La tradición inquebrantable de la Escuela de Grumetes
La tradición inquebrantable de la Escuela de Grumetes El cabo segundo litoral Joaquin Mendez realizando lectura de la carta en el aniversario 157 de la Escuela de Grumetes. L Alex Macipe colaboración especial a Escuela de Grumetes "Alejandro Navarrete Cisternas", cuna de la gente de mar de la Armada de Chile, conmemora 157 años de historia, cruzando tres siglos de ininterrumpida formación.
Desde su fundación el 3 de julio de 1868, este prestigioso instituto ha sido el crisol donde hombres y mujeres han consagrado sus vidas al servicio de la Patria a través del mar, encarnando los valores de resiliencia, sacrificio y honor. En el marco de esta significativa fecha, el cabo segundo litoral Joaquín Méndez, uno de los miles de marinos que han pasado por sus aulas y exigentes rutinas, ha compartido una emotiva carta.
Dirigida a quienes ya han forjado su carácter en sus instalaciones y a aquellos que, con la aspiración de ingresar, buscan desvelar los misterios de esta "Escuela de altivos marineros", la misiva es un testimonio vivido del profundo impacto de la institución en sus vidas.
Una carta llena de orgullo y reflexión El cabo segundo litoral Joaquin Méndez inicia surelato con una introspección conmovedora: "Estuve recordando aquella noche donde la incertidumbre reinaba dentro de mi, llamo 'aqueIla noche' a la anterior al dia de mi acuartelamiento. .. esa vez que marcaria un antes y un después en la vida de quien escribe esta carta". Su recuerdo nos transporta al umbral de una nueva vida, una que transformaria su perspectiva y redefiniria sus prioridades.
Méndez continúa, describiendo el impacto de su llegada a la isla donde se asienta la escuela: "Para mi todo es nuevo, incluyendo la costa que abraza esta tierra, la cual ahora navego rumbo a una isla donde sin saberlo, forjaría mi anhelo a valorar lo simple de la vida. .. llámese simple a las cosas las cuales infravaloramos a diario por ser comunes: una ropa y toalla seca, la acogedora charla de una sobremesa con nuestros seres queridos en casa y entre otras cosas incluyo, la tranquilidad del silencio". Esta profunda apreciación de lo cotidiano, a menudo ignorado, es una de las primeras lecciones que la exigente formación naval inculca en sus alumnos.
Los anhelos que impulsan el servicio naval El cabo Méndez reflexiona sobre la diversidad de motivaciones que llevan a jóvenes a embarcarse en esta aventura: "Veo que la gente la cual se adentra conmigo a esta histórica Escuela de Grumetes, son guiados por el mismo impulso en su mayoria. Algunas motivaciones comunes son el servir a la patria, ser hombres y mujeres de armas, vestir un uniforme, convertirse en la mejor versión de si mismos. Otros simplemente guiados por su propia convicción, entre una y mil razones que nunca sabré, ya que a todos los motiva algo diferente", afirma el servidor naval. Esta pluralidad. 157 AÑOS FORJANDO LA GENTE DE MAR La tradición inquebrantable de la Escuela de Grumetes de sueños converge en un propósito común: la dedicación al servicio.
La rutina diaria en la Escuela de Grumetes es un desafío constante, diseñado para templar el espíritu y fortalecer el carácter. "Cada tiempo que paso en esta escuela siento que pertenezco más a ella, su extensa rutina es dura.
Si, lo sé. .. las mananas ahora suenan, nos despertamos alarmantes, listos para empezar nuestro dia con un desesperante baño de mar, el cual es simbolo de templanza, espiritu y fuerza mental. .. el mar es tan frio, que siento que a cada sumergida que doy vuelvo a renacer, eso hasta que siento la fuerza del que está al lado entrelazado de mi brazo, dándome la motivación necesaria para no desistir" relata Méndez. El "porrich" (desayuno) se convierte en el combustible indispensable para afrontar las largas jornadas, mientras que la camaraderia y el apoyo mutuo son esenciales para superar los desafios.
Jornadas que templan el espiritu y noches de reflexión El día a día en la Escuela de Grumetes está marcado por una intensa actividad académica y práctica. "Durante las mañanas y las tardes estamos en clases, aprendemos lo necesario para envolvernos en nuestro primer año naval, como unos mortales grumetes, empezando desde nuestras primeras guardias como zapatillas, hasta alcanzar finalmente el muelle con el nivelay desde el transbordador", describe el cabo Mendez. Las "faenas de chutes" con el camión, aunque exigentes, se convierten en momentos de compañerismo y aprendizaje, demostrando el espiritu de entrega de los grumetes.
