COLUMNAS DE OPINIÓN: ¿Para qué tener hijos?
COLUMNAS DE OPINIÓN: ¿ Para qué tener hijos? Gonzalo Serrano del Pozo Doctor en Historia Facultad de Artes Liberales Universidad Adolfo Ibáñez 6 6 Si usted piensa que ser padre o madre es un buen negocio pensando que ellos se encargarán de usted, está errado. Primero, porque no todos los hijos se preocupan de sus padres.
Y, segundo, porque saldría más conveniente ahorrar mes a mes lo que se gastaría en un hijo, y usarlo para vivir en un asilo de ancianos (y le va a sobrar dinero)". ¿Para qué tener hijos? n Chile, cada cierto tiempo, la explosión de una bomba nos E recuerda que el anarquismo está vivo y que no debemos confiarnos. Sin embargo, lo que sucedió la semana pasada fue inédito. Un artefacto explosivo fue detonado en las oficinas del laboratorio Abbott, ubicado en Providencia. La agresión fue reivindicada por un grupo anarquista denominado "Belén Navarrete", que justificó el hecho alegando que el laboratorio había repartido pastillas anticonceptivas defectuosas.
Siwilkes asesinó a Abraham Lincoln en protesta por la libertad de los esclavos; Bresci hizo lo propio contra el rey Umberto por la masacre de losobreros; y Princip acabó con la vida de Francisco Fernando por laliberación de Yugoslavia, para un grupo de personas, elenemigo en Chile pareciera ser la posibilidad de tener hijos indeseados. Lo que puede resultar anecdótico da cuenta de un problema mucho más profundo, que tiene que ver con la disminución progresiva de lanatalidad en Chile. Segúneel último censo, la tasa global de fecundidad es de 1,16 hijos por mujer. Basta conversar con amigos y colegas para entender las razones, todas muy válidas, para no tener o, a lo más, quedarse con unsolo hijo.
Así sienten que podrán darles la calidad devida que ellos consideran que merecen. ¿Cómo juzgarlos? Basta ver cuánto cuesta un buen colegio o una universidad de prestigio para comprender que no hay presupuesto que resista muchos hijos. Si retrocedemos medio siglo, resultaba inconcebible que un matrimonio no quisiera procrear; la Iglesia además lo condenaba. Existía una presión social para que así ocurriera y no hacerlo era una señal de alerta, generando rumores y críticas. Éste era, a mi juicio, el otro extremo: no todos quieren y no todos deberían ser padres.
Asimismo, me parece que el enfoque con el que se ha abordado la baja natalidad en Chile está errado enel sentido de que la pregunta que surge a partir de estas cifras es quién cuidará alas personas mayores, cómo se financiarán las jubilaciones y quién reemplazará la fuerza laboral. De acuerdo con esto, pareciera que necesitamos más niños por un fin económico más que por un propósito en si mismo. Siguiendo esta lógica, si usted piensa que ser padre o madre es un buen negocio pensando que ellos se encargarán de usted, está errado. Primero, porque no todos los hijosse preocupan de sus padres.
Y, segundo, porquesaldría másconveniente ahorrar mes a mes lo que se gastaría en un hijo, y usarlo para vivir en un asilo de ancianos (y leva a sobrar dinero). Aunque mi rol en esta columna es como profesor de historia e investigador, es imposible abstraerse de la realidad que le toca vivir a cada uno y no cuestionarse sobre estos temas. En nuestro caso, cuando decidimos tener hijos fue porque consideramos que estábamos preparados, jamás lo hicimos pensando en que iban a hacerse cargo de nosotros. Y es que un hijo no vale como una inversión o seguro de calidad de vida para cuando seamos mayores. Un hijo vale en sí mismo y también sirve de vínculo para la pareja, un punto de encuentro de vivencias y recuerdos. Deigual forma, los hijos nos permiten trascender de algunamanera, no solo desde el punto de vista genético o el linaje, sino a través de historias de familia y recuerdos. Cada uno de nosotros es parte de ese gran manto que es nuestra historia familiar. Sin hijos, esto se pierde, se desvanece. Es, además, gracias a los hijos que podemos comprender mejor a nuestros padres, dejar de juzgarlos para comenzar a entenderlos ahora como colegas. Aquí nos damos cuenta de que nuestros papás fueron igual que nosotros, con sus virtudes y defectos. En esta línea, con la misma vara que los juzgamos, seremos juzgados. Nadie puede imponer a otro tener uno o más hijos, es algo que debe nacer del corazón, sin pensar en lajubilación, en subir un promedio de natalidad o sustentar el mercado laboral. Quizás parte del problema tiene que ver con esa mirada tan economicista y tan poco humana.. o. o. o. o. o.