Autor: MÓNICA RETAMAL
COLUMNA DE OPINIÓN: EL FUTURO NO ESTÁ EN CAMPAÑA
EL FUTURO NO ESTÁ EN CAMPAÑA Análisis Los programas presidenciales están repletos de promesas sobre pensiones, delincuencia o crecimiento, pero cometen una omisión preocupante: El futuro.
No hablo de una abstracción filosófica o un eslogan, sino como una categoría de acción política urgente y concreta. ¿Dónde están los planes que aborden el tsunami de la inteligencia artificial, el imparable cambio climático, el ineludible envejecimiento poblacional o la reconfiguración productiva global?; ¿ cómo diseñar políticas públicas que, con la vista más allá, nos permitan aprovechar las oportunidades que emergen y mitigar los riesgos que ya están sobre nosotros? El futuro ya no es lejano, es una realidad imparable que nos está golpeando. Por un lado, la inteligencia artificial podría ser mil millones de veces más potente en menos de una década, redefiniendo desde el empleo hasta la interacción social.
Por otro lado, la demografía nos empuja hacia una reconfiguración social profunda: en 2050, una de cada seis personas en el mundo superará los 60 años 31% en Chile (OMS, INE, 2023). A esto se suma que el 2023 fue el más caluroso jamás registrado, y las pérdidas económicas por eventos climáticos extremos en Latinoamérica se han quintuplicado en las últimas dos décadas (World Meteorological Organization). La evidencia internacional muestra que lo que distingue a los países que toman el futuro en serio son las estructuras institucionales que lo sostienen. Finlandia, Canadá, Singapur, Reino Unido y España no improvisan; han desarrollado instituciones anticipatorias robustas, con unidades especializadas y redes interministeriales diseñadas para integrar la prospectiva en su planificación pública. El caso de Canadá es notable: sus programas de upskilling en el sector público ofrecen capacitación sistemática en prospectiva, habilidades digitales y pensamiento estratégico, para preparar al Estado para escenarios complejos e inciertos. El mensaje es claro: hay que construir el futuro, no solo esperarlo. En Chile, aunque ha habido esfuerzos valiosos, la institucionalización de la mirada prospectiva no se ha consolidado.
Iniciativas como las de la Fundación Encuentros del Futuro, que ha promovido el foresight estratégico en debates sobre trabajo, clima y tecnología, o el ejercicio colectivo de Sofofa para identificar drivers de cambio y señales emergentes, son un gran aporte. Sin embargo, a nivel institucional, la Comisión Desafíos del Futuro del Senado o el Sistema Nacional de Prospectiva en la Ley de Cambio Climático aún carecen de atribuciones ejecutivas para articular políticas públicas.
Debemos dejar de mirar el futuro como una nebulosa distante y comenzar a construir bases institucionales firmes que nos permitan no solo sobrevivir, sino prosperar con resiliencia y visión en un mundo en constante y acelerada transformación. La incertidumbre no implica que no podamos proyectar, imaginar y planificar, porque el costo de no hacerlo es demasiado alto ¿ Estamos dispuestos a pagarlo?.