Autor: POR Joanne Acevedo P.
Una breve bitácora sobre EL SILENCIO Y LOS VIAJES
Una breve bitácora sobre EL SILENCIO Y LOS VIAJES Esta perspectiva lo ayudó a conectar mejor consigo mismo mientras se largaba a diferentes expediciones por todo el mundo, pero también en su día a día. “Puedes encontrarlo cuando caminas, cuando te duchas por la mañana, cuando cocinas, cuando friegas los platos, cuando cambias los pañales a los niños.
El silencio está ahí, literalmente esperando a que lo explores”. Aunque parte de este aprendizaje lo hizo de camino al punto más austral del planeta, y lo fue completando en otras pruebas extremas, Erling enfatiza que el silencio no es necesario ir a buscarlo a miles de kilómetros de la cotidianidad, del día a día. Ni siquiera necesita técnicas especiales para hallarlo. “La clave está en conectarse con la naturaleza.
Si vas a llegar a conocerte realmente a ti mismo y a vivir una buena vida, necesitas descubrir ese silencio interior”, agrega, convencido de que muchos pesares y tristezas de hoy surgen de la desconexión de los seres humanos con su medio ambiente. “Creo que el origen de muchos de los problemas que tenemos hoy, tanto a nivel individual como global, es la falta de contacto con la naturaleza. Esa puede ser una de las razones por las que a nivel individual la gente dice sentirse sola y, muy a menudo, deprimida.
Y a la vez, desde una perspectiva más amplia y controversial, creo que esta falta de relación entre personas y naturaleza es una de las causas del cambio climático”. Al día de hoy, con una larga bitácora de destinos visitados y expediciones completadas, Erling Kagge dice que su experiencia en Chile fue única, y hasta el día de hoy anhela volver. En nuestro país, afirma, pasó seis meses, lo que incluyó una extensa navegación desde Valparaíso al sur, donde recorrió los fiordos australes y hasta rodeó el legendario Cabo de Hornos. En tierra, a través de empinados senderos, recuerda, se aproximó a montañas con vistas increíbles de esos paisajes australes. Fue en ese contexto, dice, donde reafirmó la idea de que el silencio está íntimamente ligado con la naturaleza. Y Chile, con su geografía vasta, diversa y salvaje, es un destino ideal para lograr esa pausa interna que hoy tanto practica. “Es tan hermoso y tiene enormes posibilidades de experimentar la gran naturaleza y el silencio.
Es un lugar que todos deberían tener la oportunidad de admirar, simplemente por su variedad de paisajes”. Cuando termina la frase, Erling se distrae, hace una pausa, se levanta, va hacia la ventana y saluda hacia el exterior, aunque sigue pareciendo que nada lo rodea. El sol le da ahora directo en la cara y marca aún más sus facciones, y esos ojos que, durante toda nuestra conversación, se mantuvieron brillantes. Igual que la sonrisa, que no decae. “¿Crees que esta, tu forma de vida, específicamente aprender a manejar el silencio, te ha ayudado a no ver la soledad como algo negativo?”. Esperaba el momento de la despedida para hacer esa pregunta. Una pequeña sonrisa se asoma, mientras inclina la cabeza. Parece preparado para escuchar eso. Habituado. Así que ni siquiera se toma mucho tiempo. “Por supuesto que sí”, responde. D SENREDDERKSNEMIS Son alrededor de las cinco de la tarde y un día soleado acompaña la entrevista. O al menos eso muestra Erling Kagge a través de la cámara de su laptop. Con pantalón corto, polera verde y una sonrisa radiante, se sienta y llena la pantalla. Nos separan más de 14 mil kilómetros, y seis horas: en este lado de la comunicación, apenas pasa de las 11. En este momento, Erling se encuentra en Oslo, capital del Reino de Noruega, y se dispone a mostrar a través de la cámara el lugar en el que ha estado instalado los últimos días. Primero, enfoca el interior: una cabaña de madera. Sencilla, bastante amplia, decorada con algunos cuadros de toques minimalistas, y con espejos. Luego se levanta, avanza hasta una puerta y muestra el exterior: pareciera estar en medio del mar, y su refugio transmite la sensación de que estuviese flotando en la nada.
“Aún no tengo fecha de regreso; solo quiero mantenerme en la naturaleza se le escucha decir, y luego lo vemos sonriente en la pantalla, porque, ya sabes, uno necesita cambiar su vida constantemente, siempre hay que hacer cosas nuevas. Así que eso es lo que hago: reinvento mi vida cada día, a cada momento”. A sus 62 años, Erling Kagge habla con una tranquilidad diferente, llamativa. Quizá sea la calma de quien ha conquistado, casi al modo de los aventureros antiguos, los extremos del mundo.
