La discusión de llevar a la Universidad de Harvard a otro país "está sobre la mesa"
La discusión de llevar a la Universidad de Harvard a otro país "está sobre la mesa" En la Escuela de Gobierno Kennedy, 59% de la matrícula corresponde a alumnos internacionales. En la de Salud Pública son cuatro de cada 10, similar a la cifra de la Escuela de Negocios. En la imagen, una de las bibliotecas de Harvard en Cambridge, Massachusetts. AFP C uando Fernando Reimers llegó a la Universidad de Harvard hace 40 años, solo 7% de los estudiantes a los que enseñaba en la Facultad de Educación eran extranjeros. Hoy esa cifra corresponde al 50% de sus alumnos. "Vienen de 70 a 80 países y trabajan en grupos resolviendo problemas. La creatividad que allí surge es imposible imaginarla si todos tuvieran el mismo pasaporte", dice sobre la experiencia de aprender en un ambiente diverso.
Especialista en políticas educativas, miembro de la Academia Nacional de Educación de EE.UU. y asesor de múltiples entidades internacionales, el foco de Reimers --originario de Venezuela-está puesto en cómo educar para prosperar en el siglo XXI, fomentando valores como la cooperación, empatía, tolerancia y el pensamiento global.
Siguiendo estas ideas, en el último tiempo, el académico también ha sido parte del comité que asesora a los altos mandos de Harvard sobre el involucramiento mundial de la institución. "Desde hace 20 años se ha estado discutiendo si crear Harvard en otro país, tal como lo han hecho varias universidades. Hemos tenido muchas propuestas, financiadas por sectores públicos y privados, de hacerlo en India, China o Suiza; casi en cualquier nación que quisiéramos. Y siempre hemos dicho que no, que sería muy difícil, porque escoger un país nos generaría problemas con otros", comenta Reimers sobre el tipo de ofertas que le toca analizar.
Pero a pesar de esta negativa original, las nuevas circunstancias han hecho que este tipo de propuestas vuelva a tener cabida: luego de que la Casa Blanca anunciara que retiraría la certificación que permite a la institución matricular estudiantes internacionales, ordenando además que aquellos que actualmente estudian allí sean transferidos a otras casas de estudios, "esta conversación está sobre la mesa de nuevo.
Ciertamente, si este hostigamiento de la administración continúa, no me cuesta imaginar que ese sería un camino". Como ejemplo, Reimers nombra a la U. de Nueva York, que "tiene cinco campus en diferentes partes del mundo, como Abu Dabi y Shanghái". Procesos de revisión Más de una cuarta parte (27%) de los alumnos de Harvard proviene de países distintos a EE.UU., lo que equivale a cerca de 6.800 estudiantes. Poco más de 30 son chilenos, y para todos, la situación actual es confusa: la prohibición de matricular a extranjeros está momentáneamente paralizada luego de la intervención de un tribunal federal.
El problema surgió cuando Donald Trump acusó a la institución de ser un bastión del antisemitismo y la criticara, entre otros factores, por negarse a que el gobierno supervise a quién admite. "Estaban preocupados de que Harvard no estaba cumpliendo sus obligaciones de vigilar a estos estudiantes extranjeros", explica. "Pero cualquier extranjero que entra a estudiar a este país pasa por procesos de revisión que involucran a la Cancillería y al sistema de seguridad nacional, entre otros". El gobierno --continúa Reimers-sabe, por ejemplo, "qué chileno estudia en Harvard, qué programa está siguiendo y cuántos años dura este.
No le hace falta preguntarle a la universidad". Meca intelectual El impacto de no contar con alumnos internacionales es calificado por el especialista como "trágico", dado que "Harvard se hizo una gran universidad cuando se volvió global.
Cuando no lo era, no tenía ninguna consecuencia; era una institución antigua nada más". Y es que además de contribuir "a la educación unos de otros", el académico destaca que "buena parte de la investigación que podemos hacer aquí, la hacemos gracias al talento de estudiantes de todo el mundo, que son algunos de los mejores que hay (la tasa de aceptación de la universidad es de aproximadamente 3% en pregrado). Si perdemos acceso a ese talento, no vamos a poder hacer la misma calidad ni cantidad de investigación, y finalmente, parte de lo que le da influencia global, de lo que contribuye a la reputación de la universidad, es ser una especie de Meca intelectual, por lo que si deja de serlo, dejará de ser un sitio atractivo". --Justamente, una de las cosas que critica el actual gobierno estadounidense es que Harvard es una universidad de élite, existiendo una desconexión entre el mundo académico y el ciudadano común. ¿Qué opina al respecto? "Esta no es una universidad prevista para que cualquiera que quiera entrar pueda hacerlo; está prevista para que personas que tienen ciertas capacidades intelectuales puedan entrar. Habiendo dicho eso, la universidad tiene mucho interés en facilitar que personas de todo origen social y de todos los países puedan ser parte.
Ha habido enormes esfuerzos para que la admisión sea ciega al pasaporte y condición social". En el caso de estudiantes de bajos ingresos, la institución paga la matrícula y los costos de mantenimiento, indica. "Decir que esta es una universidad selectiva es absolutamente cierto. Y es selectiva porque tenemos una misión, que no es regalarle títulos a la gente, sino cultivar el talento de las personas.
Ciertamente nos ayuda apoyarnos en ese talento que ya traen quienes llegan aquí", plantea Reimers. "En educación superior hay mucho fraude; gente que se aprovecha de personas vulnerables vendiéndoles caminos que no sirven para desarrollar talento y que no contribuyen en nada.
Harvard no es de esas universidades". Fernando Reimers, parte del comité que asesora a la institución en involucramientos globales: La discusión de llevar a la Universidad de Harvard a otro país "está sobre la mesa" MARGHERITA CORDANO n Aunque en otras ocasiones se había desestimado la idea de contar con campus fuera de EE.UU., la posible prohibición de matricular estudiantes extranjeros ha hecho resurgir esta propuesta. "Si perdemos acceso a ese talento, no vamos a poder hacer la misma calidad de investigación", advierte. "No estamos en guerra con nadie. Nosotros (como universidad) estamos siguiendo la ley y haciendo nuestro trabajo, que es enseñar y hacer investigación", dice Fernando Reimers. CEDIDA Latinoamérica "El último ataque de la Administración Trump contra la universidad ha generado incertidumbre generalizada y temor legítimo entre nuestros estudiantes y académicos internacionales. Ante este ataque ilegal, reiteramos nuestro firme compromiso con nuestros estudiantes y colegas investigadores de América Latina y el Caribe. Los estudiantes, académicos y becarios internacionales son una parte esencial del Centro David Rockefeller de Estudios Latinoamericanos (DRCLAS, parte de la casa de estudios) y de la propia Harvard. Sin ellos, Harvard no sería Harvard", se lee en un correo enviado a nombre de Steven Levitsky, director de DRCLAS, a su comunidad. Chile es uno de tres países --los otros son México y Brasil-que cuentan con una oficina regional de DRCLAS, siendo la primera en abrir, en 2002. Tras el anuncio de parte del gobierno estadounidense, su trabajo ha continuado, y programas como los de pasantías, siguen funcionando..