutos diarios de actividad física moderada a vigorosa, principalmente de tipo aeróbico, además de incorporar actividades que fortalezcan músculos y huesos al menos tres veces por semana”, complementa. Sin cumplir los parámetros se considera condición de inactividad física, afirma el académico.
“Actividades aeróbicas como caminar, nadar, andar en bicicleta o correr, y las que combinan fuerza, equilibrio y flexibilidad ofrecen beneficios integrales”, destaca, y también que “la evidencia indica que cualquier tipo de actividad física es mejor que ninguna”. Lo crucial para que reporte beneficios es la práctica regular y adaptada a condiciones e intereses individuales.
Para una vida activa aporta significativamente incorporar el movimiento en actividades cotidianas, como desplazarse caminando o en bicicleta si el trayecto lo permite, usar escaleras en vez de ascensores, y hacer pausas activas en jornadas laborales o académicas, por ejemplo. “Lo ideal es empezar con metas pequeñas, evitar largos periodos sentados y elegir actividades que resulten agradables y sostenibles”, enfatiza. “Es clave acompañar con buena alimentación, descanso y salud mental”, cierra. “Lo ideal es empezar con metas pequeñas, evitar largos periodos sentados y elegir actividades que resulten agradables y sostenibles”. Doctor Carlos Matus, académico Ucsc e integrante del Observatorio de Acompañamiento Técnico del Ministerio del Deporte. Vida físicamente activa. FOTO: CC