Autor: Daniel Rozas
“Uno es bastante fome, aburrido, incluso arisco”
HERVI, DIBUJANTE N os juntamos el lunes 11 de septiembre de 2023, a las 11 de la mañana, 50 años después del bombardeo a La Moneda, un día primaveral, tras la lluvia del domingo y la romería hacia el Cementerio General, cuyo desenlace fue la quema de la tumba del exsenador Jaime Guzmán, asesinado en democracia por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
Destacado caricaturista del periodismo nacional y arquitecto de la Universidad de Chile, Hernán Vidal Martínez tiene 79 años, es padre de seis hijos, está casado por segunda vez y vive en una comunidad ubicada en La Florida. Por estos días es uno de los protagonistas de la exposición "El humor es más fuerte", organizada por la UDP, que revisa la producción de humor gráfico entre 1973 y 1988.
En el living de su casa explica que fue un dibujante precoz becado en la Escuela Experimental Artística y que, siendo apenas un mocoso, ya era colega de Pepo, el creador de Condorito, y que luego creó para la revista «La Voz», del Arzobispado de Santiago, uno de sus primeros personajes: el angelito "Malaquías". Hervi, su seudónimo como humorista gráfico, guarda recuerdos gratos del gobierno de la Unidad Popular ya que trabajó como director de arte en la editorial Quimantú --"un hervidero de productos exitosos"-cuando la empresa publicaba historietas que vendían 200 mil ejemplares semanales. Tras el golpe de Estado, se refugió en la arquitectura para sobrevivir, pero poco tiempo después, en 1977, se incorporó a la revista «Hoy», primera publicación opositora al gobierno militar. Posteriormente, en los años ochenta, trabajó en la revista «La Bicicleta», donde creó "Supercifuentes", un superhéroe cesante, arquetipo del chileno de clase media angustiado por la crisis económica de 1982.
Le pregunto a Vidal qué opina de la palabra conmemoración que utilizó el gobierno de Gabriel Boric para referirse a los 50 años del golpe de Estado y responde, lapidario, que no hay nada que celebrar, porque "es la tragedia más grande que ha tenido nuestro país en toda su historia.
Habría que hacer un responso fúnebre en esta fecha". Cuenta que no conoció personalmente a Salvador Allende y que el 11 de septiembre de 1973, estaba en Quimantú, en avenida Santa María, casi en la intersección con Pio Nono, y "observábamos la pasada de los aviones rumbo a La Moneda y, desde mi oficina, que estaba en el cuarto piso del edificio, se miraba la Plaza Italia poblada con militares apuntando hacia la editorial". Exsimpatizante del Partido Socialista, dice que los directivos de la empresa, a las 4 de la tarde, lo mandaron para la casa y que, como vivía en la Quinta Normal, se fue manejando una Renoleta en dirección al poniente bordeando el río Mapocho.
En su hogar encendió la radio y se dedicó a "deprimirse" ya que el Ejército nombró una lista de políticos que debían presentarse en cuarteles militares y se impuso el toque de queda. "Yo estaba bastante shockeado. Estuve varios días mirando el techo desde la cama pensando y comunicándome por teléfono con los pocos amigos que podía.
Muchos de ellos ya se habían refugiado en las embajadas". Sin embargo, recuerda que no estaba seguro que vendría un golpe de Estado: "porque teníamos ese pensamiento absurdo de que Chile era democrático y que los militares iban a respetar la Constitución. Teníamos toda esa sarta de creencias totalmente ingenuas". "Tuve miedo de dibujar a un uniformado" --¿ Qué significó el golpe en tu vida? -Siempre digo que soy arquitecto gracias a la beca Pinochet. Porque yo prácticamente había terminado de asistir a los cursos regulares de la escuela. Una de las decisiones que tomé después del golpe, luego de pasar tres meses muy achacado por las circunstancias, fue retomar los estudios. Afortunadamente, no estaba en ninguna lista en la facultad, hice mi proyecto de título, mi seminario, mi práctica profesional, y me titulé el año 75. Hernán Vidal Martínez, Hervi: "Uno es bastante fome, aburrido, incluso arisco" Uno de los más destacados caricaturistas del periodismo chileno, dice que "esto del humor a veces se entiende como igual a la risa.
