Su padre murió en un accidente aéreo y él inventó la caja negra de los aviones: la vida del hombre que dotó a la aviación de memoria
Su padre murió en un accidente aéreo y él inventó la caja negra de los aviones: la vida del hombre que dotó a la aviación de memoria E 1 19 de julio de 2010, en la ciudad de Melbourne, murió a los 85 años ol cientifico australiano David Ronald de Mey Warren.
Su nombre permanece lejos del conocimiento popular, pero su invento cambió para siempre la historia de la aviación: la caja negra, ese dispositivo que registra datos clave de los vuelos y se convirtió en herramienta esencial para esclarecer accidentes aéreos. Cada avión que despega y aterriza on cualquier parte dol mundo lleva consigo una pieza dellegado de Warren. Su historia es la de un niño huérfano, un investigador persistente y un pionero sin patente ni fortuna, cuya idea fue primero rechazada y luego adoptada globalmente. David Warren nació el 20 de marzo de 1925 en Groote Eylandt, una isla remota del Territorio del Norte australiano, donde su padre dirigía una escuela misionera.
Cuando tenia nueve años, vivió un hecho trágico que marcaria su vida: su padre murio en un accidente aéreo a bordo del Miss Hobart, un hidroavión comercial de Havilland que desapareció sin dejar rastro en el estrecho de Bass. Nunca se encontraron reg. tos ni se supo que había provocado el siniestro.
Años mas tarde, Warren evocaría esa pérdida como la chispa detrás de su necesidad de entender que ocurre cuando un avión cae sin explicación Huérfano, fue enviado a un internado en Nueva Gales del Sur y, en plena Segunda Guerra queña grabadora portátil alema· na.
Pensó: "Si uno de los pilotos del Comet hubiera tenido una de estas grabadoras, sabriamos qué pasó". Inspirado, diseñó un dispositivo que podía registrar simultáneamente las voces en la cabina y los datos técnicos de vuelo -altitud, velocidad, rumbo, funcionamiento de los motores, etc. durante varias horas. En 1956, construyó un prototipo funcional al que llamo Flight Memory Unit, que utilizaba cinta magnetica y podia soportar el impacto de una colisión. La logica era simple: si se podia preservar lo que ocurría dentro del avión antes de un accidente, seria más fácil entender las causas y evitar futuras tragedias. Sin embargo, el entusiasmo cientifico fue enfrentado rapidamente por el rechazo burocrático. El Departamento de Aviación Civil de Australia y la Fuerza Aérea no vieron con buenos ojos su propuesta. El gremio de la Aeronavegación lo acuso de querer espiar a sus afiliados, es decir los pilotos. Otros minimizaron su utilidad. Incluso le recomendaron que abandonara el proyecto y se concentrata en temas más urgentes. Durante dos años, Warren trabajo en soledad. Fue recien en 1958 cuando un técnico británico que visitaba los laboratorios de Melbourne advirtio el valor del invento. Lo invito a Londres, donde pudo presentar su grabador ante la Air Accident Investigation Branch, que valido su utilidad. Canada tambien mostró interés. Mundial, intento alistarse como piloto, pero fue rechazado por su edad. Se dedicó entonces a la ciencia. Obtuvo un doctorado en quimica en el Imperial College de Londres y, a comienzos de los años 50, se incorporo al Aeronautical Research Laboratories (ARL) del gobierno australiano. Alli se dedicó al análisis de combustibles para aviones.
Fue en ese contexto, mientras el mundo de la aviación comercial enfrentaba su primera gran crisis, donde nació su idea más audaz A comienzos de los años 50. una serie de accidentes fatales protagonizados por el avión Comet -el primer jet comercial impulsado por turbinasdesconcertaban a ingenieros y autoridades. En 1954, uno de asos aviones de British Overseas Airways Corporation se desintegro en pleno vuelo sobre el mar Mediterráneo. La investigación no encontraba una causa clara. Warren, asignado a estudiar aspectos técnicos del combustible, se preguntó si habria una mane. ra de conocer lo que habla ocurrido a bordo durante los últimos minutos de vuelo. Fue durante una exposición tecnológica donde vio por primera vez una pe-. David Warren inventó el dispositivo para grabar lo que sucede en los vuelos. No patentó el aparato y jamás cobró derechos por lo ideado. El uso del artefacto es obligatorio en todo el mundo. El australiano murió a los 85 años. David Warren en 1958. Habla ante sus compañeros del ministerio de Defensa de Australia. David Warren cuando era un adolescente curioso. David Warren, su esposa Ruth y los cuatro hijos del matrimonio. La familia de origen de David Warren. El inventor junto a su invento: la caja negra que se pintó de naranja. Una caja negra con la leyenda que la caracteriza. Algo parecido decía el cajón en el que fue enterrado David Warren. David Warren tuvo buen humor hasta cuando se acercó a la muerte y dejo indicaciones precisas para su entierro.
Su padre murió en un accidente aéreo y él inventó la caja negra de los aviones: la vida del hombre que dotó a la aviación de memoria En ese proceso, surgió el nombre que se volvería universal. Aunque el aparato era metálico y plateado, alguien en el Reino Unido comenzó a llamarlo ironicamente black box (caja negra), en alusión a su función criptica. Con el tiempo, ese apodo se volvió definitivo, aunque los dispositivos terminaron pintándose de naranja para facilitar su localización entre los escombros tras un accidente. En 1960, luego de otro accidente mortal en Queensland, Australia se convirtió en el primer pais del mundo en exigir por ley que todos los aviones comerciales incorporaran cajas negras. A partir de entonces, el dispositivose convirtió en norma internacional.
Las versiones modernas combinan dos sistemas: el Flight Data Recorder (Grabador de datos del vueloly el Cockpit Voice Recorder (Grabador de voz de la cabina de pilitos), que permiten reconstruir los minutos finales de un vuelo con precisión tecnica y sonora. Warren nunca patento su invento. Como empleado estatal, Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) le concedió de forma póstuma el Premio Edward Warner, la maxima distinción de la industria. También ingreso al Salón de la Fama de la Aviación Australiana, y un edificio del Ministerio de Defensa fue rebautizado en su honor. David Warren murió el 19 de julio de 2010 en Melbourne. Fue enterrado con una inscripción que decia: "Flight Recorder Inventor Do Not Open" ("Inventor de la caja negra No abrir"). Su humor ácido, según su familia, se mantuvo intacto hasta el final. Su recuerdo permanece en cada avión que vuela: una memoria implacable que guarda la verdad de los cielos para que la tragedia no se repita. FLIGHT RECORDER DO NOT OPEN lo ocurrido. Solo en sus últimos años de vida, Warren comenzó a recibir homenajes. En 2002 fue nombrado Oficial de la Orden de Australia. En 2008, la aerolinea Qantas bautizo con su nombre un Airbus A380. Tras su muerte, en 2016, la Fuente: Infobae sus desarrollos pertenecian al dominio público. Tampoco reclamo derechos comerciales. "Si hubiera patentado la caja negra, seria millonario", dijo alguna vez, sin reproches. Continuo trabajando en temas técnicos dentro del gobierno, al margen del reconocimiento público. Mientras tanto, su invención se volvió un instrumento indispensable para la seguridad aérea. En las décadas siguientes, cada vez que ocurria un accidente, la caja negra se convirtió en pieza central de la investigación. Fue clave para esclarecer tragedias como la del vuelo de Air France 447 en 2009, cuya caja negra fue hallada a casi 4.000 metros de profundidad en el oceano Atlantico. Y su ausencia fue profundamente sentida en casos como la desaparición del vuelo MH370 de Malaysia Airlines en 2014, donde la falta de registros impidió reconstruir.