COLUMNAS DE OPINIÓN: Soft power: el litio invisible de Chile
COLUMNAS DE OPINIÓN: Soft power: el litio invisible de Chile Chile posee un activo estratégico del que aún no se ha dado cuenta: el enorme poder que tiene para inspirar, conectar y proyectar su identidad al mundo a través de la cultura, la creatividad y los valores que nos definen como país. Eso es lo que llamamos soft power. Y Chile lo tiene. Lo saben afuera. Lo sentimos adentro. Solo falta tomarlo en serio. Según el Global Soft Power Index 2024, elaborado por Brand Finance, nuestro país ocupa el puesto 54 a nivel mundial. No estamos en el podio, pero sí somos el cuarto de Latinoamérica después de Brasil, Argentina y México, los pocos representantes latinoamericanos que figuran en este ranking. En una región tensionada, Chile sigue siendo percibido como un país confiable, vibrante y culturalmente activo. Ese es un activo geopolítico que no contamina, no se agota y no depende de precios internacionales, como el cobre. Solo requiere visión.
El soft power, o poder blando, es la capacidad de un país para influir en el mundo no por la fuerza ni el dinero, sino a través de su cultura, su creatividad, su pensamiento, su prestigio educativo y su capacidad de inspirar. Es la diferencia entre imponer y atraer. Entre dominar e irradiar. Corea del Sur lo ha hecho con el K-pop, el cine y la cosmética. Francia, con su diplomacia cultural y el prestigio de París como capital del arte.
Estados Unidos, con el desarrollo de Hollywood, sus plataformas globales y sus universidades de élite, conocidas como las Ivy League --un grupo de ocho instituciones como Harvard, Yale y Princeton, que forman líderes globales y proyectan influencia académica y simbólica en todo el mundo. ¿Y Chile? Chile ya tiene las piezas sobre la mesa. Lo que falta es moverlas con ambición. Las industrias culturales y creativas ya representan más del 2% del PIB nacional según estudios del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Generan más de 150 mil empleos de acuerdo a ProChile y proyectan talento chileno a nivel internacional en cine, música, diseño, literatura y videojuegos. Nuestro país cuenta con espacios culturales activos en todas las regiones y una red de creadores y gestores con vocación global. Hay un ecosistema en movimiento. Falta hacer de la cultura una causa país. GAM es un ejemplo tangible de cómo se puede concretar lo anterior. Más que un espacio de exhibición, es un laboratorio urbano, catalizador creativo y social. Su arquitectura abierta, su conexión con el barrio, su programación interdisciplinaria y su apuesta por la inclusión lo han convertido en un símbolo ciudadano.
Con más de 1.800 actividades al año, 1,5 millones de visitantes y una cartelera gratuita en más del 70% de su programación, GAM es una infraestructura de aproximación, un motor de regeneración urbana, un creador de cohesión social y un contribuyente directo a la imagen de Chile como un país moderno, abierto.
Es un ejemplo tangible de cómo Chile proyecta su soft power hacia el mundo, y de cómo puede consolidarse como un polo latinoamericano de industrias culturales y creativas: un lugar donde el talento chileno se reconoce, se potencia y se proyecta con la misma ambición con la que un país apuesta por sus grandes activos estratégicos. Cuando Chile invierte tanto desde lo público o lo privado en espacios culturales, estos contribuyen directamente a la imagen de un país moderno, abierto y culturalmente rico. Esto, a su vez, atrae a turistas, estudiantes e inversionistas. La existencia y el éxito de instituciones como el GAM envían un mensaje claro al mundo: Chile valora y apoya la expresión cultural, lo que lo convierte en un socio atractivo y un destino deseable. La invitación es empezar a pensar la inversión cultural como soberanía. El soft power es una herramienta de liderazgo, de fomento del crecimiento, de desarrollo y de autoestima colectiva. Chile ya tiene soft power. Lo que le falta es ejercerlo con fuerza, ambición y alegría. Y ahí el GAM no es una metáfora: es infraestructura, es comunidad, es política pública cultural en acción. Porque cuando un país cree en su cultura, no solo proyecta una imagen: construye un destino compartido. Soft power: el litio invisible de Chile "... Chile cuenta con espacios culturales activos en todas las regiones y una red de creadores y gestores con vocación global. Hay un ecosistema en movimiento. Falta hacer de la cultura una causa país... ". ALEJANDRA MARTÍ Directora ejecutiva del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM). - -