A mí me toca vivirlo (... ) algunas personas piensan que uno está diciendo chistes cada 30 segundos". F O T OGR AFIA : FELIPE QUINT ANA / A Por Daniel Rozas “Uno es bastante fome, aburrido, incluso arisco”. Menciona que en 1977 comenzó a trabajar en la revista «Hoy» y que debutó dibujando una caricatura del presidente que quiso cambiar la imagen de EE.UU. tras el mandato de Richard Nixon. "La imagen era la cara de Jimmy Carter incrustada en el mapa de Latinoamérica". Precisa que existía mucha censura en los medios de comunicación chilenos. "Había que enviar el paquete completo con todos los originales de la revista a La Moneda para que lo revisaran antes de mandarlo a imprenta.
Y volvía con páginas completas con una cruz encima". Piensa que los militares eran "brutos en general", y que no pillaban el humor de las tiras cómicas que hacían los dibujantes, pero que "había un pequeño porcentaje de personas que eran del mundo del periodismo y esas personas estaban a cargo de Dinacos, la dirección de información del Gobierno. Ellos sí que eran bastante creativos. Inventaron muchas de las pamplinas con las cuales se justificaba el golpe.
Barbaridades como el Plan Z". --El dibujante y escritor José Gai decía que en dictadura era fácil hacer humor porque el gobierno militar lo ponía en bandeja. ¿Era así? --Lo ponía en bandeja pero era bastante peligroso. --Gai se refería a que el humor, en general, se hace en contra de algo. Y ustedes eran oposición a una dictadura. --Bueno, eso pasa cuando un Gobierno te pone en bandeja los chistes. Tienes que tomarlos y graficarlos. Eso pasó en el gobierno de Piñera. O sea, era cuestión de prender la radio y ver las tonterías que hacía el Presidente para hacer los chistes. Y en el gobierno militar también pasaba. Por ejemplo, cuando se prohibía publicar fotografías en los periódicos. Las revistas de oposición siguieron haciendo su trabajo y publicaban pero sin la foto. O sea, el recuadro de la imagen estaba vacío, pero estaba la lectura de foto que decía: "en la foto se ve al comandante en jefe acompañado de su señora". Y no había nada. Era gracioso. --¿ Por qué nunca dibujaste a Pinochet? -En un comienzo el motivo fue el miedo de dibujar a un uniformado. Después me di cuenta que, de haberlos dibujado, de alguna forma habría sido hacerlos simpáticos. La personificación de una rata en el ratón Mickey hizo que les perdiéramos el miedo a las ratas como un bicho asqueroso, porque Mickey es simpatiquísimo. Entonces empiezas a soportarlo. Y no solamente a soportarlo, sino que a ser su amigo. Entonces pienso que eso habría pasado con Pinochet.
Como hizo Pepo cuando dibujó a Gabriel González Videla en la revista «Topaze», en una tira que se llamaba "Don Gabito", donde el Presidente era un monito muy simpático, que hacía travesuras dentro del palacio de La Moneda y era un encanto. Eso podía pasar haber pasado si yo caricaturizaba al dictador. Además, las barbaridades que estaba haciendo Pinochet no daban para chistes. Yo tenía amigos desaparecidos, torturados, exiliados. --¿ Dónde están los límites? ¿ Se puede bromear con la tortura y los detenidos desaparecidos? -Yo pienso que no. Porque el humor tiene un sentido sanador en la mente humana. Es para que la gente se sonría o piense positivamente acerca de un asunto.
Pero ese tipo de humor alguna vez se hizo en este país. "La dictadura fue revolucionaria" Renzo Pecchenino Raggi, Lukas, fue un dibujante, arquitecto y periodista que retrató la sociedad chilena, en especial a Valparaíso, a través de sus caricaturas, ilustraciones y acuarelas. Pecchenino era de derecha y murió en 1988. "Lukas hizo unas cosas horribles acerca de los desaparecidos. Entonces me parece que, aunque la frase no sea apropiada, es de mal gusto. No puedes hacer humor a costa de la muerte", especula. Y agrega: "La verdad es que nunca más lo volví a frecuentar como amigo. Sin embargo, respeto mucho su trabajo porque el tipo era genial.
Incluso cuando murió yo hice una página entera de homenaje a Lukas en el diario «La Época». Por su trabajo fantástico y la forma en la que promovió Valparaíso como un ícono de la geografía chilena". --¿ Qué opinas de la cultura de la corrección política? ¿ Existe autocensura y miedo entre los comediantes por temor a las funas? --Yo creo que no es miedo, sino que es simplemente entender que la sociedad completa está evolucionando positivamente.
