La Roma MEXICANA
La Roma MEXICANA ÁLVARO OBREGÓN. No estoy de paso, pero tampoco me quedo. Eso, que podría leerse como una declaración de principios, es lo que viven muchos de los habitantes de la Roma. Están aquí “pasando una temporada”, que es más que unas vacaciones y menos que una vida. Están viendo qué onda, qué pinta, qué pasa en el barrio de los nómadas digitales.
En pocos días cumplimos un mes aquí, instalado en el Cine México: así se llama este edificio, que alguna vez fue una sala con butacas rojas y carteleras gigantes y hoy es un complejo de departamentos, muchos de los cuales se ofrecen por temporadas vía internet. Pocos vecinos aún recuerdan las matinés, cuando los niños corrían por el lobby y los acomodadores usaban linterna.
Ahora todo ha cambiado, en la esquina hay una panadería con croissants de masa madre a 70 pesos mexicanos, a media cuadra venden tacos de suadero a 15, y a una cuadra queda la churrería El Moro.
Todo a corta distancia, en una mezcla tan surrealista como los murales de Saner o los grafitis con poemas de Mario Santiago Papasquiaro, ese poeta salvaje en el que se inspiró Roberto Bolaño para darle una nueva vida, otra más, al ex-DF. Esta, que es la ciudad del mundo con más museos, más guardaespaldas y más fans de Shakira. Este lugar del mundo que tiene su propia Roma. E l C i n e Méx i c o f u e construido en los años 40 y fue uno de los primeros cines modernos de la ciudad. Tenía capaEL MORO. Este local de churros se encuentra a 100 metros del tradicional Cine México. nos, con DJ alemanes que aprendieron español viendo Narcos. Nadie se asombra ya. Por eso, en algún momento, algún vecino dijo que todo se ha vuelto una Babel hipster. Y eso se nota en los primeros días de vivir aquí. Las construcciones de la zona tienen un barniz europeo, aunque solo sea por fuera. En Plaza Río de Janeiro, la réplica de David se mantiene desnuda y vigilante. Frente a él, un edificio art decó parece caerse a pedazos y nadie lo arregla. En la Roma, todo pasa a ser parte del diseño. Lo ruinoso también cotiza. Hay bares que simulan ser casas en ruinas, y hay casas en ruinas que funcionan como bares. No es mi primera temporada aquí.
Recuerdo que fue en otra estancia q u e c o n o c í l a C a s a Lamm, ese restaurante museo donde almorcé leyendo a Carlos Monsiváis, el cronista que entendía esta ciudad como nadie. Monsiváis no vivió en la Roma, pero escribió mucho de ella. Cerca de ahí aparece Octavio Paz, con su rostro grafiteado en una esquina de Colima, al lado de un código QR que conduce a su biografía en Wikipedia. Una parada semiobligada para los vecinos es ir al Cine Tonalá, donde el cine independiente todavía respira. Los viernes y sábados por la noche pincha ahí el DJ Juan M, un chileno que con la luz del día estudia un doctorado en la UNAM. Un mediodía camino por la Roma con Juan M, hablamos de planes y de posibilidades, que es lo que conversa la gente que anda por aquí. A un costado de la Plaza Luis Cabrera, en el Café Toscano Cabrera, nos cruzamos casualmente con Alejandro Zambra y Matías Bize. Los dos están conversando en una de las mesas de la terraza. Ni el escritor ni el cineasta chileno viven aquí en la colonia, pero vienen a la Roma. Y uno se los puede cruzar. RÍO DE JANEIRO. La plaza es un punto de referencia principal dentro de la colonia Roma. cidad para más de 1.000 personas y se levantó en los años de esplendor: la “Época de oro” del cine mexicano.
No dejo de pensar, cada vez que salgo por la puerta principal, que por ahí mismo miles y miles de chilangos entraban diariamente, ilusionados por la experiencia del cine, para ver películas de Cantinflas o María Félix o Pedro Infante.
Mi casa temporal está en la avenida Cuauhtémoc y técnicamente es de la colonia Doctores (cruzando la avenida ya estás en Roma). Sin embargo, los nuevos edificios que se están construyendo en la Doctores ya se ofrecen como parte de la Nueva Roma. Un fenómeno parecido al de Palermo, en Buenos Aires, donde la fuerza de un nombre se ha ido comiendo a los barrios vecinos. Frente a mi ventana está la avenida Álvaro Obregón, que es la cicatriz más característica de esta Roma. Los jacarandás estallan en violeta y los perros de la calle prácticamente te saludan. Paso por el café de la librería El Péndulo, donde alguien está escribiendo para una serie de TV y otra les toma fotos a sus chilaquiles. Me cruzo con turistas franceses, con freelancers colombiaVivir en la Roma no es solo postales. Es ver cómo un barrio se convierte en marca. Y como toda marca, corre el riesgo de convertirse en caricatura. Los afincados aquí, los que llevan más tiempo, los más fanáticos de la zona, son los que más te hablan de gentrificación, esa palabra que le sube el precio a cualquier zona donde cae. En la calle Orizaba, entre Colima y Álvaro Obregón, se extiende una suerte de corredor etílico que reúne desde mezcalerías artesanales hasta bares con pretensión de Berlín oriental. Hay uno que se llama como una estación de metro de París. Otro que, según la chica que prepara los tragos, pronto solo aceptará pagos con criptomonedas. Otro más donde, dicen, va Gael García Bernal cuando está en México. En uno de Desde hace varios años que la Colonia Roma es uno de los imperdibles en la Ciudad de México. Pero no solo es un polo gastronómico y hotelero, sino que ha sido elegido como uno de los mejores barrios para vivir en América Latina. Aquí mostramos cómo es pasar una temporada ahí. TEXTO Y FOTOS: Juan Pablo Meneses, DESDE MÉXICO.. avenida es la cicatriz más característica de la Roma. LUJO. Quioscos llenos de periódicos y revistas, una “novedad” para LUJO. Quioscos llenos de periódicos y revistas, una “novedad” para