Al caer la noche, la distancia de casa se hace palpable: "Al caer la noche, las luces amarillas de las calles y las casas que se logran ver desde esta isla hacia el otro extremo de la ciudad, me hacen desear estar en casa, con mi familia.. y esta vez si tener una conversación de mil horas, pero el interminable mar que me separa de aquello, me dice que aún no es tiempo y debo seguir con mi propósito. .. ", describe el cabo segundo litoral Joaquín Méndez. A pesar de la anoranza, la convicción de su propósito lo mantiene firme en su camino.
Incluso el descanso se convierte en un momento de introspección. "La cama que me asignaron no esta El entonces grumete Joaquín Mendez en el monitor Huascar. del todo mal, cada vez la gan o también el cuidador siento más cómoda para dormir, mi tiempo todo el dia está controlado, asi que mi único momento es este, el toque de silencio se ha vuelto un sonido envolvente, el cual es símbolo de finalizar un día extenuante, me hace reflexionar y me da la satisfacción del deber cumplido", relata Méndez, evidenciando cómo cada aspecto de la vida en la escuela contribuye a la formación integral. de un sueño ajeno", describe Méndez. Es en esas vigilias, especialmente durante los "cuartos nocturnos de cabo de luces", donde se forjan las amistades más sinceras y se comparten las conversaciones mas profundas. El cielo estrellado de la Isla Quiriquina, con su belleza nostálgica, se convierte en el telón de fondo de estas experiencias que perdurarán en la memoria.
Las noches, lejos de ser monótonas, están llenas de experiencias que forjan el carácter y el compañerismo. "Claramente no todas las noches son iguales, hay noches en que he sido un escalador, un payaso dando saltos, una planta a la que rieEl sacrificio y sus recompensas: el ethos del marinero Con un inmenso orguIlo, el cabo Méndez subraya el significado del uniforme: "Todo vale la pena cuando me pongo el uniforme y la gente me ve de manera distinta, ya que pareciera que todos se dan cuenta que cada cuello marinero es un emblema, de resiliencia, de sacrificio, de honor y de una historia que no ha sido contada", reflexionando en las miles de personas que han pasado por la "Escuela de altivos marineros". Este uniforme no es solo una vestimenta, sino un simbolo tangible de los valores inculcados y de una herencia de servicio que trasciende generaciones.
La carta del cabo Méndez culmina con una profunda reflexión sobre el camino recorrido y el futuro que le espera: "Esta noche camino con una incertidumbre en mi gallardo corazón, es si he vivido acorde a una vida virtuosa digna de un gente de mar, han pasado varios años desde que estuve viviendo en aquella isla, la recuerdo con afecto, pienso si alguna vez volveré y recordaré todo lo que fui. .. A estas alturas solo estoy enfocado en el final de mi viaje, olvidando el rastro y la historia que he dejado atrás, meditando en todos los momentos que no estuve ahi presente por el hecho de servir a mi pais. .. Esta noche camino recordando los días caóticos de aprender a tocar el pito marinero, esta noche me pregunto si quedará algún árbol en la Isla Quiriquina, después de tantas faenas de leña. .. Esta noche recuerdo a mis carretas que ya no están conmigo, esta noche recuerdo a mi familia y los que me apoyaron en mi decisión, esta noche recuerdo esas luces incandescentes que se veian desde el muelle, esta noche recurriré al logos y recordaré lo propio de nuestro SER; el ethos, la esencia del marino", senala con orgullo el cabo segundo litoral Joaquin Méndez.
Esta emotiva sintesis de una historia de servicio en la Armada de Chile, con la Escuela de Grumetes en la lejana Isla Quiriquina como epicentro, evoca los recuerdos y memorias de tantos servidores que han consagrado su vida a la Patria.
Con cada promoción, la Escuela de Grumetes "Alejandro Navarrete Cisternas" reafirma su compromiso de formar a la gente de mar que, con orgullo, luce los simbolos y las tradiciones de la Armada de Chile, manteniendo vivo el legado de los "altivos marineros" que han surcado nuestros mares por más de un siglo y medio..