COLUMNAS DE OPINIÓN: El humanismo no es de aquí ni de allá
COLUMNAS DE OPINIÓN: El humanismo no es de aquí ni de allá RAÚL CAAMAÑO MATAMALA, PROFESOR UNIVERSIDAD CATÓLICA DE TEMUCO “Soy humano, nada de lo humano me es ajeno”, Publio Terencio Afro (f.n.d. -159 a. C. ). El humanismo, creo, no es de aquí ni de allá; no es propiedad propiedad de nadie en particular. Su centralidad es que no es exclusividad de ninguna agrupación, de ningún partido partido ni ideología, aunque, sí, patrimonio universal de la humanidad. El humanismo es de todos. ¿Cómo es eso? El humanismo es de todos, nos pertenece pertenece a todos, es propio de todos y cada uno, en tanto nuestra esencia humana. Cada uno es un ser único, un ente, un individuo, y ya esa individualidad nos da derecho o derechos, derechos, y deberes. Desde esa individualidad reconocemos en el otro, mismo derecho, mismos derechos y deberes. Así ha de ser, ni más ni menos. Nuestra posición, nuestra mirada, considera al yo y al tú, y de esta suerte se construye comunidad; así, en la coincidencia, somos uno, construimos nostridad. No ha de primar el ego, solo lo mínimo necesario, y sí hemos de tender o extender/nos en el otro, en el tú, en el usted. Es el comienzo, y de esta forma, en 360 grados. ¿Es fácil? ¿ Es sencillo? No. Pero hemos de tender a ello. ¿Cómo hacerlo? Comunicándonos. Dándonos a entender. entender. Señalando quiénes somos, qué queremos, qué soñamos, qué pretendemos, y buscar coincidencias, a lo mejor mínimas, pero esa ha de ser la chispa que encienda el fuego. Y a no desanimarnos, a no forzar la máquina, a no atropellar. Y si es necesario parar, parar, callar. Y luego, luego, pacientemente, comenzar otra vez, y otra vez, hasta lograr más coincidencias. Y por último, coincidir en que no coincidimos.
Hasta otro momento, en que se nos conceda la razón, o la concedamos, ¡qué va! ¿Se han dado cuenta que en los párrafos precedentes he empleado los verbos tender, extender, pretender, entender?,... entender?,... ¿curioso, no? No tan curioso. Ya se advertirá, ya lo advertirán. La esencia del ser humano es la vida, la propia y en comunidad.
No olvido, nunca olvido la singularidad del texto que escribiera el cardenal Raúl Silva Henríquez, un 19 de noviembre de 1991, titulado “Mi sueño de Chile”. En él nos habla de dignidad, respeto, solidaridad, buen trato, amor, paz, fraternidad, educación, vivienda, acceso acceso a la salud, trabajo decente, y su contenido refiere a un buen estar, a un bien estar de todos los que habitamos habitamos Chile. Así comienzan sus primeros tres párrafos: “Me preguntan preguntan por el país que sueño o que deseo. Y debo decir que mi deseo es que en Chile el hombre y la mujer sean respetados. respetados. El ser humano es lo más hermoso que Dios ha hecho. El ser humano es “imagen y semejanza” de Dios. Quiero que en mi patria desde que el ser humano es concebido en el vientre de una mujer, hasta que llega a la ancianidad, ancianidad, sea respetado y valorado. De cualquier condición social, de cualquier pensamiento político, de cualquier credo religioso, todos merecen nuestro respeto. Quiero que en mi país todos vivan con dignidad. La lucha lucha contra la miseria es una tarea de la cual nadie puede sentirse excluido. Quiero que en Chile no haya más miseria miseria para los pobres. Que cada niño tenga una escuela donde estudiar. Que los enfermos puedan acceder fácilmente fácilmente a la salud. Que cada jefe de hogar tenga un trabajo estable y que le permita alimentar a su familia. Y que cada familia pueda habitar en una casa digna donde pueda reunirse a comer, a jugar, y a amarse entrañablemente”. Añadir algo, significaría “aguar” tan magnas ideas. Humanismo puro, creo que no me equivoco. Buen inicio, buen propósito, buen fin, el mejor. Coincido plenamente. El humanismo no es de aquí ni de allá.