FRANCISCO Y EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO: Continuidad, profundización y amistad
FRANCISCO Y EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO: Continuidad, profundización y amistad ¿ Cómo sintetizar la novedad del papa Francisco? La característica fundamental del diálogo interreligioso en su pontificado es la siguiente: no solo teoría, sino práctica. Más allá de las declaraciones doctrinales y los gestos simbólicos, la dimensión más transformadora del diálogo vivido por élfue la amistad. Rocío Cortés Rodríguez Doctora en Teología; profesora de la Facultad de Teología P.
Universidad Católica El diálogo interreligioso en la Iglesia católica tomó oficialmente impulso a partir del Concilio Vaticano u y su decreto Nostra Aetate (1965). Antes de este decreto, la Iglesia debía acercarse a creyentes de otras religiones porque, si bien no tenían culpa, su creencia no era la correcta; era necesario «educarlos» y así «convertirlos» «convertirlos» a la fe cristiana.
El discurso que primaba era una interpretación muy literal y restrictiva de una máxima establecida magisterialmente en el Concilio de Florencia (1442): «Extra ecclesia nulla salus»; los hombres y mujeres solo se salvan si se convierten a la única Iglesia de Jesucristo. Jesucristo. Por eso mismo, Nostra Aet ate marcó un cambio tan significativo en el modo de percibir otras religiones.
En un regreso a las fuentes bíblicas y enseñanzas de los Padres de la Iglesia, Nostra Aetate afirma claramente que las religiones no cristianas deben ser valoradas (en sí mismas», abriendo así nuevas perspectivas y prácticas de diálogo con creyentes provenientes del judaísmo, el islam, el budismo y el hinduismo.
En este contexto de diálogo respetuoso abierto por el Concilio Vaticano si, en donde todos los papas han seguido el camino trazado por Nostra Aet ate, ¿hay algún elemento distintivo en el pontificado de Francisco y su encuentro con otras religiones? ¿ Cuáles son los elementos elementos de continuidad con sus antecesores? ¿ Existe algún aspecto nuevo? En los siguientes párrafos, intentaré demostrar cómo el papa Francisco, en materia de diálogo interreligioso, interreligioso, está en sintonía con la tradición iniciada con Nostra Aetate y los pontífices posteriores, al mismo tiempo que introduce elementos nuevos, siendo el más importante el siguiente: el diálogo no debe ser solo una teoría, sino una experiencia concreta de encuentro.. FRANCISCO Y EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO: Continuidad, profundización y amistad Continuador de la tradición iniciada por Nostra Aet ate En el proceso de recepción del decreto Nostra Actate, hubo un tema que rápidamente causó diferencias en cómo debía interpretarse: en el diálogo interreligioso, ¿qué lugar ocupa la misión evangelizadora de la Iglesia? Para algunos, el modo clásico de evangelización impedía cualquier diálogo que reconociera valor intrínseco en las creencias ajenas; para otros, la apertura a otras religiones incubaba una implícita relativización del valor salvífico de jesucristo, en tanto único mediador de la salvación.
Fue así como, en el contexto de los 25 años de Nostra Aetate, el Dicasterio para Asuntos Religiosos del Vaticano publicó el documento «Diálogo y Anuncio» (1991). Frente a la preocupación que causaba la apertura al diálogo interreligioso y un eventual eventual cuestionamiento de la misión evangelizadora de la Iglesia en particular, en algunas iglesias asiáticas, este documento ofrecía orientaciones claras en torno a la práctica del diálogo interreligioso y la posible relación (o tensión) que dicho anuncio tendría con la transmisión de la fe cristiana. El texto comienza enfatizando que el diálogo interreligioso es un aspecto nuclear de la misión única de la Iglesia.
En síntesis, «el anuncio y el diálogo, cada uno en su propio ámbito, son considerados como elementos elementos esenciales y formas auténticas de la única misión evangelizadora de la Iglesia» (DA 2). Así entendido, el diálogo interreligioso debe ser siempre comprendido en función de la única misión de la Iglesia, no por sí mismo, y siempre supeditado a la misión.