Me acuerdo de aquellos tiempos en los que yo trabajaba en la oficina de Pepo y un tema recurrente eran los chistes acerca de exploradores en África siendo cocinados en una olla por nativos negros semidesnudos. Ese tipo de chiste hoy día no se podría hacer. Sería absurdo, ridículo, ofensivo. Así como el sexismo, el machismo; cosas normales en aquellos tiempos.
Entonces me parece que tener más respeto por las identidades sexuales ha sido una evolución positiva en la sociedad. --¿ Y qué me dices de Woody Allen? Él ha sido censurado por presuntos abusos sexuales. ¿Debemos separar la obra del artista? --Ha pasado lo mismo con Neruda. Estuvieron a punto de poner su nombre en el aeropuerto de Pudahuel y fue postergado porque se descubrieron algunos escritos donde él relata algunas actitudes que tuvo en su juventud cuando era diplomático. Creo que es válido lo que tú dices. Que no se puede identificar una parte de la vida de una persona con toda su vida y creación. O sea, una cosa es la obra de arte y otra es el trasfondo político de esa obra de arte.
Jorge Luis Borges tiene muchos flancos débiles desde el punto de vista político, pero es indudable que fue un genio. --Y a Borges no le dieron el Nobel por venir a Chile a recibir un premio que le dio Pinochet. --Así es. Así que hay visiones y visiones de lo que un artista crea y puede ser censurable o no. Opino lo mismo de Woody Allen.
Tengo un respeto tremendo por una buena parte de su obra --no la última que me parece sosa-y la forma desfachatada en que hacía sus guiones para burlarse de cualquier cosa. --¿ Qué te hace reír? --Pocas cosas. Esto del humor a veces se entiende como igual a la risa.
A mí me toca vivirlo cuanto tengo una entrevista como esta o cuando voy a un evento y tengo que conversar con algunas personas que piensan que uno es una especie de standupero, que está diciendo chistes cada treinta segundos. Y no se dan cuenta que uno es bastante fome, aburrido, incluso arisco. Oski (dibujante argentino), fue uno de los humoristas más geniales que conocí personalmente y era mal genio, enfurruñado, todo el tiempo con la cara ceñuda. Pero era el tipo más divertido que uno pudiera conocer. --¿ Quién es Hervi? --Dibujante de cosas que, a veces, son divertidas. Pero que a veces también son dramáticas. Como las ilustraciones que hacía en algún momento para la revista «Hoy». Temas que no era posible ilustrarlos con fotos. Crímenes espantosos. Dibujos serios, dramáticos, terribles. --¿ Qué te pasó cuando viste a los militares en la calle en 2019? --Escalofríos. Porque yo ya había visto esa película. --¿ Cuál es tu reflexión hoy, a los 79 años, sobre el quiebre de la democracia el año 73? --Es la gran catástrofe de la historia de Chile. Además de todo lo que ocurrió durante esos 17 años, y los años que siguieron. Y el hecho de que todavía estén vivos los mismos elementos, las mismas facciones políticas, con las mismas visiones positivas de una cosa que fue tremendamente negativa.
O sea, todavía hay un gran mayoría de la gente, no solamente de los partidos políticos, que se deja convencer por los argumentos populistas de un grupo y eso nos lleva al borde de un nuevo gobierno de ultraderecha. --Uno de los candidatos mejor evaluados es Kast. --Me produce una gran decepción que todo el acontecer histórico después del golpe de Estado no ha servido para que la mayoría de la gente piense que los derechos humanos deben ser respetados. Y que haya una gran mayoría que piensa que la delincuencia hay que combatirla a balazos (... ) Yo creo que la dictadura fue revolucionaria, cambió la mentalidad. El consumo de bienes le cambió la cabeza a la gente. No más ideologías, no más utopías, no más solidaridad.
Cada cual por su lado como pueda y, si hay que comer pan todos los días con tal de destinar parte de los ingresos a meter a un hijo en un colegio particular, bien. --¿ Y qué pasa cuando nos morimos? --Nada. Fin. Ni siquiera créditos. Siempre digo que soy arquitecto gracias a la beca Pinochet". Me di cuenta que, de haber dibujado a los militares, de alguna forma habría sido hacerlos simpáticos". “Uno es bastante fome, aburrido, incluso arisco”.