Este abogado, escritor, coleccionista de arte y, por sobre todo, explorador, fue el primero en completar lo que se ha dado a conocer como “el desafío de los Tres Polos”, porque se las arregló para alcanzar los extremos del planeta, los polos Norte y Sur, y luego se encaramó a la cima del Everest. En completar ese proyecto demoró cuatro años en total. Eso, porque en 1990 pudo llegar al Polo Sur y luego al norte, y no fue sino hasta 1994 cuando subió la montaña más alta del mundo. “Una experiencia estupenda”, dice hoy Erling sencillamente sobre este triple registro que, hasta el día de hoy, solo una quincena de personas de todo el planeta ha logrado repetir. Él parece no darle demasiada importancia al logro. Mientras hablamos, constantemente frena, hace pausas, y mira lo que tiene alrededor. El instinto explorador y viajero de Erling, en todo caso, no es una cosa reciente. Todo comenzó, dice, cuando era pequeño. Como creció en Noruega, rodeado de bosques, en un suburbio, con una familia apasionada por el senderismo y la naturaleza, recuerda que las DNALUOEGRB primeras excursiones que hizo empezaron cuando tenía unos cinco años. “Todo el mundo nace escalador o explorador; el primer instinto de los bebés por inercia es escalar, pero más adelante son pocos los que deciden desarrollarlo en su plenitud”, dice. Él sí lo hizo. Y fue sumando actividades en esos primeros años. Apenas pudo, se lanzó a los esquíes y organizó extensas salidas por los alrededores. “Fueron mis primeros acercamientos a la naturaleza con mi familia y ellos no saben cuánto les agradezco criarme así”, dice con una sonrisa imbatible. Nada sorprende entonces que haya seguido fortaleciendo el vínculo con lo natural. Aún sin sospechar entonces que, años más tarde, se convertiría en un referente viajero reconocido no solo en su país. Y que una de esas aventuras en especial lo inspiraría para escribir un libro que los dejaría a él y a sus lectores en silencio. A pesar de cargar ya con cientos de viajes a sus espaldas, hay una aventura en especial que, como ocurre con algunas personas, lo ayudó a replantear la forma en que llevaba su vida. En el caso de Erling, esa experiencia definitoria fue la travesía al Polo Sur. Para lograr el extremo más austral del mundo, recuerda, tuvo que caminar durante 50 días y noches. Partió sin compañía. Pero esa decisión alcanzó un nivel inesperado cuando quedó literalmente incomunicado su radio se rompió en la ruta y en completa soledad. “Estaba muy cerca de la naturaleza y podía ver cómo, mientras avanzaba, todo cambiaba a mi alrededor. Al principio pensé que era la Antártica la que estaba cambiando, el paisaje o algo así, pero por supuesto... era yo. Yo mismo estaba cambiando”. El silencio en la era del ruido. El placer de evadirse del mundo nació de esa experiencia. Publicado en 2016, no es su único libro. Tampoco el primero ni el último. Pero ha sido uno de los más reconocidos: superventas, fue traducido a más de 30 idiomas. Y en él, Erling desarrolla cómo logró lo que él mismo considera su mayor proeza: descubrir el silencio interior y el poder transformador que este tiene en la vida cotidiana. Una forma de conocerse mejor a uno mismo, reviviendo constantemente la sensación de asombro como herramienta para lograr una buena vida. “Todo nació a partir de ese viaje, y en conversaciones con mis propias hijas, que no lograban entender la importancia que tiene el silencio en nuestras vidas.
Tardé año y medio en escribir ese delgado libro que se volvió top en ventas EGGAKGNILRE en más países de los que imaginé”, dice sobre el texto, que tiene apenas 176 páginas y actualmente se consigue más fácil en su versión digital. “Creo que uno de los mayores errores que estamos cometiendo hoy en día es que vivimos llenos de ruido. Todo el mundo puede cambiar tu vida y me siento muy afortunado de haber podido escribir algo así... para ayudar”, agrega con algo de emoción. No obstante, no siempre pensó igual. Cuando tenía alrededor de 9 años, recuerda, ya tenía alguna experiencia con la ausencia de ruidos, de sonidos: lo vinculaba con soledad, dice. Con no tener nada que hacer, y hasta con el temor. Eso fue cambiando a medida que fue fortaleciendo su relación con la naturaleza. “Ahí entendí que el silencio tiene que ver con lo que somos y el ruido, con los demás”. Una breve bitácora sobre.
Desde su cabaña en Oslo, el primer explorador en alcanzar “los Tres Polos” del planeta —Sur, Norte y Everest—, abogado y escritor superventas, habla de cómo los viajes y la naturaleza sirven para conocerse en serio a uno mismo, y de cómo Chile, donde estuvo meses navegando, es destino ideal para descubrir el poder transformador del silencio. ERLING KAGGE: SUR. Erling llegó a este polo en 1990. MULTIFACÉTICO. Erling es abogado, escritor y coleccionista de arte. 50 DÍAS. Eso caminó, solo, para llegar al Polo Sur.