Hecha esta aclaración, el texto continúa enfatizando una necesaria distinción entre diálogo e identidad propia: si bien el diálogo interreligioso interreligioso es parte de la misión de la Iglesia en el mundo, dicho diálogo no debe opacar ni oscurecer la práctica de la evangelizacióny el anuncio de Jesucristo.
En otras palabras, palabras, la apertura a otras tradiciones religiosas implica «la obligación incesante de la Iglesia de anunciar a Cristo, camino, verdadyvida, en el que los hombres encuentran su plenitud» (DA 6). Esta añrmación el diálogo necesario con otras religiones no debe soslayar, por parte de la Iglesia, la misión de anunciar que Jesucristo es la plenitud de todo hombre y mujer es una idea que articulará el diálogo interreligioso tanto de Juan Pablo u como de Benedicto xvi.
Afirmando explícitamente su continuidad con Nostra Nostra Aet ate, Juan Pablo u realizó, en 1986, varios gestos en esta línea: a inicios de dicho año, oró en el monumento a Mahatma Gandhi en Nueva Delhi; meses más tarde, realizó realizó una visita histórica a la sinagoga de Roma; y, a fin de año, convocó a todos los líderes de las grandes religiones a rezar juntos en Asís.
En todos estos encuentros en particular, Asís, el cual se transformaría en una reunión anual de oración por la paz mundial, participando en él Benedicto xvi en todos sus años de pontificado, ambos pontífices destacaron, en mayor o menor medida en sus intervenciones, tanto la importancia del diálogo como del rol particular de Jesucristo.
En su primera exhortación apostólica, Evangelii Gaudiuni (2ou3), el recién nombrado papa Francisco recordó la centralidad de la misión evangelizadora de la Iglesia en el mundo actual: compartir la alegría del Evangelio con todo hombre y mujer.
Anunciar el Evangelio supone valorar el diálogo a todo nivel y en todo espacio, siendo el encuentro interreligioso una instancia paradigmática de dicho compartir que, cuando se realiza entre iguales, convoca al reconomiento del otro como un hermano y hermana (EG 250). En sintonía con sus antecesores, Francisco Francisco sostiene que cualquier diálogo supone claridad, por parte de quien dialoga, de su propia fe y de las verdades fundamentales que la sustentan; quienes crean enJesucristo, enJesucristo, entonces, deberán conocer bien su fe y aprender a dar cuenta de ella. Dicho esto, es importante destacar que Francisco profundiza las enseñanzas de Nostra Aetate y de sus antecesores antecesores en un punto central.
A su parecer, la conciencia de la propia fe también debiera impulsar al creyente a conocer la fe del otro, pues, desde ambos lados, existe el peligro de un fundamentalismo que impide valorar al otro en la singualaridad de sus creencias.
Así, dialogar sinceramente con creyentes de otras tradiciones religiosas permite que la propia fe sea comprensible y comunicable, al mismo tiempo que posibilita un mutuo crecimiento a partir de la comprensión del universo religioso de quienes dialogan.
En palabras de Francisco, «la verdadera apertura implica mantenerse firme en las propias convicciones más hondas, con una identidad clara y gozosa, pero “abierto a comprender las del otro” y “sabiendo que el diálogo realmente puede enriquecer a cada uno”» (EG 251). Estar profundamente enraizado en las propias creencias no excluye estar abiertos a las creencias de los demás; por el contrario, lo incluye. Profundizador de la tradición iniciada por Nostra Aet ate Volvamos al inicio de este artículo. Francisco se encuentra unido a la tradición iniciada por Nostra Acuite y los anteriores anteriores pontífices.
Sin embargo, ¿existe algún elemento nuevo en su relación con el diálogo interreligioso? A mi juicio, Francisco profundiza dicha tradición en la siguiente dirección: el diálogo no debe ser solo una teoría, sino una experiencia concreta de encuentro. Ya en sus años como obispo de Buenos Aires, aparece un rasgo fundamental de la sensibilidad e interés especial por el diálogo con creyentes de otras religiones por parte del futuro pontífice.
