Autor: GABRIEL ZEGERS MüLLER, DIRECToR REGIoNAL DE INDAP
Columnas de Opinión: Patrimonio Agroalimentario
Columnas de Opinión: Patrimonio Agroalimentario Se acerca el día de los Patrimonios de nuestro país, y muchas familias, como es ya tradición en Magallanes, planifican sus panoramas en un nutrido y diverso recorrido por los monumentos culturales y naturales de la región.
Suelen llamar la atención los hitos principales de la gesta pionero-colonizadora que, con mucho esfuerzo y no falta de épica, transformó un paisaje habitado por más de cuatrocientas generaciones humanas -antepasadas de los pueblos originarios de la Patagoniapara adecuarlo a la medida de los intereses de las potencias principales de un mundo ya entonces globalizado.
La explotación industrial de los recursos naturales del territorio -principalmente el pasto, los bosques y los animales marinospermitió la producción y exportación casi total de importantes commodities globales, como la carne, la lana, la madera y el sebo.
La fuerza del vapor en el locomóvil y la tecnología del alambre, junto a otros avances entre fines del siglo XIX y mediados del XX, fueron, según se escucha y lee, los grandes motores de la mecanización y el escalamiento productivo, lo que requirió el desplazamiento de masas obreras y campesinas provenientes de Chiloé, Europa y otras zonas de Chile hacia lo que, bien entrado el siglo XX, aún se llamaba la colonia de Magallanes.
Sin pretender una revisión histórica de la región, pero reconociendo mi condición de advenedizo aficionado a sus historias recientes, hago memoria de cuántas campesinas y campesinos atravesaron las geografías del sur para armar aquí su propio pago. Ligeros de equipaje material -porque en esos tiempos se “tenía menos”-, cargaron hasta aquí los conocimientos y oficios que hicieron, en gran medida, posible la prosperidad habitacional y alimentaria del territorio.
En algunas casas antiguas de Punta Arenas, Natales y Porvenir se encuentran todavía vestigios de las quintas que rebosaron de producción en el pasado, con muestras de la diversidad continental representadas por sus especies vegetales: decenas de formas y colores de papas chilotas, matas de apio que año a año brotan de la escarcha, zarzaparrillas rojas y negras del norte de Europa, ruibarbos de Asia, ciruelos de varias clases y colores, y el destacado ajo morado, resistente al frío como ninguno y traído por alguna campesina o campesino anónimo de nuestras antípodas de Europa del Este.
Desde el Instituto de Desarrollo Agropecuario (INDAP) podemos ver hoy, con enorme admiración, cómo, pese a los avances tecnológicos que se observan en muchos de los predios productivos de la región, persiste como sustrato basal de la producción de alimentos uno o más sistemas de conocimiento tradicional y ancestral de la agricultura: los abonos en base a elementos marinos, el guardado de semillas diversas y resilientes, el conocimiento del clima y los ciclos naturales para cosechar alimentos de calidad excepcional. El aroma a noche fría que tienen las zanahorias y frutillas crecidas aquí no tiene comparación en este hemisferio, al menos.
En este sábado 24 de mayo, en que conmemoramos el Día de los Patrimonios en Chile, quiero destacar, a nombre del INDAP, la labor de vida que realizan los agricultores y agricultoras de la Patagonia: aquellas que cuidan año a año las semillas para la vida de nuestra generación y aquellos maestros y maestras que enseñan y reproducen sus herramientas y medios de producción. Que el buen gualato siga siendo músculo de la prosperidad y se recuerde, en cada cena, que fueron las mentes, corazones y manos de personas anónimas quienes dieron forma al plato. El sábado habrá al menos cinco mercados campesinos simultáneos en Punta Arenas y Puerto Natales, un hecho histórico para el frío de esta fecha.
La Seremi de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Carolina Herrera Toro, junto a su equipo, ha dispuesto además, de manera inédita, la plataforma del ministerio para conocer estos puntos de agricultura, demostrando un acercamiento destacable del Estado hacia un mundo campesino históricamente relegado. Tenemos, como siempre, altas expectativas, sabiendo que la ciudadanía magallánica es tan comprometida como participativa en este día..