Autor: POR MARÍA JESÚS DOBERTI
MAISHA, LA FUNDACIÓN CHILENA QUE APOYA A MUJERES EMBARAZADAS Y VULNERABLES EN KENIA
A ntonia Villablanca y Fernanda Almazara viajaron en 2015 como voluntarias a un hospital en Kenia, siendo ambas estudiantes de enfermería y obstetricia de la Universidad Católica. En este viaje conocieron de cerca lo que a viven muchas mujeres de ese país: embarazadas, adolescentes, vulnerables y sin atención de salud. Ninguna de las dos se imaginó que através de la Fundación Maisha iban a acoger a 211 embarazadas y asistir 377 partos. En el país africano hay 9,7 funcioTO _ EIA narios de salud por cada diez mil habitantes y es difícil el acceso a la salud. Como consecuencia, solo el 40% de los nacimientos ocurren dentro de los hospitales. La puerta de entrada para la fundación en Kenia tiene nombre y apellido: Domtila Ayot, una NRO mayor número de adolescentes. Por cada mujer que muere en un parto en Chile, en Keniarfállecen 22. Esta es la realidád con la/que se enfrentaron dos chilenas IA NO MN li En Kibera, un asentamiento informal de Nairobi, está la base de la fundación.
Su densidad poblacional es de 400 mil habitantes por km2: 60 veces más que la de Puente Alto. keniana de 74 años, conmovida por la realidad de los embarazos adolescentes y los abortos clandestinos de su país. En 2008, Ayot comenzó a acoger a estas niñas y adolescentes en la medida de sus limitadas posibilidades: visitándolas, llamándolas o incluso recibiéndolas en su casa. Después de conocer a Ayot y de la experiencia que tuvieron en Kenia en la asistencia de partos, las dos chilenas quisieron volver con una solución, junto a un equipo. “No fue que aleatoriamente dijimos: 'Ya, vamos a hacer una fundación en Kenia”, sino que nos pidieron ayuda en la misma comunidad, Domtila, y también las mamás que conocimos en ese momento”, cuenta Antonia Villablanca. La fundación se constituyó legalmente en Chile en 2017 y en Kenia en 2019, bajo la figura de CBO (Community Based Organization). Se basa en cuatro pilares: acogida, salud, educación sexual y afectiva, y sustentabilidad.
Se financia a través de socios -principalmente personas naturales-, donaciones, campañas y The Maisha Market, una tienda digital con algunos puntos en Chile donde venden productos hechos por las madres que acoge Maisha y otros fabricados con telas locales. Se ubicaron en Kibera, un asentamiento informal de Nairobi, la capital keniana. Kibera es el slum =similar a un gueto-, más grande del continente africano. Caminos angostos de tierra, viviendas ligeras hacinadas y sin alcantarillado. Tiene una densidad poblacional de 400.000 habitantes por km2, equivalente a más de 60 veces la densidad de Puente Alto.
Salud y acogida A través de un trabajo colaborativo con los hospitales, parte del trabajo de la fundación es realizar controles prenatales, atención del parto y consejería de lactancia materna, junto a un grupo de voluntarias chilenas que viajan durante al menos seis meses para apoyar desde sus conocimientos en el área de la salud, sin dejar de capacitar al personal local para que puedan mejorar la atención. En paralelo, abrieron una casa para acoger a madres con embarazos críticos. El promedio de edad de las niñas que viven actualmente ahí es de 14 años. En Kenia, el 21% de las madres son adolescentes y solo el 15% de los embarazos se controlan durante el primer trimestre. “Me dicen que ahora se sienten en un lugar seguro, que están tranquilas y felices. Que les ha vuelto la esperanza”, cuenta Dominga Brunner, desde Kenia, en su rol de voluntaria del hogar de acogida que ejerce desde hace cuatro meses. Mirada holística La fundación no solo se preocupa por el parto.
Busca llegar antes, a través de un programa de educación sexual que imparten en los colegios de la zona, capacitando a monitoras locales de la comunidad de Kibera para que puedan seguir replicando el programa de manera continua. “Desarrollamos habilidades en la toma de decisiones basadas en la libertad y responsabilidad”, explica Rosario Mozó, directora ejecutiva dela fundación.
Además se ocupan de que las madres aprendan un oficio, como costura o peluquería, porque así pueden tener un ingreso, aunque lo ideal es que puedan retornar a su etapa escolar, Uno de los problemas que detectaron en el sistema escolar es que las niñas quedaban muchas veces atrás porque faltaban al menos cinco días al mes. La razón es que no tienen acceso a artículos de higiene que puedan usar durante la menstruación. De esa crisis se abrió otra oportunidad, y nació “Menstruación Sin Reglas”, un programa para garantizar insumos de higiene básicos y reutilizables que fabrican las mismas mamás Maisha. “Trabajamos para que la menstruación deje de ser un impedimento para las mujeres, velando para que este programa asegure una menstruación informada, ecológica y accesible”, dice Mozó. El equipo de Maisha detectó que en Chile también existe este problema. Por eso, a la fecha han replicado dos pilotos de este programa en territorio nacional. Maisha, que en swahili significa vida, hoy tiene la mirada puesta en la expansión. Todavía no hay nada concreto, solo está la idea. Pero cuando ocurra, esperan que el punto de partida sea Chile.