A su juicio, el real diálogo supone un encuentro donde ambas partes estén dispuestas dispuestas a «dejarse permear». El mejor ejemplo de dicha convicción es el programa de conversación interreligiosa «Biblia: Diálogo vigente» (2011). Transmitido por el Canal.
FRANCISCO Y EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO: Continuidad, profundización y amistad 21 del Arzobispado de Buenos Aires, el entonces arzobispo Bergoglio se reunió semanalmente, durante dos años y medio, con el pastor evangélico Marcelo Figueroa y el rabino Abraham Skorka, y así abordaron juntos, durante media hora, diversos temas de índole política, social y religiosa, a la luz de la riqueza espiritual y ética de cada una de sus tradicionesi.
Más allá de los temas específicos, dicho programa encarnó un verdadero ejercicio de diálogo entre iguales, donde el intercambio no solo supuso una escucha respetuosa y de «buenos modales», sino mutua iluminación de la fe de quienes dialogaban. Esta práctica de diálogo fraternal con personas de otras tradiciones religiosas atraviesa gran parte de sus preocupaciones como pontífice.
Ya en sus primeras entrevistas, manifiesta que este tema sería fundamental en su papado: «El Concilio Vaticano u decidió abrirse a la cultura moderna, que significaba como los padres conciliares sabían ecumenismo y diálogo con los no creyentes. Sin embargo, después de eso se ha hecho muy poco en esa dirección.
Yo tengo la humildadyla ambición de querer hacer eso»2. ¿Qué había ocurrido meses antes de esta declaración de intenciones? Francisco, en su primera Misa Crismal de Jueves Santo del año 2013, lavó los pies de jóvenes reclusos de una prisión romana, entre ellos, los de una joven musulmana. En esa oportunidad, subrayó la importancia de la fraternidad y, especialmente, en la no discriminación entre las personas. Estos ejemplos explican que dicha intencióny preocupación estuviera presente en todos los grandes textos del papa Francisco, ocupando un lugar importante en ellos.
A diferencia de los anteriores pontífices que destinaron textos particulares al tema, Francisco refiere al diálogo religioso constantemente, promoviendo una cultura de encuentro y fraternidad entre los creyentes de otras tradiciones religiosas, como condición base de la propia creencia. En sus palabras, es necesario «asumir la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio». i Marcelo Figueroa es pastor evangélieoy exdieector deis Sociedad Bíblica Argentina. Argentina.
Abraham Skorka es rabino y. en esa época, rector del seminario Rabínico Latinoamericano. 2 Entrevista de Francisco con Eugenio scalfari, cofundador del periódico italiano Ls Repubbiics (octubre 2013). 3 Evongelii Gaudium (2013), N 250-254; Lsudsto Si (2015) vi 201; Festelli Tstti (2020), vi 271-285;Mi QyeridsAmszonís (2020), N36-38, to6-iso; Documento Finsisínodo (2024), N151. «Documento sobre la fraternidad humana por la par mundial y la convivencia común» (2019). El papa Francisco y el gran imán Ahnad Al-Tayyed: encuentro que fue fuente de inspiración para Fratelli Tutti.. FRANCISCO Y EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO: Continuidad, profundización y amistad nuestras convicciones religiosas más profundas.
Para el papa Francisco, dialogar no pone en riesgo ni la propia identidad religiosa ni la misión propia de la Iglesia a evangelizar; al contrario, nutre la vida del creyente al comprender «a los otros en su modo diferente de ser, de pensaryde expresarse» (EG 250). Esta certeza del valor del diálogo interreligioso tiene un momento clave en la visita de Francisco a Emiratos Emiratos Árabes (2019). Si bien Francisco ya se había reunido con líderes del islam en Egipto (2017), este encuentro con el gran imán Ahmad Al-Tayyeb no solo fue un espacio para rezar por la paz, sino también para reflexionar, en conjunto, qué significa un mundo más fraternal.
