Xi Jinping presiona para ampliar la influencia china en Sudamérica
Xi Jinping presiona para ampliar la influencia china en Sudamérica El 12 de mayo, el Presidente chino, Xi Jinping, dará la bienvenida a Beijing a los principales líderes sudamericanos en la mayor reunión diplomática de China desde la llegada al poder de Donald Trump. Entre ellos estarán Luiz Inácio Lula da Silva (conocido como Lula), Presidente de Brasil; Gustavo Petro, de Colombia, y Gabriel Boric, de Chile. Los funcionarios estadounidenses lo desaprueban.
Pete Hegseth, secretario de Defensa, ha dicho que la actividad de China en el hemisferio occidental es “para obtener ventajas militares y beneficios económicos desleales”. Hasta la fecha, la mayor parte de la atención de la administración Trump se ha centrado en lo que considera vínculos problemáticos de China cerca de casa.
Le preocupa que México ofrezca una ruta para que los productos chinos eludan los aranceles y entren en Estados Unidos, y que permita que los productos químicos procedentes de China se conviertan en fentanilo mortal que se pasa de contrabando por la frontera; teme que la empresa con sede en Hong Kong que gestiona los puertos a ambos extremos del canal de Panamá influya en su funcionamiento. Se presta mucha menos atención a la espectacular expansión de los lazos chinos que ha tenido lugar en la última década un poco más lejos, en Sudamérica. Las encuestas de opinión encargadas por The Economist muestran que, aunque Estados Unidos conserva una ventaja en popularidad, la opinión pública de China en Sudamérica está mejorando rápidamente. China es vista como la superpotencia más respetuosa. En la mayoría de los lugares encuestados, China es vista como el socio comercial más fiable. Mientras Trump despotrica contra los déficits comerciales de Estados Unidos, China amplía alegremente sus déficits con Sudamérica, engullendo cobre, litio y soya. El comercio constituye el vínculo más fuerte de China con la región. En 2013, Estados Unidos era el mayor socio comercial de Sudamérica, con US$ 280.000 millones en comercio total de bienes en dólares actuales. En 2023, esa cifra se redujo un 25%, mientras que el comercio con China aumentó un 43%, hasta US$ 304.000 millones. Solo Colombia y Ecuador, aliados de Estados Unidos, siguen comerciando más con este país que con China. E incluso allí China se está acercando. La demanda china de materias primas ha impulsado este cambio. Las exportaciones chilenas de mineral de cobre a China casi se triplicaron en la década. Las exportaciones de soya de Brasil casi se EFE norado en gran medida el asunto.
Un nuevo observatorio espacial propuesto en el norte de Chile, una iniciativa conjunta entre una universidad privada chilena y el instituto astronómico estatal de China, fue congelado recientemente por el gobierno chileno tras las quejas estadounidenses. Quizás desconfiado de este tipo de intimidación y preocupado por la errática actuación de Trump, los ejércitos sudamericanos están considerando maneras de diversificar sus fuentes de inteligencia y sistemas de armas, alejándolos de Estados Unidos. Algunos celebran este cambio. “Trump también es visto como una oportunidad”, dice Oliver Stuenkel, de la Fundación Getulio Vargas, una universidad brasileña. “Es visto como el partero de un orden multipolar”. El entusiasmo se debe en parte al hecho de que la era de dominio estadounidense vino acompañada de mucha intromisión del Tío Sam.
Cualquier esfuerzo por persuadir a los sudamericanos para que rechacen a China se ve obstaculizado por la estrategia de la administración Trump de “todo palo y nada de zanahoria”. Deportaciones, aranceles y amenazas dominan los titulares. Unos lazos comerciales y económicos más fuertes facilitarían mucho al equipo de Trump persuadir a los sudamericanos para que se distancien de China. Sin embargo, la administración ha mostrado poco interés en ello. Desmantelar USAID no ayuda. Incluso el más proamericano de los líderes, Milei, sabe que necesita a China.
En noviembre declaró a The Economist que “el bienestar de los argentinos exige que profundice mis lazos comerciales con China”. Los datos de Premise sugieren que los argentinos están de acuerdo: el 56% dice que debería mantener fuertes lazos económicos con China. Solo el 15% está en desacuerdo. Encantar a Sudamérica no debería ser tan difícil. Aunque China dice que sus empresas solo quieren ganar dinero en la región, sus métodos pueden dejar un sabor agrio.
