Empresas fijan precio interno al carbono para reducir sus emisiones
Empresas fijan precio interno al carbono para reducir sus emisiones E l sector privado tiene un rol objetivos climáticos. Hay relevante en el logro de los empresas que, sin estar obligadas, eligen establecer herramientas para reducir sus emisiones.
Entre ellas destaca el precio interno del carbono, que implica asignar un costo a las emisiones similar a cualquier otro cargo asociado a una actividad productiva y que también es considerado al momento de decidir las inversiones. Un ejemplo es el de Acciona, que a nivel global cuenta con dos palancas clave de descarbonización.
La primera es la asignación de un presupuesto de carbono para cada proyecto que se ejecuta en el mundo y para todas sus líneas de negocio, explica Jaime Toledo, director general de Acciona Energía para Sudamérica.
“A final de año, las emisiones de alcance 1 y 2 generadas son gravadas con un precio interno de carbono variable (tasa interna) en función del desempeño, cada tonelada de CO2e que se encuentre dentro del presupuesto se valora en 7,5 euros y las toneladas de CO2e que exceden el presupuesto establecido se gravan con un precio creciente hasta 190 euros.
Posteriormente, el total del monto acumulado mediante la aplicación del precio interno del carbono se destina a la adquisición de créditos de carbono y a la financiación de medidas de reducción de emisiones a través de un fondo de descarbonización”, explica.
Toledo detalla que, en 2021, la compañía desarrolló un proyecto de grupos electrógenos fotovoltaicos portátiles en la construcción de la cárcel de Talca, que fue financiado con recursos del Fondo de Descarbonización de Acciona y, tras demostrar ser una alternativa viable para reducir el uso de combustibles fósiles en estos equipos, la iniciativa fue replicada en otros proyectos de la compañía en Chile. La segunda palanca es la participación voluntaria de Acciona Energía en el mercado de bonos de carbono.
“El parque eólico Punta Palmeras fue el primer proyecto que registramos en la ONU bajo el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), en un momento en el que era necesario incorporar el precio de las reducciones de emisiones de carbono al proyecto para hacerlo financieramente viable. Paulatinamente se han sumado otras plantas de generación de energías limpias que tenemos en Chile, como Usya, Malgarida y Almeyda.
Todas estas plantas están en condiciones de generar certificados de reducción de emisiones en el mercado de carbono voluntario para que puedan ser adquiridos como mecanismos de compensación por empresas chilenas o extranjeras”, puntualiza el ejecutivo.. A través de mecanismos voluntarios las compañías impulsan estrategias que integran eficiencia, innovación y financiamiento climático. INNOVAR PARA MITIGAR: