Francisco Melo "Mi secreto ha sido atreverme"
Francisco Melo "Mi secreto ha sido atreverme" C on su metro ochenta y siete, el pelo corto pero la barba larga y cana, elástico y atractivo, Juan Francisco Melo Miquel, nacido el día del amor de 1966, estaciona su moto, raudo. Adentro hay revoluti, desde los mozos del café hasta los clientes: con su sonrisa ancha que lo precede, de pronto, es el Pancho Melo que todo el país conoce. Puntual, es un hombre sin aspavientos, a pesar de su fama. Con más de tres décadas en teatro, televisión y cine, este es un artista que, como camaleón, ha sabido reinventarse. Melo rara vez dice que no. Al parecer, le gusta atreverse, rehúye sus zonas de confort. Y en febrero, por un rato y sobre el escenario de Viña del Mar --trajeado y encorbatado--, enfrentó al Monstruo de la Quinta Vergara como coanimador junto a Karen Doggenweiler. El balance le fue amable.
Semanas después, aclara que, para él, la animación no es más que otra faceta de lo que siempre ha sido: un comunicador. --Y como comunicador, tengo ciertas responsabilidades, las cosas que digo y hago tienen impacto en otros. Como estar en el Festival de Viña, animando.
Esa noche me reconocí interpretando un rol, porque ese personaje se asemeja a uno, pero no es "Mi secreto ha sido atreverme" A SUS 59, CON TRES DÉCADAS DE OFICIO, ESTE ACTOR, PRODUCTOR Y ROSTRO TELEVISIVO AVANZA CON MADUREZ. AQUÍ, EVALÚA SU CAMINO, HABLA DE VOCACIÓN, IGUALDAD SALARIAL, CRISIS EN TELEVISIÓN Y DE CÓMO UNA OPERACIÓN DE CADERAS LO REENCONTRÓ CON SU REALIDAD. EN MAYO ESTRENA "ORO AMARGO" EN CINES. POR María Cristina Jurado. FOTOGRAFÍAS: Sergio Alfonso López Francisco Melo. Francisco Melo "Mi secreto ha sido atreverme". Francisco Melo "Mi secreto ha sido atreverme" uno. Hay truquillos que se aplican, y el que estuvo arriba del escenario no es el mismo que después llega a la casa y va a comprar el pan. Y claro, hay un check con respecto a mi participación en el Festival. Reflexiona: --Tiene que ver con que en Viña me propuse divertirme, o sea, pasarlo bien sin mucha presión, sin mucha responsabilidad, sin la necesidad de demostrarle nada a nadie. Nunca fue decir, chiquillos, miren, yo me puedo dedicar a esto, puedo ser el presentador de Viña. Se me propuso estar en un escenario muy potente, muy desconocido, de grandes dimensiones. Todo el mundo me decía "Vas al Monstruo". Y yo dije, ¿por qué no? --Y el monstruo no se lo comió. --Es que estaba muy bien apoyado, y además lo habíamos ensayado. Más allá de lo que podía pasar o no, yo sabía más o menos por dónde ir, entonces no me fue tan difícil.
Y además, está el sonopronter, que es fundamental, lo que te van diciendo al oído... ¡que es cada palabra! (... ) A esta altura, me he dado cuenta de que quiero atreverme a incursionar en espacios que salen de mi zona de confort, llámese teatro, cine, televisión, series. Uno puede hacer uso de su oficio en distintos soportes, uno es un comunicador. Y yo creo que mi secreto ha sido atreverme.
Francisco Melo, padre de una ingeniera comercial y un geólogo que estudia su doctorado en Austria --a quienes tuvo durante su primer matrimonio--, emparejado hoy con la actriz Daniela Lhorente, dice que siempre ha andado por la vida con una estrella en la frente.
En su adolescencia pensó en recibirse de ingeniero mecánico, porque el trabajo con fierros se le daba bien; pero una obra de teatro, vista por casualidad, cambió su rumbo para siempre. "Hay una estrella que me acompaña, mi mujer me lo dice y lo siento así.
