"Esto no es la guerra de los sexos"
Valentina Rozas-Krause y las NANA O “Esto no es los sexos” “Ni que desde ahora las veredas vayan a ser rosadas... Lo más potente de una mirada de género es que hace Consejo Nacional de Desarrollo Territorial. FOTOGRAFIA: CLAUDIO CORTES por Constanza León A.
Na votación entre 22 universidades dejó a Valentina RozasKrause como miembro del Consejo Nacional de Desarrollo Territorial —en representación de la Universidad Adolfo Ibáñez— que comenzó a funcionar en enero para asesorar al Presidente de la República en la implementación de la Política Nacional de Desarrollo Urbano (PNDU), la Política Nacional de Desarrollo Rural y de la Política Nacional de Ordenamiento Territorial. “El encargo es actualizar estos instrumentos y generar otras herramientas de planificación. Uno de los cambios está en integrar la planificación urbana con la rural, porque ya no se puede pensar lo uno sin lo otro. Esta instancia interministerial es una de las pocas que tenemos de planificación integral a largo plazo”, dice ella en su oficina en Peñalolén.
La académica del Design Lab UAI, es doctora en Arquitectura por la Universidad de California, arquitecta y magíster en Desarrollo Urbano y postdoctorada en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Michigan, como LSA Collegiate Felow.
Pasa parte de su tiempo en Chile y la otra en Cambridge, EE.UU., donde lanzará este lunes, en Harvard, el libro «Breaking the Bronze Ceiling: Women, Memory, and Public Space», en el que recopila —de la mano de varios autores— distintos casos en el mundo sobre representaciones de mujeres en el espacio público. Además, está escribiendo el libro “Memoriales y el culto al perdón”, después de que fuera distinguida por el Harvard University Radcliffe Institute for Advanced Study con la beca Frieda L. Miller, la primera chilena en lograr este hito. “Este libro ahonda en el trabajo de mi tesis doctoral sobre el uso de espacio público como método de reparación post conflicto, enfocado en 'memoriales. En los informes de “verdad” se recomienda hacer reparaciones simbólicas, las que muchas veces toman la forma de 'memoriales. Esa es la idea central del libro que estoy escribiendo en Harvard, enfocado en casos de memoriales y museos en Argentina y Alemania”, explica. “Cada vez estamos memorializando conflictos más recientes. Eso partió desde el informe de la verdad en Sudáfrica. Y eso no significa que los memoriales no sean objeto de disputas políticas y culturales, pero creo que justamente la memorialización es una oportunidad para trabajar en esos conflictos colectivamente.
Al estar en el espacio público, permiten llegar a otros públicos, que no son los intelectuales ni políticos. ¿Como representas el dolor de las víctimas con vecinos reales?, ¿cuál es el impacto? ¿ Quién va a cuidar esos memoriales? Son cosas concretas que nos hablan de cómo elaboramos el trauma”. —Entiendo que la PNDU es del 2014 y se debió haber actualizado en 2019, y no se hizo por temas de estallido social y pandemia. ¿Cómo comienza ese trabajo? —Todavía estamos en etapa de diagnóstico, pero lo que se ha acordado es que no vamos a partir de cero, porque hay muchos asuntos relevantes en esta política, como el enfoque en planificación de espacio público, el derecho a una vivienda digna, pero hay temas que no eran relevantes en el momento de su creación y ahora lo son, porque Chile cambió. Género y feminismo, migración, cambio climático y sustentabilidad, requieren otra perspectiva. También hicimos un acuerdo de que el tema género y equidad tiene que ser transversal a todo, no solo un anexo.
“Lo mismo hizo la División de Desarrollo Urbano (DDU) mirando todos los proyectos del MINVU con perspectiva de género y con enfoque en los cuidados, manifestados en la ciudad”. —¿ Qué significa en la práctica diseñar ciudades con perspectiva de género y qué importancia tiene realmente? —Planificar con mirada de género y equidad no es solo pensar en las mujeres. Pasa que en la tradición de la arquitectura y la planificación ha dominado la figura del “modulor”, una abstracción de un hombre tipo de 1.75 mts. Que se moviliza por el espacio sin ninguna discapacidad ni barreras. Todo se diseña en base a eseideal de persona, desde una banca en una plaza hasta un aeropuerto. Hoy sabemos que ese ideal ha invisibilizado otros cuerpos que se mueven por la ciudad, por ejemplo, una mujer con un coche o alguien que se desplaza en silla de ruedas. Lo más potente de una mirada de género es que hace que la ciudad sea mejor para todos los y las que la habitamos. Hay muchos estudios que dicen que si haces algo más accesible y seguro para mujeres, también lo es para niños, hombres y para quienes no se identifican con géneros binarios. Es más vivible, más amigable y el bienestar aumenta. Espacios abiertos? —Cambian muchas cosas. Por ejemplo, esta universidad no es accesible para alguien en silla de ruedas ni con coche de guagua, lo que yo misma he comprobado cuando vengo con mi hija. El espacio tiene que ser accesible y seguro, eso tiene que ver con iluminación y también con que haya ojos en la calle, como dice Jane Jacobs, urbanista canadiense. Mientras más locales comerciales abiertos, metros en horarios más largos, menos rejas, más vida en la calle; más seguros nos sentimos. Hay un estudio reciente del PNUD que indica que las mujeres usamos el transporte público de manera distinta a los hombres, que hacen sólo dos trayectos diarios, del hogar al trabajo. Las mujeres tenemos el cuidado de los niños, nos bajamos varias veces durante nuestros trayectos. Eso hay que reconocerlo, como el pink tax, nosotras estamos pagando más por el transporte público. La reciente introducción del tope de tarifa mensual por primera vez está pensado para una usuaria que sube y baja muchas veces de la red.
