Editorial: Las dudas sobre el macro PDA
Editorial: Las dudas sobre el macro PDA A Sin los recursos necesarios para cumplir con los objetivos, el mejoramiento de la calidad del aire en la región será sólo humo. medida que el tiempo avanza y se hace inminente la entrada en vigencia del macro Plan de Descontaminación Atmosférico (PDA) para la zona norte de Los Lagos, aumentan las dudas sobre su implementación y en particular sobre los recursos para cumplir con sus objetivos. Este plan incorporará a nueve comunas: Osorno, San Pablo, Purranque, Rio Negro y Puerto Octay, en la provincia de Osorno; y Frutillar, Llanquihue, Puerto Varas y Puerto Montt, en la provincia de Llanquihue. El anteproyecto considera sólo 40 mil subsidios de aislación termica y 45 mil recambios de calefactores a pellet para todas ellas, distribuidos en una década. Hay ya un antecedente complejo en la región con el primer PDA, el de Osorno, que estuvo vigente desde 2016.
A pesar de haber contemplado una asignación de 15 mil subsidios de aislación térmica y 25 mil recambios de calefactores sólo para esa comuna, sus metas fueron incumplidas de manera significativa, alcanzando cerca de 7 mil subsidios de aislación y 6 mil recambios. Este fracaso se atribuye fundamentalmente a una menor disponibilidad de recursos. En el complejo escenario del erario fiscal, persisten sobradas dudas acerca de los fondos que realmente se asignarán para los subsidios asociados a este macro PDA. Las voces de alcaldes y dirigentes sociales son claras al respecto: temen que las metas sean nuevamente ilusorias y que las comunas más pequeñas queden desatendidas. El compromiso de apoyo choca con una realidad presupuestaria ajustada. No hay dudas acerca de la necesidad de avanzar efectivamente con el macro PDA. La mejora de la calidad del aire es una politica pública esencial para la salud y bienestar de los habitantes. Sin embargo, con la incertidumbre sobre los recursos y el escaso liderazgo observado en el Ministerio de Medio Ambiente, el próximo gobierno tendrá que comprometer sus esfuerzos y recursos de manera decidida. La continuidad y éxito de esta iniciativa no pueden depender de la voluntad puntual, sino de una política de Estado.
Aunque el debate sobre la calidad del aire no ocupe un lugar tan prominente en la agenda pública como en otras oportunidades, es innegable que representa un problema ambiental y de salud que se debe enfrentar con decisión y recursos adecuados. La evidencia científica y la experiencia previa en Osorno son pruebas suficientes de la urgencia de actuar con pragmatismo y asegurar el financiamiento necesario para lograr los objetivos.. Editorial