De joven, yo entré a ingeniería mecánica, debería haber sido ingeniero, ¡y esto no puede ser más distinto! Pero hay un símil que a mí me parece interesante, que fue mi eje de entrada al teatro". Había elegido Ingeniería Mecánica en la Usach, porque le parecía una carrera que daba respuesta a su vocación: desde muy chico, Pancho Melo era un as para el trabajo manual, le interesaban madera, fierros, acero. Inventor desde pequeño, construía y deconstruía con pasión. Pero un día de los años 80 fue a ver "Los Payasos de la Esperanza", en el Galpón de Los Leones, y salió transportado. Algo poderoso le había hecho clic. --Esa obra me marcó y me estimuló a estudiar teatro. Más allá del arte, lo que me llamaba la atención era querer saber cómo funcionaba el teatro, yo quería ver detrás de la escena, saber qué pasaba atrás, cómo la obra se armaba. Tenía que ver con mi interés en la mecánica, con conocer el funcionamiento de las cosas. Yo siempre quise saber cómo funcionaban las cosas, y por eso me hizo sentido. Melo abandonó la Usach y entró a la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile igual como se inicia un viaje, con sentido de aventura. Nunca se ha arrepentido: después de casi cuarenta años, sigue viajando. Convirtió sus dotes manuales en un hobby y una reflexión de vida: --Yo sigo teniendo mi tallercito donde me gusta arreglar cosas, tengo herramientas, maderas, conservo algo de constructor. Y uno construye también en el teatro, porque una obra puede perdurar en el tiempo.
Hay símiles claros que he encontrado en este gusto que tengo yo por crear, construir, arreglar, conocer, hacer funcionar cosas. --En algún minuto su sueño era ser un gran carpintero. --Sí, siempre fui el que arreglaba las cosas en mi casa. Fui creando mi cajita de herramientas y ahora tengo mi tallercito en mi casa. La madera me encanta, porque es limpia. De chico me gustaba arreglar autos y motos en mi casa, pero era un trabajo grasiento, prefiero la madera.
Una de las cosas que veo en YouTube son los ensambles.. Francisco Melo "Mi secreto ha sido atreverme" Cuando hablo de un carpintero de excelencia, me encantaría saber exactamente dónde uno pone el serrucho o cómo se pone el formón para cortar. Todo eso me parece de una belleza que tiene que ver con la naturaleza, con sensibilidad y armonía. La carpintería tiene su unión con el teatro en su parte creativa, creativa, ¿no? Exacto. Porque, en el caso del teatro, la voz, la dicción, la forma de pararse, la memoria, son como las armas de un carpintero que armó una mesa. Me gusta el concepto del teatro como mi oficio que uno va perfeccionando en el tiempo, conociendo y usando las herramientas herramientas que va encontrando en el camino. En la Escuela te enseñan distintos métodos, te enseñan a conocer tu cuerpo, te enseñan métodos métodos de postura, te enseñan Stanislavski, Brecht, Meyerhold. Pero, según va pasando el tiempo, uno de alguna forma va seleccionando las herramientas que a uno le acomodan o con cuáles uno se siente más cómodo. No es para todos igual.
Reflexiona, después de 35 años de carrera: En la actuación, yo siento que tengo herramientas, y a veces me dejan de funcionar, y a veces tengo que afilar un poquito mejor, porque están un poquito desgastadas. Entonces, hay un símil muy bonito con el cómo uno construye y cómo uno crea un personaje, cómo uno lo hace vivir. Y claramente, hay herramientas que a veces uno tiende a reutilizar y necesita aprender a tener sesiones nuevas, a arriesgarse un poquito. Pero hay un símil con todo esto de la construcción construcción creativa.
De llamativa estampa, rostro anguloso muy útil en las artes dramáticas y heredero “del cuerpo de mi abuela Francisca San Juan, una vasca muy vasca, flaca y alta”, Francisco Melo anduvo siempre por la vida como un hombre de fisico elástico y buena salud. Pero un día de 2018 tuvo un aviso. Algo le pasaba y transformaría su realidad cotidiana para siempre: La génesis fue muy rara.
Sin entrar en el mundo de las redes sociales, me hice famoso en una época, sin quererlo, por un meme donde yo rompía todo en una casa, en una teleserie que se llamaba “Isla Paraíso”. Se hizo un meme donde salgo rompiendo todo y dando dando vueltas un sillón.
Y yo, al hacer esa escena, al dar vueltas el sillón y todo lo que esa escena exigía, sentí que me había dolido mucho la espalda, como que sentí un tirón muy fuerte y casi quedo inmóvil. Llegué al camarín y un amigo mío, Andrés Velasco, me dice, a ver, tiéndete en el suelo, te voy a estirar un poco la espalda. Y él, al estirarme estirarme la espalda, me obliga a acercar las rodillas al pecho, y el dolor que sentí en las caderas fue muy raro. Y ahí me di cuenta que venía cargando un dolorcillo como en la zona de las caderas. Yo ando en nioto en la vida y cada vez que subía o bajaba de la moto, tenía cierta molestia. Y ahí el dolor apareció, fuerte. Ignoró su seriedad, pensando que era pasajero. Hasta que llegó la pandemia. En 2022 percibió un aumento de sus dolores, especialmente especialmente cuando subía o bajaba de su moto. A pesar del encierro obligado, obligado, no se calmaban. Tuvo que aceptar que, a sus 56, sus huesos ya no eran los mismos; también recordó que las afecciones óseas siempre estuvieron presentes en su familia. Le costó su nueva realidad invalidante invalidante ahora se movía con más cuidado, porque, como siempre, estaba lleno de planes de trabajo: Melo es uno de los actores en Chile que raramente está sin proyectos. Como parte del elenco estable de Mega, y sin nunca haber dejado de hacer teatro y cine en su larga trayectoria, parece un artista tocado por una varita mágica. El diagnóstico médico fue lapidario: sufría de artrosis bilateral de caderas, y una cirugía de reemplazo con prótesis le era imprescindible. imprescindible. La pandemia en 2022 le fue providencial. Lo obligó a concentrarse en su operación y, apoyado con un intenso plan de kinesiterapia, caminó en poco tiempo. Después de tres años, ha recuperado su agilidad. Sigue circulando en moto. Más allá de que estoy bien, yo no soy muy cuidador de mi cuerpo. cuerpo. Un poco me cuido, pero de ejercicio, nada. Y por eso me siento muy culpable. (... ) Con una operación como la mía, mecánicamente hablando, muscularmente hablando, quedas muy deprimido y tienes que recuperar. Es un proceso, y para eso necesitas mucha kinesiterapia. kinesiterapia. Mi objetivo era estar bien a los seis meses, porque necesitaba empezar una teleserie. ¡Y a los seis meses ya estaba listo! Me enfoqué. enfoqué. En gran parte de ese 2022, no hice nada más, me dediqué solo a esto. ,Fue traumatizante en plena pandemia? Mucho menos de lo que yo pensaba. Me obligó a entrar en silencio, y fue como dedicarse básicamente a uno, a reconocer su cuerpo. Mi mayor problema tenía que ver con una cosa muy personal, personal, que a mí no me gusta dormir de espalda. Y el problema era que, operándome las dos caderas al mismo tiempo, tenía que dormir de espalda, porque no podía darme vuelta para ningún lado. Entonces, de esa forma”. Aprendió a escucharse: ahí tuve que aplicarme, y fue muy difícil, fueron por lo menos dos meses. Enfrentó su posoperatorio consciente de que tenía que volver a trabajar y que, por eso, necesitaba recobrar su ductilidad corporal. Se aplicó. “Me ayudó concentrarme en mí mismo. Una experiencia muy personal que miro como un aprendizaje en varios sentidos. Y además, me sentí mejor, me dejó de doler, porque antes me dolía harto, más de un lado que del otro.