“Nuestra relación con China es de amor-odio, y se vuelve más odiosa a medida que pasa el tiempo”, afirma Alfredo Thorne, exministro de Economía peruano, haciendo hincapié en el dumping de productos por parte de China. La cultura y los valores estadounidenses siguen prevaleciendo sobre los chinos, según las encuestas de Premise. Sin embargo, a menudo se da por sentado el valor de Sudamérica. Evan Medeiros, artífice del giro hacia Asia del expresidente Barack Obama, afirma que ahora se necesita un nuevo giro para centrar la atención estadounidense más al sur. Sea cual sea su mérito, parece improbable. Traducido por El Mercurio Inversiones. The Economist: duplicaron. Estas compras le otorgan influencia política a China, mientras que las materias primas se utilizan para producir exportaciones. La mayoría de los países sudamericanos importan más de China que de Estados Unidos. Cada vez más, se trata de importaciones de productos más complejos, desde vehículos eléctricos a paneles solares. Las empresas chinas también invierten grandes cantidades de dinero en Sudamérica. Desde 2000 han invertido más de US$ 168.000 millones en la región, principalmente en Brasil. A los sectores favoritos, como la minería y la agricultura, se añaden ahora las telecomunicaciones, las energías renovables y la electricidad. Aunque la inversión ha disminuido recientemente, el valor de los proyectos recién anunciados volvió a subir en 2023. Aun así, la inversión china es inferior a la europea y estadounidense. Los préstamos con garantía estatal son otro punto clave. Desde 2005, China ha prestado unos US$ 111.000 millones a Venezuela, Brasil, Ecuador y Argentina. Los nuevos préstamos han disminuido drásticamente desde 2017, pero la deuda se mantiene. Venezuela aún debe unos US$ 10.000 millones. Brasil también debe miles de millones. Incluso los aliados de Trump están limitados. Ecuador debe US$ 3.000 millones a China, un contrapeso a los instintos pro-Trump del Presidente Daniel Noboa.
El Presidente de Argentina, Javier Milei, un gran admirador de Trump, renovó recientemente una línea de swap con China por un valor de US$ 5.000 millones, a pesar de que el enviado especial de Trump la calificó de “extorsiva” y dijo que Estados Unidos quería ponerle fin. La fortaleza de China también queda patente en nuestros nuevos sondeos en Brasil, Colombia y Venezuela, realizados por Premise, una empresa de investigación con sede en Washington. Las encuestas, realizadas a través de una aplicación móvil, utilizan muestras equilibradas por edad y sexo para reflejar las poblaciones nacionales.
La opinión general sobre Estados Unidos es solo ligeramente más favorable que sobre China, y casi el 70% de los brasileños y colombianos, y el 60% de los venezolanos, afirman que la popularidad de China está creciendo en su país. Sorprendentemente, en todos los países así como en otra encuesta realizada en Argentina los encuestados piensan que China los respeta más que Estados Unidos. El amigo más justo Todo esto influye en las respuestas a la guerra comercial. Trump parece querer presionar a los socios comerciales para que se distancien de China a cambio de una reducción de los aranceles con Estados Unidos. Pero esto le está saliendo mal. “No quiero elegir entre Estados Unidos y China. Quiero tener una relación con ambos”, dijo Lula, haciéndose eco de las palabras de Boric en una conferencia de prensa conjunta celebrada en abril. Según Yue Yunxia, de la Academia China de Ciencias Sociales, un grupo de reflexión estatal, la reunión de Beijing podría incluso dar lugar a una declaración conjunta de condena de los aranceles elevados. Esto sería bien recibido en China. Brasileños, colombianos y venezolanos creen que China aplica prácticas comerciales más justas y transparentes que Estados Unidos. Estados Unidos también ve una amenaza militar. “El ejército chino tiene una presencia demasiado grande en el hemisferio occidental”, ha declarado Hegseth.
No hay bases militares chinas en el hemisferio, por lo que a Hegseth y sus colegas les preocupa que los puertos comerciales construidos por China, incluido un nuevo megapuerto en Chancay (Perú), puedan ser utilizados por la marina. Las estaciones terrestres para la transmisión de señales de radio al espacio son otra preocupación. China ya tiene una en el sur de Argentina. Al igual que el resto del programa espacial chino, está gestionado por una rama del ejército. Milei, cada vez más indulgente con China, ha igDERECHOSEXCLUSIVOS. Nuevas encuestas sugieren que la población local ve con mejores ojos a China. Xi Jinping.