Democracia, verdad y derecho a la información
Democracia, verdad y derecho a la información Chile se encuentra ad portas de un nuevo proceso electoral, que contempla cinco pactos parlamentarios inscritos y múltiples candidaturas presidenciales que buscarán apelar a las necesidades y dolores de una ciudadanía que exige soluciones con urgencia. En ese contexto, es cspcrable que tanto partidos como comandos hayan tomado nota de las experiencias internacionales recientes para afinar la calidad de sus campañas políticas yreivindicar, ante todo, la verdad. Según la última encuesta realizada por Unesco-Ipsos, el 87% de los ciudadanos teme que la desinformación desinformación influya en las próximas elecciones de su país. Esta preocupación no es menor, puesto que el 85% declara inquietud por el fenómeno y un 87% considera que las fake news ya han perjudicado la vida política nacional. Sin embargo, el 56% sigue obteniendo noticias noticias principalmente mediante redes sociales. Los ejemplos de países vecinos dejaron algunas lecciones. En 2022, las “milicias digitales” bombardearon bombardearon los canales de WhatsApp y Tclegram de Brasil con teorías infundadas sobre el sistema electoral, lo que culminó con el asalto a Brasilia. Argentina evidenció en 2023 cómo fotografías manipuladas y cuentas falsas distorsionaron el debate público, lo que terminó por erosionar la confianza ciudadana.
Un poco más al norte, Estados Unidos demostró que las mentiras electorales pueden persistir años, como muestra la investigación “Misinformation and the epistemic integrity of democracy”, publicada en el National Institutes of Hcalth (NIH), que advierte que el 70% de los simpatizantes republicanos sigue creyendo erróneamente que Biden “no ganó legítimamente”. legítimamente”. La OCDE enfatiza que las democracias fuertes se basan en el debate abierto e informado.
Cuando candidatos, candidatos, partidos o sus seguidores difunden información información falsa ya scan datos económicos tergiversados, declaraciones inventadas de oponentes o teorías conspirativas conspirativas sobre instituciones atacan directamente el núcleo del proceso democrático, que es la elección libre e informada. Los candidatos deben comprometerse públicamente públicamente con la veracidad, mediante la sistemática revisión de datos antes de difundirlos y de la corrección de errores, cuando corresponda.
Los medios tradicionales, tradicionales, que mantienen mayor credibilidad que las redes sociales, deben intensificar su labor de verificación y fact-chccking, tal como ha llamado la Asociación Nacional de Prensa (ANP) recientemente a través de iniciativas como el Verificador de Datos (VeriDatos). Como advierte la Unesco, la alfabetización mediática mediática es fundamental para desarrollar “inmunidad” contra la desinformación. Verificar fuentes, contrastar contrastar información y evitar compartir contenido no verificado son acciones cotidianas que ftrtalecen la democracia. El panorama electoral chileno actual con múltiples múltiples listas y candidatos diversos pondrá a prueba a los candidatos respecto de si es posible competir intensamente sin recurrir a la mentira. La diferencia entre una campaña agresiva y una basada en desinformación desinformación radica exclusivamente en el respeto por los hechos verificablcs. Como señala la OCDE, solo así el voto ciudadano será “expresión genuina de su voluntad y no un trofeo manipulado por la mentira”..