El otro lado pudo haberse postergado, postergado, pero el doctor me dijo, esa cadera se va a hacer sí o sí, ¿la quieres hacer altiro? ¡ Y le dimos altiro! Con todos los pros y los contras que tiene una operación Hoy siento que cargo con ciertas limitaciones. A nivel profesional, profesional, estoy atento en cuanto a lo que puedo realizar y a lo que no. Me obliga a estar en mi cabeza. A esta altura del partido, no es bueno que yo trote, o corra mucha distancia, ni ningún ejercicio de impacto. Eso implica que si hay una escena en que tengo que salir corriendo, la pienso. Y esta limitación en un actor histórico como usted, ¿incomoda ¿ incomoda a los directores? No, porque es súper marginal. Pasa lo mismo con fumar: hay gente que dice: yo no fumo. Yo empecé a fumar a los 40 años, por una obra de teatro y de huevón, pero me costó mucho salir.
Y antes de esta operación, dije, no fumo más. ¡Y ya llevo 4 años! Y para la película que viene en mayo, “Oro Amargo”, mi personaje fuma como carretonero, pero no es de verdad, porque fumo cigarrillos de hierbas. Mi personaje tenía que fumar mucho, porque es un minero que está en la profundidad del abismo. Ayuda mucho que fume, complementa su carácter. Yo sentí que el cigarrillo, en este caso, era un súper buen aporte. Su operación lo hizo reflexionar sobre la edad y la profesión teatral. teatral. Los actores somos viajantes y tenemos que ¡ r acomodándonos a las zonas que nos lleguen en la travesía. Somos sobrevivientes. Hablo desde el lugar de los actores, no desde mi lugar de privilegio”.. Francisco Melo "Mi secreto ha sido atreverme" --Existen señales que te van acompañando en este viaje. Si hay una nueva teleserie o un proyecto, te das cuenta que tú eres el mayor del equipo. En algún punto empiezas a estar como en la primera línea en relación con la edad. Yo hacía los cálculos que, cuando entré a Teatro, había gente como Eduardo Barril, que era menor de lo que yo soy ahora y uno los veía como señores grandes. Pasa muy de repente y es bien personal. Y es sorpresivo, un poco como quién es ese viejo que está en el espejo, como dijo alguna vez mi padre, mirándose en uno.
Y uno piensa, ¡pero si hace diez minutos yo estaba recién entrando a Teatro o a la televisión... ! Y uno vuelve a eso que se repite tanto, que la vida es corta, que pasa rápido y hay que aprovecharla. Uno lo ha escuchado mil veces, pero cuando uno es mayor, uno lo constata. La vida pasa rápido.
Filmando en Pirque y viñas de la zona central para "Los Casablanca", su actual teleserie en Mega, o como un solitario pirquinero en los parajes lunares del desierto de Atacama para "Oro Amargo", filme del que es protagonista y productor ejecutivo --otra de sus vetas-y que se estrenará en cines nacionales el 8 de mayo, el tiempo no le da abasto a Francisco Melo. --Está en pantalla y en las tablas desde 1990. ¿Se cansa a veces? --Sí, a veces me canso, me dan ganas de acotar los tiempos. Cuando uno tenía 20,30 años, hacía televisión, teatro en la noche, después ensayaba en la otra obra y tenía función después del ensayo. Ya no, ahora valoro mis horas de ocio, de hogar, que siempre fueron mi fuente de energía. Soy un tipo súper poco sociable; la fiesta grande, el cumpleaños, me cuestan. Y he aprendido a respetarme en eso. Si alguien dice que soy fome, ¡digo que me encanta ser fome! Habla del teatro, que lo apasiona. --Mi periodicidad en teatro ha bajado considerablemente. Hago solo obras determinadas, estuve con la Paola (Volpato) y el Felipe (Castro) en "El Riñihuazo", en el sur. Mantengo también "Los fantasmas borrachos". "La clausura del amor" la hice con la Dani (Lhorente), dirigidos por Alfredo Castro. Y es que, antiguamente, uno podía pensar en temporadas de un mes, dos meses. Ya eso no existe. Ahora son 15 días, y eso es muy frustrante para un actor.
