Autor: Juanclaudio García Filain, Estudiante universitario de Puerto Montt
Columnas de Opinión: Slep Llanquihue, promesas incumplidas
Columnas de Opinión: Slep Llanquihue, promesas incumplidas L a implementación de los Servicios Locales de Educación (Slep) arrastra promesas incumplidas a las comunidades educativas que se han convertido en deuda, no sólo con profesores y funcionarios, que han debido lidiar con problemáticas originadas por la reforma, sino, ante todo, una deuda con los niños y niñas que dependen de la educación pública.
La promesa de educación pública efectiva, equitativa y de calidad, que motivó la creación de los Slep, es aún una ilusión para miles de estudiantes, especialmente en territorios rurales y apartados como los que atiende el Slep Llanquihue en nuestra región.
Junto a un equipo de trabajo estudiantil del que fui parte, identificamos deficiencias claras: la falta de recursos tras el traspaso de los municipios a los Slep ha significado que los establecimientos tengan menos fondos para infraestruc tura, materiales y apoyo pedagógico. Esto se traduce en infraestructura deteriorada, falta de insumos básicos y detrimento en programas clave. La burocracia y la lentitud en la entrega de recursos afectan la continuidad de los procesos de aprendizaje y la respuesta a necesidades urgentes. Se suma la falta de mejoras reales en los aprendizajes, que se ha evidenciado en los resultados de la prueba Simce, que no muestran avances en colegios traspasados a los Slep. La promesa de una educación pública efectiva y adaptada a los territorios, capaz de romper el círculo de la desigualdad, no se ha cumplido.
Si bien esta política de Nueva Educación Pública ha significado avances en la resolución de problemáticas sobre deudas previsionales que mantenían los municipios, o en la construcción de espacios de comunicación entre actores clave de la comunidad educativa, persisten profundas brechas territoriales que dificultan su correcto funcionamiento, y que alimentan un sentimiento de rezago en establecimientos rurales y alejados de la sede del Slep Llanquihue en Frutillar, quienes ven como los espacios geográficos condicionan los accesos a material y recursos educativos.
Dada la implementación del Slep Chiloé y los siguientes Slep Reloncaví y Osorno, es urgente tomar medidas que vayan en la dirección adecuada, que consideren las fallas estructurales del actual modelo educativo y que se trabaje en pos de una educación oportuna y de calidad.
Es hora de que las políticas públicas, más allá de ideologías e ideas partidarias, aboguen por la entrega efectiva de la educación a los niños y niñas de la región sin importar el territorio donde vivan.. OPINIÓN