Autor: Loreto Novoa Capponi Académica Escuela de Administración y Negocios Universidad de Concepción
Del cartón al clic: digitalizar sin excluir
Del cartón al clic: digitalizar sin excluir a tecnologia y el mundo digital avanzan a una velocidad vertiginosa. Hace pocos dias, ChatGPT lanzo dividen a quienes poseen las herramientas y habilidades para adaptarse, de quienes no. Los más afectados son las personas con menor nivel educativo y los mayores de 50 años, ambos con baja alfabetización digital.
El Ministerio de Hacienda advierte que, si bien el 95% de la población posee al menos una habilidad digital básica, solo el 54% maneja el conjunto completo necesario para desenvolverse con autonomia: desde conectarse a una red wifi hasta utilizar buscadores con funciones avanzadas.
Y en usos más complejos -como teletrabajo, educación online o interacción con inteligencia artificial-la cifra cae a un preocupante 14,8%. Esto lleva a una pregunta necesaria: ¿ estábamos preparados para reemplazar la tarjeta de coordenadas fisica por un medio exclusivamente digital? La respuesta, a la luz de la experiencia, es no. El cambio fue demasiado rápido, sin una estrategia de implementacion que acompañara a los usuarios. La transformación digital no es únicamente un asunto técnico; es un cambio cultural que requiere rediseñar la experiencia del cliente, comunicar con claridad y permitir que la adaptación ocurra a un ritmo razonable. Una ley que digitaliza un trámite bancario no puede limitarse a anunciarlo: debe incluir capacitación, apoyo presencial y canales alternativos que no excluyan. La brecha digital es mas que un indicador, es una barrera invisible que genera exclusión generacional, profundiza desigualdades y reduce oportunidades.
Cuando un adulto mayor no logra realizar un tramite porque se elimino la atención presencial, o un trabajador con baja escolaridad queda fuera de un beneficio estatal por requerir un certificado digital avanzado, no se trata de modernización, sino de nuevas barreras. Las leyes, cuando se implementan sin un cambio cultural paralelo, dejan de ser puentes para convertirse en murallas. La verdadera transformación digital no se mide solo en sistemas mas seguros, sino en cuantos usuarios logran transitar hacia ellos. La invitación es clara: avanzar con decisión contra la delincuencia digital, pero sin olvidar que detrás de cada clic hay una persona que necesita tiempo, confianza y acompañamiento. L una nueva versión que se presenta con capacidades insospechadas. Sin embargo, en el otro extremo estan los usuarios, personas que, por naturaleza, suelen mostrar resistencia al cambio y, con ella, un temor considerable a la modernización.
Un ejemplo ilustrativo de esta tensión es la reciente Norma de Carácter General Nº538 emitida por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF). Su objetivo es claro y pertinente: regular y dificultar los ciberataques en la banca, elevando las barreras transaccionales digitales. La medida responde a una realidad evidente. Según IPSOS, el 51% de los encuestados recibe semanalmente comunicaciones fraudulentas o intentos de delito digital: un 19% casi todos los dias y un 32% un par de veces por semana. Esto confirma que el phishing y otros fraudes digitales son ya parte del cotidiano vivir. El problema surge cuando estos cambios digitales, aunque bien intencionados, se convierten en filtros que. Opinión