Dicho en otras palabras, los dos líderes de las religiones más numerosas del mundo se reunieron para pensar juntos lo que, al interior del cristianismo, llamamos «justicia social». Como resultado de este encuentro, ambos líderes publicaron la carta sobre «Fraternidad humana por la paz y la convivencia común», cuyo contenido refleja la riqueza de ambas teologías en la búsqueda conjunta de la fraternidad humana.
En esta carta realmente hecha «a dos manos» se invita a cristianos y musulmanes a redescubrir «los valores de la paz, de la justicia, del bien, de la belleza, de la fraternidad humana y de la convivencia común, con vistas a confirmar la importancia de tales valores como anda de salvación para todos y buscar difundirlos en todas partes»5. Este encuentro fue de tal relevancia para el papa Francisco que fue fuente de inspiración inspiración de la encíclica Fratelli Tutti.
De hecho, al comienzo de la encíclica, el Papa hace referencia a su encuentro en Abu Dabi aclarando que «no se trató de un mero acto diplomático, sino de una reflexión hecha en diálogo y de un compromiso conjunto» (FT ). Interacción y conversación ¿ Cómo sintetizar, entonces, la novedad del papa Francisco? La característica fundamental del diálogo interreligioso en su pontificado es la siguiente: no solo teoría, sino práctica.
El diálogo interreligioso supone una reflexión en torno a los presupuestos teóricos necesarios para hacer diálogo tarea que corresponde indagar a cada tradición religiosa dentro de su propia teología y/o filosofía y también implica una práctica de encuentro, interacción y conversación en la que se transparentan y comparten Amistad Interreligiosa Este horizonte práctico y existencial del diálogo cobra su expresiónmásplena enlo que Francisco denominó «amistad interreligiosa». Más allá de las declaraciones doctrinales y los gestos simbólicos, la dimensión más transformadora del diálogo vivido por Francisco fue la amistad.
Uno de los deseos que Francisco no pudo cumplir fue celebrar, en Turquíay con líderes de las otras confesiones confesiones cristianas, el aniversario del concilio cristológico más importante de la Iglesia: los 1.700 años del Concilio de Nicea. ¿Por qué no resulta sorpresivo este deseo de «ir donde está el otro» y no solo convocarlo? Porque para el papa Francisco el diálogo interreligioso fue parte de su vocación humana más profunda. No se trataba de una simple actitud de tolerancia mínima o de una condescendiente condescendiente cortesía hacia la tradición del otro. Se trataba, más bien, de una acción concretaybidireccional: un compartir auténtico de las propias convicciones, acompañado de una escucha atenta y activa. Este diálogo nace desde lo más hondo de la persona, en su capacidad de apertura al otro o la otra en su dimensión religiosa. Vivido así, puede llegar a ser tan significativo que se transforme en una verdadera amistad interreligiosa. Así lo vivieron el propio Francisco y su gran amigo, el rabino Abraham Skorka, con quien cultivó una relación tan profunda que logró acercar a sus respectivas comunidades. Como ellos mismos solían decir, no se trataba de convencer al otro ni de estar siempre de acuerdo, sino de un caminar juntos. Un camino de comprensión, de búsqueda mutua y de genuina valoración de lo que cada uno podía ofrecer.
La amistad entre ambos se expresó en gestos concretos: mientras Skorka abrió las puertas de su sinagoga al obispo Bergoglio para que predicara a su comunidad, el obispo Bergoglio hizo lo mismo, invitándolo a predicar en más de una ocasión en la Catedral del Buenos Aires. Lo que está a la base de cualquier diálogo es la confianza confianza y la amistad.
Y el diálogo interreligioso no debiera ser una excepción. ¿Cuáles, entonces, el aporte de Francisco a la Iglesia universal en términos de diálogo interreligioso? Yo diría lo siguiente: el diálogo interreligioso es real solo cuando hay amistad interreligiosa. Entre amigos, no hay desconfianza; a los amigos, uno les cree. Nl s Ibid..