Autor: FranciscO León POnce, ExConCEjAL DE PuntA AREnAS y PERIoDIStA
Columnas de Opinión: Inch Allah
Columnas de Opinión: Inch Allah Imágenes de la televisión internacional nos permitió a mi familia y a mí, cruzar nuestras miradas con las de uno, dos, tres o más niños palestinos atrapados en las ruinas de la Franja de Gaza, casi en el corazón de la llamada, incluso bíblicamente, como “Tierra Santa”. El dolor, la angustia, el hambre de esas pequeñas, pero grandes víctimas de una guerra que se arrastra por tantos y tantos años, sin solución, nos quebró el alma y lágrimas incontenibles nos limpiaron los rostros a miles y miles de kilómetros de distancia del sitio de ese conflicto porque, lamentablemente, la estupidez humana ha avivado la hoguera de la guerra en otros puntos de este planeta.
Y recordé esas dos palabras que, incluso, el cantante Salvatore Adama, las incluyó en una canción y significan “quiera Dios” y también “Dios lo quiera”: “Inch Allah”. Y con labios trémulos, clamamos que Dios quiera que ese brutal conflicto logre una tregua o se ponga fin a tanta barbarie, de todos los actores involucrados en ese conflicto; que terminen los bombardeos israelíes sobre Gaza y otros puntos de esa tierra santa; que los rehenes judíos, de toda edad, clase y condición, sean devueltos a sus seres queridos, aunque hayan fallecido durante el cautiverio; que retorne la Paz entre pueblos que tienen una raíz común, pero con dioses diferentes y que esos campos no esté minados o bombardeados y vuelvan a dar olivas, aceite, leche y miel para todos.
Que no se utilice esa guerra y el dolor de esos niños como medida no de compasión, sino mero oportunismo, porque todos estamos por defender la Vida de los niños palestinos de Gaza, pero no preconizamos otra forma de asesinato de inocentes que tampoco pueden defenderse y están, en Chile, en la mira de una ley de aborto libre que les permitirá vivir sólo hasta las 14 semanas si llegasen a aprobarla. Inch AllahQuiera Dios que sigamos defendiendo la vida, sin distingo alguno, sin volteretas, sin oportunismos casi lacrimosos pero cocodrilescos.
Un hijo es algo vital, como el agua, como el aire, palestinos, judíos, nipones, ucranianos, hutíes, egipcios, chilenos, argentinos, nigerianos, chinos, mongoles, polinesios, alemanes, italianos, búlgaros, norteamericanos, franceses, noruegos esquimales: son niños del mundo, son la Esperanza, son nuestro futuro, son una bendición y son la mejor respuesta de que la Vida sigue y que aquellos y aquellas que pretenden desligarse de una irresponsabilidad enfrentada sin cuidados ni precaución al liberar instintos, no pueden, ni deben aunque quieran, dar muerte a un ser humano que no pidió nacer y que ni siquiera puede defenderse..