COLUMNAS DE OPINIÓN: La barbarie del infanticidio
COLUMNAS DE OPINIÓN: La barbarie del infanticidio Oo Columna Francisco Javier StegmeierSchmidlin, obispo dela Diócesis de Villarrica obispo dela Diócesis de Villarrica La barbarie del infanticidio la hermosa Carta a Diogneto, digna de ser leída también hoy, en donde dice: los cristianos, "igual que todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos que conciben". Estas palabras hacen referencia a la extendida costumbre entre los padres paganos de matara sus hijos recién nacidos, como un modo de controlarla natalidad. La razón es que el aborto es mucho más riesgoso, pues supone corE: el siglo II d. C, un autor cristiano anónimo escribió La negación de Dios, que tarabruptamente ió el procesonatural conlleva lanegación dela. ya gestación. En verdad de la persona cambio, el infantiimana i cidioes másseguhaconduddos para la madre caer de nuevo en la porque se practibarbarie delinfanticidio. "sin alterar la naturaleza propia del embarazo, que concluye con el nacimiento. La Carta a Diogneto es testigo del influjo de los cristianos enla promoción de la cultura dela vida.
Con paso lento, pero seguro y sin claudicaciones, la Iglesia inició un camino detransformación cultural que desembocó siglos después enelirrestricto reconocimiento y respeto de la dignidad de toda persona humana, desde su concepción hasta su muerte natural. Recordemos que la actual defensa de los derechos humanos hunde sus raíces en la concepción cristiana del hombre y de la mujer.
Pero, por la influencia de filosofías equi vocadas, se ha producido un vaciamiento de los fundamentos dela dignidad dela persona humana, pues se ha perdidola referencia a Dios y a la creación del hombre a suimagen y semejanza.
Porque Dios esel referente último de todas las cosas y origen de la verdad y del bien, "no hay ninguna diferencia entreser el dueño del mundo o el último delos «miserables» dela tierra: ante las exigencias morales somos todos absolutamente iguales" (San Juan Pablo II, Encíclica Veritatis splendor, 96). La negación de Dios, que conlleva la negación dela verdad dela persona humana, ha conducido a caer de nuevo en la barbarie del infanticidio. Toda ley deaborto, más o menos restrictiva o permisiva, es esencialmente un infanticidio, y que coherentemente con sus principios conduce a la legalización del infanticidio, en su acepción jurídica.
Recordemos que hasta el año 2003 estaba legalizado en Estados Unidos el aborto por decapitación, que consiste en que, al momento del nacimiento del niño, sin que salga aún todoel cuerpo del útero materno, se perfora su cráneo y se saca la masa encefálica.
Así de cruel puede ser una sociedad "democrática". Y hace poco más de un mes, la Cámara de los Lores de Inglaterra aprobó por abrumadora mayoría despenalizar el aborto durante los nueve meses de embarazo, incluido el mismo parto.
Cuando en Chile se discutió años atrás la Ley de Aborto, muchas voces advirtieron lúcidamente que es un paso más dela cultura de la muerte, que concluye, en el caso de los niños, en el infanticidio, y en el caso de enfermos y ancianos desahuciados, en la eutanasia. nos desahuciados, en la eutanasia..