“Creo que me va a tocar tomar algún cargo político” Valentina es militante de Revolución El gran riesgo es que las clases altas abandonen definitivamente el espacio público”. La mujer más representada en Chile es Gabriela Mistral, pero casi siempre es un busto, habría que entender por qué. ¿Por sus preferencias sexuales?”. democrática desde su fundación. “Fui muy activa desde mis tiempos en la U. Católica. He estado mucho tiempo fuera de Chile, pero vengo de ese mundo. Fui de las juventudes socialistas también. Y ahora estoy muy contenta de que seamos Frente Amplio, porque lo más importante en este país es que nos aunemos”, dice. Fue la primera coordinadora de la comisión Ciudades y Territorio, desde donde todavía aporta. “Y sí, el caso Fundaciones fue tremendamente doloroso, súper grave. Creo que hubo soberbia. No me siento en derecho de juzgar, porque lo he visto desde lejos, además siendo académica, y reconozco que es un trabajo muy privilegiado. Yo creo y no voy a dejar de creer en esta generación, porque es la mía. Hay tanta gente que ve en la política un sentido de lo colectivo, que hemos perdido. Creo en el servicio público. Y creo que alguna vez me va a tocar tomar algún cargo político. Para entonces, pretendo hacerlo lo mejor posible. No tengo ganas del poder por el poder, pero sí de apoyar desde lo que tenga que ver con mis temas”. —Se dice que a mayor inseguridad, las mujeres abandonamos el espacio público.
Según el informe Claves Ipsos de marzo 2024,6 de cada 10 mujeres han dejado de salir, manejar o viajar en el país. —Las mujeres nos empezamos a encerrar más, porque corremos muchos más riesgos cada vez que salimos. Pero hay un tema de clase: hay mujeres que pueden encerrarse y otras que no.
Es muy dañino para la ciudad que a las clases altas les de cada vez más miedo el espacio público y se vayan a vivir cada vez más lejos, que anden solo en auto, que vayan solo a malls cerrados y se estacionen ahí. Eso ha pasado en Sao Paulo y Ciudad de México, donde se habla de la cultura del miedo. Nosotros aún no estamos ahí, pero estamos cerca. El gran riesgo es que las clases altas abandonen definitivamente el espacio público. Eso hay que evitarlo a toda costa.
Si todos los colegios se van a La Dehesa y las universidades a la precordillera, estamos generando clases altas sin ninguna relación con el resto de la ciudad. —¿ Qué se puede hacer dado los índices de violencia que existen hoy? Una universidad hizo incluso un mapa delictual de sus alrededores para proteger a sus alumnos. —Yo no soy experta en seguridad, pero mi postura es que tiene que ser multifocal. Solo de más seguridad en la calle. Hay un problema grave de descontento que vimos con el estallido social, y hay una dolorosa no resolución de ese proceso. Necesitamos resolver el tema de la vivienda, que vuelvan los locatarios al centro, que más personas miren ese espacio y que esté mejor diseñado. Se requiere un trabajo conjunto con municipalidades, Carabineros, centros de estudio, economistas, sociólogos, artistas.
Hay un tremendo problema de desigualdad en Chile y las ciudades son clave para entender esos factores. —¿ El centro de Santiago se puede recuperar? Muchas de las grandes empresas ya lo abandonaron. —Quizás una baja de impuestos sirva de incentivo para recuperarlo. El gran plan de repoblamiento de los 90 instaló locales comerciales y grandes tiendas. Hay que volver a atraer comercio. Se podrían subsidiar parte de los arriendos, en cierto plazo, para que el modelo de negocio sea rentable.
San Francisco, California, pasa hoy por una gran crisis también porque se todos los comerciosimportantes, acaba de cerrar el mall del centro y hay una gran concentración de gente que vive en la calle frente a la municipalidad. Con altos niveles de violencia dado el consumo de drogas. Lo mismo pasó en Detroit y hoy se ha ido recuperando. Son ciclos que viven las ciudades. A la larga, es más costoso perder el centro, a nivel cultural, identitario y también económico. Mientras antes empecemos a invertir, mejor. —Cuando se habla de perspectiva de género no se entiende, habitualmente. Basta recordar cuando el Presidente Boric habló de “caletas con perspectiva de género”. —Por eso siempre parto diciendo que una ciudad con perspectiva de género es mejor para los hombres también. En esa caleta la seguridad y disfrute de esas mujeres, serán la seguridad y disfrute de todos.
Hay una lucha ideológica, pero es tarea de gente como yo, y también de quienes trabajan en el Gobierno, de hacer entender que esto no se trata de la guerra de los sexos, ni que desde ahora las veredas vayan a ser rosadas. Todo lo contrario. Ciertos aspectos del feminismo también liberan a los hombres. Una liberación feminista y de equidad permite otras masculinidades. No creo que la agenda feminista tenga que ver con hacerle la vida imposible a los hombres.
“Uno cree que es normal que las calles tengan nombre de hombre” “Un alumnas están diseñando una app que indica las vías y espacios seguros para las mujeres, pero yo les dije que lo primero es preguntarse cómo los hombres pueden aportar. Si nosotros seguimos pensando que el problema de seguridad de las mujeres es solo de las mujeres, no vamos a llegar a ninguna parte.
Los hombres son clave”, relata. —El informe “Ciudades vivas: Diseñar ciudades adecuadas para las mujeres”, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, señala que el dí seño se ha formulado con escasa participación femenina y que ello ha exacerbado las desigualdades. —Yo siempre hablo de pensar la inclusión en tres niveles: las mujeres como usuarias del espacio público, que no han estado en el centro; las mujeres como representación, porque uno cree que es normal que todas las calles tengan nombre de hombre; y a nivel de diseño. El 4.7% de las esculturas en Chile están dedicadas a mujeres, con nombre y apellido. Sin contar las musas y diosas. —Tu libro “Breaking the Bronze Ceiling... ” se enfoca en ese porcentaje. —Sí, porque al entender cómo funcionan los monumentos que tenemos, podemos ver cómo salvamos la brecha. Por ejemplo, en Berlín todas las calles, de ahora en adelante, tienen que tener nombres de mujeres, hasta que se llegue a equidad. En San Francisco hay un plan de construir muchos monumentos a mujeres. Son ciudades que tienen políticas de espacio público.
A partir de esta experiencia, obtuve el Fondecyt con el proyecto “Alegorías, monumentos y contra-monumentos: representación y transformación dela mujer en el espacio público de Antofagasta, Valparaíso y Santiago”. ¿Qué pasa cuando hay una escultura de mujer en el espacio público? ¿ Genera una diferencia? Porque la solución no puede solo ser llenar de bronces de mujeres semidesnudas el espacio público. Hay una crisis del modelo de escultura además, que es muy anticuado. El arte ha cambiado, nosotros hemos cambiado. Pero cuando las ciudades se proponen instalar monumentos a mujeres lo hacen como si estuviéramos en el siglo XIX.
Como todo en el feminismo, nos toca ser representadas cuando ya esa representación está en crisis. —Debe ser distinto también cuando es un homenaje a una mujerreala cuando es solo figurativa. —La mujer más representada en Chile es Gabriela Mistral, pero casi siempre es un busto, habría que entender por qué. ¿Por sus preferencias sexuales? Hay que investigarlo. ¿Y qué pasa cuando ese busto está al lado de la Justicia semidesnuda? La gente abusa más de las esculturas femeninas, que están más rayadas. La escultura de Julieta en Verona tiene uno de sus pechos brillantes porque todo el mundo sesaca la foto tocándolo.
Las representaciones son reflejo de cómo tratamos a mujeres de carne y hueso. —Todo esto, con solo el 10% de los puestos de arquitectura y planificación urbana del mundo ocupado por mujeres, según el Banco Mundial. —La brecha es enorme.
A arquitectura entran un 50% de mujeres, aprox, pero al final, aparece esta cifra. ¿Qué pasó entre medio? Lo que llaman el Leaky Pipe Line, se van cayendo en el camino, hacen menos magísteres, tienen menos cargos de representación pública, etc. Sabemos lo que sufrimos las mujeres con el primer hijo, muchas veces es el inicio de inequidades laborales que arrastramos por el resto de nuestras carreras. Y el mundo de la arquitectura no funciona tan distinto a otros. Yo fui arquitecta de obra, visitando construcciones con más de 200 hombres y, efectivamente, te puede pasar que eres la única mujer en tu trabajo. Ahora, los maestros nunca son el problema, son tus pares los que presentan más barreras.