Trabajar dos meses para armar un personaje, el trabajo, el ensayo, el descubrimiento, la búsqueda, los miedos, porque el fenómeno teatral se completa solo con el espectador en la sala. ¡Para 15 días! Son hijos que viven muy poco. --¿ Y cuál ha sido su gran motor? --Mi adicción son las ganas de encontrar el placer cuando uno actúa, que son momentos mínimos. Cuando me preguntan, ¿qué prefieres, el teatro, el cine, la televisión? Yo respondo: actuar. A mí me gusta actuar, da lo mismo el soporte. Momentos en que uno encuentra un placer que genera adicción, cuando existe armonía, una conexión global entre personaje, texto, idea, cuerpo, y aparece la emoción y uno se conecta. Eso es muy adictivo y ese es mi motor, la búsqueda de ese placer exquisito. Francisco Melo es un actor fogueado en todos los soportes.
La televisión lo ha acogido por décadas, primero en TVN y, desde hace diez años, en Mega. --¿ Cómo le afecta la crisis de los canales de televisión? --Yo soy un tipo que ha logrado mantenerse en la televisión por muchos años, casi ininterrumpidamente. Es muy raro. Pero veo cómo cambió, especialmente desde el 2000, el escenario laboral para un actor en Chile. Fue feroz cuando las televisiones empezaron a perder su capacidad para generar proyectos, porque aparecieron las otras plataformas, las redes sociales, y la torta publicitaria se tuvo que repartir. Ahí los canales se inmunizaron, ya no existieron la guerra ni las grúas. Hoy existe un solo canal que realiza teleseries, Mega, que ha mantenido un área dramática que logra producir 3 teleseries al día. La idea dramática está aún floreciendo, pero existe la crisis que está viviendo el canal, que lo entienden ellos más que nadie, pero no sabemos para dónde va a ir. --¿ Le preocupa? --No. Los actores somos viajantes y tenemos que ir acomodándonos a las zonas que nos lleguen en la travesía. Somos sobrevivientes.
Hablo desde el lugar de los actores, no desde mi lugar de privilegio. --Ha defendido la igualdad hombre y mujer. ¿Y la igualdad salarial en televisión? --El tema de los sueldos es un secreto extraño, incómodo y bastante pelotudo, porque no hablamos directamente de cuánto se gana. Me parece que el mejor ejemplo es poner a la Paola (Volpato), con quien somos compañeros de siempre, entramos juntos a Teatro y hemos hecho un camino por la vida. La Paola es increíble, extraordinaria, ¿por qué ella puede ganar menos que yo? No tiene ningún sentido, ninguna lógica. No es que los hombres vendan más o menos: es arrastrar un machismo de cuando los hombres tenían más poder de negociación o mayor valoración cultural en relación con las mujeres. En épocas de las cavernas. Los hombres y las mujeres somos iguales.
De "Oro Amargo", a punto de estrenarse, dice que "se sale del eje típico de lo que uno puede hablar del cine chileno. (... ) Una historia que tiene que ver con el oro, el valor del oro, reconocer el oro como espacio para mejorar tu vida.
Pero al mismo tiempo el oro puede ser amargo, porque donde hay oro el diablo mete la cola". Mientras cierra esta mañana, Francisco Melo habla de Chile. --La sensación reinante de lo que estamos viviendo es la desconfianza. (... ) Desconfianza a nivel político, social, laboral.
La desconfianza es la polera que yo llevaría en este momento, sería mi carta de presentación en el Chile de hoy. (... ) Desconfianza con respecto al mundo político y que atraviesa al Gobierno, pero también al Congreso. Y nos obliga a nosotros como votantes -porque es ahí que de verdad uno tiene el poder--, y es una invitación a ser más rigurosos con el voto. Yo creo que Chile necesita un mejor votante, un votante más serio, más informado que inteligente. Para tener un mundo político más a la altura. n "Oro Amargo", su nueva película, fue rodada en el desierto de Atacama, bajo un sol inclemente. Se estrena el 8 de mayo..