Autor: Luis Palacios Sanabria Director Magíster en Derecho y Litigación Constitucional USS
La salud de nuestra democracia
La salud de nuestra democracia Columna aq BAS Luis Palacios Sanabria Director Magíster en Derecho y Litigación Constitucional USS La salud de nuestra democracia te paradoja de nuestra era respecto a la democracia: cuanto más crece la decepción, más se consolida la adhesión masiva alos valores democráticos. La queremos, perosi pasión. Y la queremossobre todo cuando tenemos lasens de que está en peligro. Recientementese publicó el ranking de la revista The Economist, que evalúa el estado de la democracia global. Este estudio clasifica a los países en democracias plenas, defectuosas, regímenes híbridos y autoritarios, basándose en variables como los procesos electorales, pluralismo, funcionamiento gubernamental, participación ciudadana, cultura política y libertades civiles. Estas variables capturan la complejidad de la democracia, queabarca un conjunto de principios, conceptos y prácticas públicas. La confluencia de estos elementos, compleja pero esencial, garantiza la solidez del sistema. Estas prácticas dan forma a un sistema de convivencia que otorga a todoslos miembros de la comunidad libertades y participación, todo dentro de un marco normativo.
E Isociólogo francés Gilles Lipovetsky señala una intriganE Isociólogo francés Gilles Lipovetsky señala una intriganE Isociólogo francés Gilles Lipovetsky señala una intriganE Isociólogo francés Gilles Lipovetsky señala una intriganE Isociólogo francés Gilles Lipovetsky señala una intriganEsta intrincada red de equilibrios, vital para nuestra coexistencia, define la democracia. La evaluación, sibien no nos alarma, sírefiuerza ciertas preocupaciones que han estado presentes. El estudio destacalos pun1os fuertes de Chile en aspectos como la integridad electoral, el pluralismo, el respeto por las libertades y la eficacia gubernamental. A pesar de estos logros, hay áreas que requieren mejora, en particular los bajos niveles de participación política, la creciente desconfianza y la insuficiente cultura política. Estas áreas señalan dónde debemos concentrar nuestros esfuerzos para fortalecer la democracia. Fortalecer nuestra democracia comienza con un diagnóstico preciso. Es esencial enriquecer los mecanismos de participación más allá de lo electoral. Son imperativas dinámicas para la confianza política y, fundamentalmente, impulsar una cultura que, mediante la educación, promueva la tolerancia y el diálogo. Nuestra democracia, aunque no se encuentra en una situación crítica, demanda un compromiso constante de vigilancia ciudadana. compromiso constante de vigilancia ciudadana. compromiso constante de vigilancia ciudadana..