COLUMNAS DE OPINIÓN: Calles vacías, ciudades más frágiles
COLUMNAS DE OPINIÓN: Calles vacías, ciudades más frágiles Loreto Lyon Decana de la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño Universidad San Sebastián E n muchas ciudades de Chile, caminar por ciertos barrios ya no es lo que era. Donde antes había vitrinas, librerías o panaderías, hoy abundan cortinas metálicas cerradas, letreros de "se arrienda" y esquinas vacías. Esta transformación urbana refleja una crisis comercial, pero también un problema más profundo que afecta la calidad de vida, la seguridad y la cohesión social. El cierre masivo de locales erosiona el tejido social. El comercio cumple un rol clave en la activación del espacio público: genera tránsito peatonal, fortalece vínculos comunitarios y mejora la percepción de seguridad. Su desaparición implica calles vacías, menos personas y redes de apoyo informal debilitadas, resultando en ciudades más frágiles. El problema no es solo policial. La seguridad es también urbana. Ciudades bien diseñadas --con buena iluminación, usos mixtos, fachadas permeables y presencia constante de personas-previenen el delito y mejoran la percepción del entorno. Si los locales cierran porque la gente evita ciertas zonas, se genera un círculo vicioso: menos comercio, menos personas, más abandono, más inseguridad. Según el informe USS Chile Nos Habla, el 81% de los encuestados señala que la seguridad del entorno es el principal criterio para decidir dónde vivir, incluso sobre precio o conectividad. Esto refleja un cambio profundo en las prioridades ciudadanas. Además, esta situación nos invita a repensar el valor simbólico del espacio público. Cuando las calles se vacían, también desaparecen la memoria colectiva, el sentido de pertenencia y la posibilidad de encuentro. Las ciudades son escenarios de vida en común. Debemos también valorar la escala del barrio, impulsando modelos que promuevan la vida de proximidad, con servicios, transporte, comercio y espacios de encuentro a distancia caminable. No se trata solo de recuperar el comercio, sino la vida cotidiana en comunidad. El comercio no es solo economía: es fundamental en la construcción de ciudad, identidad y resiliencia. Recuperar esos espacios es una tarea urgente y colectiva que requiere integrar el diseño del entorno como herramienta clave de política pública. En un país que busca mayor seguridad y cohesión, no podemos permitir que las calles --ni las conversaciones sobre su futuro-queden vacías. Calles vacías, ciudades más frágiles. -