Autor: FRÉDÉRIC LE BAUX
Ley espejo
Señor Director: Bajo el argumento de fomentar el consumo de agua, combatir la obesidad e incentivar hábitos saludables, la comisión de Salud del Senado ha aprobado una moción que obliga a los restaurantes a suministrar, de forma gratuita y sin solicitud previa, agua potable a sus clientes.
Las preguntas que surgen son muchas, pero baste para esta carta nombrar solo algunas. ¿La falta de hábitos saludables solo afecta a quienes asisten a restaurantes? De no ser así, sería bueno explicar cómo una política podría alcanzar tan nobles objetivos en un espacio tan acotado y al que la gran mayoría accede, con suerte, de forma esporádica. ¿Saben los honorables cuánta inversión se requiere para implementar esta nueva obligación? ¿ Preguntaron sobre eso antes de aprobarla? ¿ Consideraron apoyo para los millones de pymes o emprendimientos familiares del rubro? Soy dueño de un restaurante que implementa la botella de agua en las mesas desde hace años y puedo decir, con conocimiento, que se trata de un sistema que demanda una cantidad importante de materiales, personal, capacitación y recursos.
Por lo mismo, no deja de sorprender la liviandad con la que los parlamentarios (con la venia del Ejecutivo) imponen una obligación a otros sin siquiera preguntarse por los costos que tendrá y a quiénes afectará.
Sin embargo, elijo pensar que el tema de verdad les importa y que quieren alcanzar a la mayor cantidad de ciudadanos con su acción, por lo que me permito proponer la creación de una "ley espejo” que extienda las obligaciones hoy circunscritas a los restaurantes a todas las reparticiones estatales en las que se atiende público —que en muchos casos cuentan con máquinas expendedoras de golosinas, bebidas azucaradas y otros productos poco saludables. Hacerla también extensiva a las graderías del Congreso, donde asisten ciudadanos a presenciar el debate.
A hospitales, municipios y oficinas donde se realizan trámites (Compin; oficinas de Información Laboral; superintendencias; Registro Civil, etcétera). Con esta simple indicación el acceso al agua potable será efectivamente democrático y tal vez, solo tal vez, los políticos se pregunten cuánto cuesta implementarlo. Todos ganan.