EDITORIAL: Brics, poco que mostrar
EDITORIAL: Brics, poco que mostrar Ayer terminó la cumbre de los Brics, en Río de Janeiro, donde Lula da Silva buscaba lucimiento como anfitrión de Xi Jinping y de Vladimir Putin, pero ninguno de los dos llegó: Putin no se atrevió a viajar por temor a la orden de captura de la Corte Penal Internacional y Xi prefirió evitar exponerse a las discusiones sobre Gaza o Ucrania, que lo habrían puesto en el disparadero de EE.UU.
Sí asistió Narendra Modi, de la India, a un encuentro en que quedaron a la vista muchas discrepancias y la falta de rumbo y cohesión del grupo, y que también tuvo entre sus invitados al Presidente Boric, en un polémico viaje.
La declaración final fue un largo texto donde se condenaron el "genocidio en Gaza", los ataques de Ucrania a territorio ruso (nada sobre l a o f e n s i v a d e Moscú), el bombardeo a las instalaciones nucleares iraníes (pero sin mencionar a EE.UU. ) y los aranceles de Donald Trump (sin nombrarlo tampoco). Totalmente ausente quedó, sin embargo, cualquier decisión sobre la creación de una moneda común, el sueño de Lula y un gran anhelo de Rusia, que necesita una alternativa para sortear las sanciones internacionales. El tema ha provocado fuertes amenazas de represalias por parte de Trump, emitidas aun antes de asumir la Presidencia.
Al parecer, surtieron efecto porque, habiendo en la cita varios países interesados en llegar a buen acuerdo con EE.UU., el texto oficial suscrito el domingo se conformó con mencionar la idea de promover el uso de monedas locales en sus transacciones comerciales. Pero aun así Donald Trump volvió más tarde a arremeter, advirtiendo, vía su red social, que cualquier país que se alinee con las "políticas antiestadounidenses del Brics" será castigado con aranceles del 10% adicionales.
La sigla BRIC nació en el mundo financiero para denominar a países emergentes con grandes posibilidades de desarrollo, pero Brasil, Rusia, India, China, y más tarde Sudáfrica (que agregó la S) lo convirtieron en el nombre de un bloque contrario a la hegemonía de EE.UU.
Su intención explícita era bregar por reformas al sistema internacional, tanto en el Consejo de Seguridad de la ONU como en el FMI, el Banco Mundial y la OMC, y han intentado levantar una institucionalidad paralela, con organismos como el Nuevo Banco de Desarrollo, para financiar proyectos en el llamado "sur global". Según Dilma Rousseff, la directora del NBD puesta por Lula, este tiene unos 120 proyectos por unos 40 mil millones de dólares, de los cuales ya ha desembolsado 22 m i l m i l l o n e s, montos que distan de los de las instituciones financieras internacionales.
Pero aunque algunos socios se esfuerzan por desmentir que se trate de un bloque contrario a Estados Unidos, el propio Lula afirmó que buscan una ruta para "organizar el mundo desde otra perspectiva económica". Esta nueva cumbre ni de cerca puede considerarse un éxito.
Las diferencias quedaron a la vista, especialmente entre los miembros plenos y los asociados, que constituyen una corte de países que parecen observadores de las disputas de los grandes, y una suerte de nuevo movimiento de no alineados que, como en ese otro, igual deben bailar al son de las potencias.
Lula siempre podrá sacarle brillo a este tipo de reuniones, en especial en momentos de baja popularidad interna, pero lo cierto es que la más bien descafeinada cita en Río concluyó sin poder exhibir mayores resultados. Quedó a la vista la falta de rumbo y cohesión. Brics, poco que mostrar.