Entrar por la puerta estrecha
Entrar por la puerta estrecha E n Lucas son varios los capítulos que se refieren al camino de Jesús a Jerusalén y que hemos venido escuchando en los domingos precedentes: el doctor de la ley que preguntó a Jesús qué hacer para heredar la vida eterna, o Marta y María que lo reciben en su casa; Jesús enseña a rezar el padrenuestro, también la parábola del Buen Samaritano, y las importantes lecciones sobre la relación con las riquezas... El domingo pasado escuchamos que el fuego que trae su mensaje crearía problemas y divisiones. Lucas plantea que Jesús se dirige a Jerusalén a entregar su vida en la cruz. Y está trazando el camino que todo discípulo debe recorrer.
En nuestra vida tenemos varios objetivos que se van cumpliendo: terminar los estudios, formar una familia, conseguir un buen trabajo, tener una casa propia y estabilidad económica... Son buenos e importantes, pero son objetivos inmediatos que nunca serán suficientes. Después de conseguirlos nos preguntamos "y ahora qué". Dice el sabio Qohelet que Dios ha puesto en el corazón del hombre el infinito, y si no respondes a esta necesidad de infinito estarás siempre insatisfecho. Seguramente culparás a otros de esto.
No te engañes: aunque lo tengas todo, nunca será suficiente para calmar esta inquietud... En el evangelio de hoy, le preguntan a Jesús por la salvación: ¿ es verdad que solo unos pocos se salvan? Para Jesús la salvación no está al final de la vida. Es hoy cuando quiere que nos dejemos salvar por su propuesta de vida. Se trata de adherir hoy a sus bienaventuranzas, porque si esperas al final ya es tarde.
Por desgracia son pocos los que aceptan totalmente esta propuesta de Cristo y transforman su vida de acuerdo a ella; son pocos los que se fían de sus bienaventuranzas, los que se hacen siervos de sus hermanos, los que no se dedican a acumular y ponen todo a disposición de los necesitados. Por el contrario, fácilmente nos adherimos a las bienaventuranzas que nos propone este mundo material. Jesús plantea que frente a la voz del Espíritu que nos insta a amar y pensar en el hermano, hay una lucha interior. Y esa lucha es dura. Si nuestro seguimiento se reduce a una práctica devocional no experimentamos ningún conflicto, a lo más un poco de pereza. Pero el que crea que puede entrar en el Reino de los cielos sin esta lucha interior se engaña. Incluso para Jesús fue difícil permanecer fiel a esa voz del Espíritu, como lo vemos en Getsemaní. Son muchos los que se consideran cristianos y están convencidos de que lo son. Pero esto podría ser una ilusión externa.
Algunos creen que tienen derecho a participar del banquete, pues han llamado a Jesús "Señor". Ellos tienen los "papeles correctos", pues son bautizados, pero no entienden que el Señor no los reconoce como miembros de su comunidad. La razón es que no basta con conocer la propuesta del evangelio. Es necesaria la adhesión a ella con la vida. Sin esta adhesión el seguimiento es falso. No se trata de una idea, sino de entrar en la forma de vida propuesta por Cristo. De lo contrario es informarse sobre el reino, pero no entrar en él. Algunos piensan que pueden obtener la salvación sin hacer mucho, sobre todo sin la necesidad de cambiar. Pero ellos no se dejan salvar. Siguen administrando los bienes como lo hacían antes, siguen buscando los primeros puestos o ser servidos... Ellos no viven salvados de esa realidad mundana, sino atrapados por ella. Presentan como credenciales su práctica religiosa, pero no su amor y servicio a los demás. Son practicantes, pero no verdaderos creyentes. Creer no se trata de una idea, sino de jugarse la vida por la propuesta del evangelio.
Entrar por la puerta estrecha PADRE OSVALDO FERNÁNDEZ DE CASTRO Párroco de la iglesia de La Veracruz y vice gran canciller de la UC "¡ Qué sorpresa! Unos que estaban entre los últimos son ahora primeros, mientras que los primeros han pasado a ser últimos". (Lc. 13,30). La razón es que no basta con conocer la propuesta del evangelio. Es necesaria la adhesión a ella con la vida. Sin esta adhesión el seguimiento es falso. No se trata de una idea, sino de entrar en la forma de vida propuesta por Cristo. EL EVANGELIO HOY San Lucas (13,22-30).