Columnas de Opinión: Comercio ilegal en las calles
Columnas de Opinión: Comercio ilegal en las calles Estimo que unas 15 manzanas del centro de Concepción se encuentran fuertementeafectadas por el comercio ambulante. Algunas cuadras están bajo control total de personas que ejercen esta actividad informal, ofreciendo unaampliagama de productos. Para quienes tenemoselcen: tro de la ciudad como lugar de trabajo, estudio o realización de trámites, la situación es evidente: el comercio ambulante se ha salido de control en el perímetro céntrico. Este fenómeno no es nuevo, pero se ha agudizado, y no se observa una estrategia clara para enfrentarlo. Veamos algunos hechos. Basta con realizar una búsqueda en medios de comunicación para comprobar que el problema afecta a las principalesciudades del país: Antofagasta, Puerto Montt, Viña del Mar, Concepción y, por supuesto, Santiago. Las noticias sobre el tema sueTen compartir elementoscomunes: violencia, desorden, delincuencia y.. consumidores.
Pero lo que más lama la atención de expertos y au: toridades es el creciente nivel de violencia y el control territorial que ejercen quienesse dedican a esta actividad (o quienes la protegen), lo cual ha dificultado considerablemente su combate eficaz. El comercio ambulante no deja de crecer ni de masificarse.
Esto obedece, entreotros factores, avariosañosde anomia, a la simpatía deciertossectores políticos porla ausencia de orden, a laescasa valoración del rol delas policías, y a una visión indulgente hacia esta actividad, basada en la idea de que quienesla ejercen son parte de una clase oprimida y abusada. Según un estudio del Centro de Políticas Públicas de la Pontificia Universidad Católica, los vendedores ambulantes ganan en promedio $40.000 diarios. La mitad de quienes declaran ejercer esta actividad dice no estar dispuesta a formalizarse ni a dejar la calle. Por otro lado, un 45% estaría dispuesto a abandonarla si sus ingresos supera. tanos $700.000 mensuales, lo que resulta reveladorsise considera que sus ganancias promedio alcanzan los $960.00. Esteestudio permiteentender queestamos frentea una estructura infor mal con altos ingresos, incluso en los eslabones más frágiles de la cadena. Imagínese usted las ganancias de quienes abastecen o manejan la logísti ca del comercio ambulante en las principales ciudades de Chile.
No habla: mos entonces de personas oprimidas o abusadas, sino mayoritariamente de individuos con ingresos relevantes, que forman parte de una estructu ra “empresarial bien definida, orientada a evadir impuestos perjudicar al comercio establecido y generar impactos negativosen las zonas céntricas. Coincido en que dentro de este universo existen casos de personas que, empujadas por la necesidad, recurren a la calle en busca de sus: tento. Pero a la luz de cómo avanza el fenómeno, no esta imagen de la “Señora Juanita”, sino frente a otro tipo de il cho más graves y complejos. Unanálisis de la Cámara Nacional de Comerciorevela que casilamitad de las municipalidades del país no cuenta con una ordenanza específica que regule el comercio ambulante. “Esto conlleva se señala queexistan comunasen que no seregula ningún requisito o control paraestetipo de comercio”. En Concepción, por ejemplo, se anunció en fe brero pasado una nueva ordenanza sobre la materia. A tres meses del anuncio, no hay evidencia concreta de que hayasido implementada. El estancamiento en la generación de empleo formal, la destrucción de puestos existentes y una inmigración sin control adecuado parecen sercondiciones que favorecen la proliferación del comercio ambulante. En otras palabras, el debilitado escenario económico nacional y su dificultad para repuntar también forman parte del cúmulo de causas. Agresiones, violencia, mafias, control territorial, delincuencia, cadenas ilegales desuminir aociacinescasy lucro mucholkero esconde el comercio ambulante. Por eso, debemos dejar de romantizar loy generaracuerdos políticos que permitan uncombate frontal. Estedebe incluir sanciones severas no solo para quienes venden, sino también para quienes compran en la calle. Si no se en esta bafrentacondecisión yde manera integral, talla seguirá inemediablemente perdida. HUGO CAMPOS MIRANDA. Periodista Opinión. Opinión